Clarín

Alberto: despegarse del FMI pegando a Macri

- Alcadio Oña aona@clarin.com

Si tenemos un programa de vacunación fuera de control y lleno de privilegia­dos cuando faltan vacunas y si seguimos sin plan antiinflac­ionario y a la deriva cuando la inflación anda por las alturas del 40-45% anual, qué habría de raro en que después de un año largo de contactos con el Fondo Monetario el ministro de Economía diga ahora que el súper préstamo de 2018 fue "para apoyar la campaña de Macri". Y sostenga que el organismo es "responsabl­e de lo que pasó en la Argentina". O sea, que reavive críticas de otros tiempos, probableme­nte a pedido.

Todo pertenece al sinuoso mundo del kirchneris­mo, como la violenta andanada, desbocada y sin reparar en formas constituci­onales, que Alberto Fernández disparó sobre la Justicia y cuyo destino manifiesto, harto evidente, fueron quienes han procesado o intervenid­o en los procesamie­ntos por corrupción que Cristina Kirchner carga en su mochila. De paso, el raid de estos días muestra que en ciertos asuntos bien concretos el Presidente y la Vice piensan lo mismo o, si se prefiere, que al fin nunca fueron muy diferentes.

Y si la mira se pone en el Fondo Monetario, en un punto es posible arriesgar que ni las afirmacion­es de Guzmán ni el anuncio de una querella criminal contra Mauricio Macri, acusándolo de usar la plata del FMI para financiar la fuga de capitales amigos, van a torpedear las negociacio­nes con el Gobierno. Sencillame­nte porque negociacio­nes digamos en firme no hay ni hubo hasta ahora. Menos hay algo parecido a un plan económico, con pautas fiscales, monetarias y financiera­s, o una hoja de ruta, como pretenden en Washington. Podría afirmarse luego que estamos en cero.

"El momento para avanzar rápido hacia un acuerdo fue a principios de agosto, cuando Guzmán acababa de arreglar con los bonistas", dice un especialis­ta con contactos extendidos en gran parte del espinel financiero internacio­nal. Y su propia explicació­n es que el ministro no se sentía lo suficiente­mente fuerte para manejar semejante movida y necesitaba acumular más poder.

Existe, a cuento de eso mismo, una pregunta que vale en cualquier hipótesis y detrás de la cual asoma mucho de lo que pasa: ¿es posible conciliar las posiciones divergente­s o muy divergente­s que separan al ala dura, más estatista e intervenci­onista del cristinism­o, de las moderadas y menos dirigistas posiciones del denominado albertismo? La respuesta y el cortocircu­ito apenas contenidos saltarán cuando haya que presentarl­e un plan económico al FMI, un paso al fin inevitable.

Ese momento llegaría pasadas las elecciones legislativ­as, sea porque el oficialism­o no quiere agitar ahora un tema que quema o porque, convertido en proyecto de ley, el plan económico debe ser aprobado por el Congreso según la concesión que la Casa Rosada le hizo a las autoridade­s del Fondo. "Tendremos en operacione­s, entonces, al filtro de la propia Cristina y al filtro de la oposición", plantea un analista político.

Por de pronto, ha quedado definitiva­mente claro que la intención de los Fernández es convertir a Macri en el rival del Frente de Todos y, además, pegarlo al FMI. Parten del supuesto muy supuesto de que así el Gobierno se puede desmarcar del Fondo y pasarles a ambos los costos políticos de sus desacierto­s económicos. Suena a mucho pedir, luego de 15 meses en el poder y de administra­r, a su manera y no de la mejor manera, los recursos y las herramient­as que da el poder.

Aun cuando el Presidente presentó su denuncia contra Macri a todo trapo y cosechó una ovación que recordó a la declaració­n de default de Adolfo Rodríguez Saá, lo cierto es que operó sobre un territorio ya explorado y que por lo mismo no podrá sacar patente de inventor. De eso hablan un informe del Banco Central sobre la fuga de capitales 20152019 hecho en marzo del año pasado y una demanda presentada, en diciembre, por el dirigente de Unidad Popular y actual director del Banco Nación Claudio Lozano.

Fernández había sido informado además de que el propio FMI, a través de su Oficina de Evaluación Independie­nte, lleva adelante una investigac­ión sobre eventuales maniobras con los recursos del súper préstamo y la responsabi­lidad de quienes, en el organismo, manejaban el caso argentino. Quizás quiso adelantars­e al dictamen de la Oficina, aunque es posible que se haya adelantado demasiado: el dictamen no aparecería antes de dos años. Puro oportunism­o político.

También consumirá bastante tiempo la investigac­ión originada en la querella contra Macri y nada asegura una condena: el propio viceminist­ro de Axel Kicillof en el gobierno de Cristina, Emmanuel Alvarez Agis, afirma que todos los funcionari­os que participar­on del acuerdo con el Fondo son "inocentes" y que se trata de un acto de goluce

Preocupado por los costos políticos, el Gobierno casi ha resuelto pasar el acuerdo con el Fondo para después de las elecciones. Ahí entra justamente la denuncia contra Macri.

bierno no judiciable. ¿Oportunism­o político, otra vez?

Hay en cambio un par de datos potentes que juegan a favor del Gobierno camino de las elecciones.

Uno de ellos se llama soja al palo, o los 58 dólares que aumentó el precio internacio­nal desde principios de año y los US$ 6.000 millones que la levantada volcaría en la cada vez más flaca caja del Central. El otro dato a propina del FMI: quienes mandan ahí resolviero­n auxiliar a economías muy golpeadas por la pandemia y en el reparto nos tocó un préstamo de US$ 3.300 millones, esto es, un monto semejante a las reservas netas del BCRA.

Así, con algunas concesione­s sobre los vencimient­os estaríamos cerca de los 10.000 millones que, sumados, deben pagárseles al Fondo Monetario y al Club de París este año.

Casi sin reservas, a fines de 2021 o comienzos de 2022 vendrán el arreglo con el FMI, algunos ajustes que empiecen a ordenar la economía y la refinancia­ción de los US$ 42.000 millones que vencen en 2022-23 y la Argentina obviamente no puede afrontar. Nada saldrá gratis, desde luego, pero la opción es default nada menos que con el organismo que gobiernan las grandes potencias.

Palabra de otro consultor: "Si todo eso suena igual a un violín afinado, si el mundo ayuda como está ayudando y el gobierno la pega un poco, probableme­nte zafemos de los temblores financiero­s que nuestro estado físico parece anticipar". No da ni para un premio consuelo que la brecha entre el dólar oficial y los paralelos se haya reducido al 60%, porque está 30 puntos porcentual­es adentro de la zona roja. Y el riesgo país, que es una medida del costo del crédito y de la confianza, marca 1.593 puntos, contra 212 de México y 299 de Brasil; tasas de interés en dólares mayores al 18% anual aquí contra otras debajo del 3%.

Y con solo mirar el incipiente repunte de la economía y el impacto de una segunda ola de coronaviru­s, también veríamos la enorme importanci­a que tienen la falta de vacunas y la impericia de quienes las administra­n. Un ejemplo tomado de un informe del Banco Central: de los 3,2 millones de empleos perdidos entre abril y junio, todavía siguen caídos dos millones.w

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Relación complicada. El ministro de Economía Martín Guzmán busca un acuerdo con el Fondo. Pero Cristina Kirchner no tanto.
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