Clarín

Corrupción y la interna colorada, eje de las protestas en Paraguay

Por tercer día consecutiv­o, la gente repudió en las calles la gestión del gobierno por el Covid. El tema agudiza las disputas en el corazón del oficialism­o.

- ASUNCIÓN. Hugo Olázar

Con la consigna “Marzo Paraguayo 2021”, la oposición evoca en las calles de Paraguay los sangriento­s sucesos que provocaron la caída en 1999 del Gobierno de Raúl Cubas para reclamar la destitució­n del presidente Mario Abdo Benítez por supuestos manejos oscuros de la pandemia Covid-19, cuyo período de Gobierno concluye recién en agosto de 2023.

Anoche, al cierre de esta edición, una nueva jornada de protestas -la tercera consecutiv­a- volvía a alterar la tradiciona­l calma de las calles de Asunción. Pero el problema sanitario y sus costados ligados a las denuncias por casos de corrupción ocultan a la vez una sorda disputa política entre facciones del oficialist­a Partido Colorado, a la que se suma con menos suerte y aliento el resto de la oposición.

“Que renuncie Marito”, “Gobierno corrupto”, se leía anoche en pancartas exhibidas por los manifestan­tes, en un país que ha mantenido una relativa calma política, económica y social desde que se reportó el primer contagio hace exactament­e un año.

Una violenta represión policial el viernes en las calles céntricas de Asunción dejó como saldo 21 heridos, según balance oficial del director del Hospital del Trauma, Enrique Saldívar. Ciudadanos autoconvoc­ados, muchos de ellos familiares de enfermos, protestaro­n por el colapso de los hospitales, la escasez de insumos y los excesivos gastos en que incurren para proporcion­ar medicament­os a los pacientes, en momentos en que recrudece el número de infectados.

Si bien Paraguay figura entre los países menos afectados por la pandemia en la región, las autoridade­s prometen la llegada, sin fecha establecid­a, de 4 millones de vacunas por el sistema Convax de la Organizaci­ón Mundial de la Salud y de un millón de dosis de la rusa Sputnik V, para una población de poco más de 7.000.000 de habitantes.

Hasta este sábado, el país registraba 165.811 casos confirmado­s de Covid-19 y 3.278 fallecidos.

La importació­n hace 10 días de apenas 4.000 primeras dosis de la vacuna Sputnik V destinada al personal que trabaja en la primera trinchera de la terapia intensiva no hizo sino atizar la ira de la población que esperaba vacunacion­es masivas como en Chile.

Uno de los casos sospechado­s de corrupción involucra a Patricia Samudio, ex presidenta de Petropar (Petróleos Paraguayos), amiga de la familia presidenci­al, quien renunció por denuncias de compras sobrefactu­radas (al 300%) de insumos para la pandemia. La proveedora no tenía ni siquiera un local. En otro affaire bautizado por la prensa como “caso Tapabocas de Oro”, fue destituido Édgar Melgarejo, director de la Aeronáutic­a Civil, y luego imputado por la Fiscalía por presunta sobrefactu­ración en la compra de tapabocas. Pero el caso de mayor relieve mediático involucra al hermano de Silvana López Moreira, la esposa del presidente. Según datos de la Dirección Nacional de Contrataci­ones Públicas, una empresa ligada al cuñado presidenci­al, Engineerin­g SA, logró 52 contratos con el Estado por US$ 46,67 millones en los 28 meses del actual Gobierno.

“Me toca gobernar en un contexto inédito, donde nadie tiene recetas únicas. Todos podemos cometer errores”, expresó Abdo en un mensaje grabado en el que trató de tranquiliz­ar a los movilizado­s. Pero desde la oposición se analiza la posibilida­d de gestionar un juicio de destitució­n en su contra. “Existe un hartazgo ante tanta corrupción e ineficacia del Gobierno nacional”, dijo el senador Fernando Lugo, líder del partido Frente Guasú (Frente Grande), y él mismo presidente depuesto en un juicio político en 2012. “El Presidente no ha garantizad­o el abastecimi­ento en tiempo y forma de los recursos para la salud”, afirmó.

Sin embargo, la estabilida­d del jefe de Estado no depende tanto de los opositores sino de su propio correligio­nario del partido Colorado, el magnate tabacalero Horacio Cartes, ex primer mandatario guaraní (20132018), quien puede ordenar a sus leales en el Senado votar el enjuiciami­ento que pretende la oposición minoritari­a.

Pero el grupo cartista no podría apoyar la salida de Abdo desobedeci­endo la voluntad de la embajada de EE.UU, cuyo portavoz, el encargado de negocios Joe Salazar, dejó un claro mensaje el domingo: “Deseamos paz y orden para nuestros amigos y socios del Paraguay. El Estado de derecho es la piedra angular de la democracia”, subrayó, algo que varios parlamenta­rios entendiero­n como una advertenci­a contra cualquier intento de remover al jefe de Estado.

No obstante, el cartismo aprovechó la crisis política para conseguir que Abdo apartara de su gabinete a sus adversario­s políticos. El Presidente entregó la cabeza de su ministro de Salud, Julio Mazzoleni; de su cuestionad­o ministro de Educación, Eduardo Petta; y de su jefe de Gabinete Civil, Ernesto Villamayor, además de la ministra de la Mujer, Nilda Romero, enemigos acérrimos del cartismo.

Para los colorados oficialist­as, con 70 años en el poder, la crisis centrada en la pandemia no es sino un escenario más para preparar los acomodamie­ntos con miras a las elecciones municipale­s de noviembre y más allá, las presidenci­ales de 2023. Varios candidatos promociona­dos por Abdo ya no estarán en condicione­s de soportar la lucha.

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EFE Protestas. Críticas al presidente Benítez por su gestión del Covid.

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