En medio de las marchas en Formosa, Fernández ratificó su apoyo a Insfrán
Gobernador hace 25 años, les dijo que su sistema de salud no está preparado para un brote de Covid-19.
Un abrazo y una palmada, igual al que recibieron otros gobernadores que llegaron al Museo del Bicentenario de la Casa Rosada a firmar un convenio para la prevención de la violencia de género, fue lo que recibió ayer Gildo Insfrán, el gobernador formoseño, de parte del presidente de la Nación, Alberto Fernández. Eso es lo que se vio en el acto que se transmitió por TV.
Pero al rato, el Presidente tomó del brazo a Insfrán, uno de sus principales aliados políticos, y lo invitó a “tomar un café” a su despacho en el primer piso de la Casa de Gobierno.
En ese momento, el Presidente e Insfrán hablaron brevemente sobre las protestas que desde hace días pueblan las calles de su provincia, motivadas por la orden de volver a la fase uno del combate contra el coronavirus, que implica el cierre total de la actividad en las principales ciudades formoseñas.
La conversación de Insfrán, y el café prometido por el Presidente, siguió después en el despacho del Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Allí Insfrán repitió el argumento que sostiene desde hace días en las conversaciones con los funcionarios nacionales, y que había desplegado unos minutos antes frente al Presidente.
El gobernador, que hace y deshace todo en su provincia desde hace 25 años, dijo que el sistema sanitario formoseño no está preparado para soportar un brote de la enfermedad.
Insfrán es responsable de esa precariedad, y ahora admite que esa carencia le impide tratar la salud de los formoseños como se debe.
En el despacho de Cafiero, Insfrán recibió una respuesta que buscaba: que la decisión sobre la situación sanitaria la definen los gobernadores.
La decisión de volver a las restricciones a la actividad en Formosa ya provocó protestas en la capital provincial que se extendieron durante cuatro días y que desde el domingo fueron encabezadas por dirigentes de Juntos por el Cambio como Patricia Bullrich o el senador Luis Naidenoff.
Por la noche, en una entrevista con C5N, el Presidente apeló a la misma fórmula que había insinuado el viernes, cuando dijo que condena la “violencia institucional”. Sin embargo, apeló a una suerte de “Teoría de los dos demonios” urgente, al decir que debían terminar tanto la violencia institucional como la protesta desmedida.
El Presidente no mencionó al gobernador Insfrán como responsable de la represión de la policía formoseña de la semana pasada. La alusión laxa a la violencia institucional es, en los hechos, la ratificación del apoyo a un gobernador que, ya desde la campaña, siempre se mostró como uno de los mandatarios del peronismo más cercanos a Cristina.
Ayer, antes de una nueva protesta popular en la capital formoseña -que también se replicó en Clorinda- el presidente del bloque del Frente de Todos en la Cámara Alta, José Mayans, acusó a la oposición de Juntos por el Cambio de estar “buscando un muerto” en esa provincia. Mayans es una suerte de vocero político de Insfrán en Buenos Aires y dijo: “Las agrupaciones nuestras no van a seguir el juego de ellos ni aceptar las provocaciones. Lo que están buscando es tener un muerto. Están provocando de todas maneras”.
Mayans, en ese sentido, le apuntó directamente a Bullrich, presidenta del PRO, quien el domingo viajó a Formosa y participó de la marcha junto con Naidenoff. La comitiva de la exministra de Seguridad de Cambiemos también la integraron los diputados Waldo Wolff y Ricardo Buryaile.
De manera similar, la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic había dicho que hay “un ensañamiento con el gobierno de Insfrán y es inadmisible”.
Ayer, por otro lado, Amnistía Internacional Argentina pidió que Formosa ponga “fin a las violaciones a los derechos humanos”.w