Adiós al líder socialista
MIGUEL LIFSCHITZ
El ex gobernador santafesino estaba internado por Covid en Rosario. Tenía 65 años.
Es la segunda pérdida de una figura de primera línea en el Partido Socialista (PS) en menos de un año. Miguel Lifschitz falleció ayer en Rosario, tras haber contraído coronavirus. Había edificado su carrera pública al lado de Hermes Binner, el primer gobernador de ese color político, quien falleció en junio de 2020 tras una larga enfermedad.
Lifschitz heredó de Binner el municipio de Rosario en 2003 y lo mantuvo en su poder durante ocho años, antes de saltar también a la Gobernación de Santa Fe en 2015, previo paso por el Senado provincial. También había heredado de Binner su reconocido perfil de político dialoguista.
En 2019 cumplió su mandato de gobernador y fue electo diputado provincial. El más votado en ese rubro, pese a la caída de su partido en la pelea por el gobierno santafesino, que quedó en manos del peronista Omar Perotti. Presidía la Cámara baja cuando se cruzó con la pandemia cruel. Dio positivo el 11 de abril y pasó una semana aislado junto a su pareja, la diputada provincial Clara García, antes de que tuvieran que internarlo en el Sanatorio Parque de Rosario, donde permanecía en terapia intensiva desde el 21 de abril.
Nacido 65 años atrás en la Cuna de la Bandera, era descendiente de inmigrantes judíos por vía paterna. Creció en el barrio Martin, junto a las costas del Paraná, y ya en el secundario, que cursó en el Instituto Politécnico Superior, se unió al Movimiento Nacional Reformista que orientaba Guillermo Estévez Boero, el fundador del Partido Socialista Popular.
En 1979, plena dictadura, se recibió de ingeniero civil en la Universidad de Rosario, y durante los diez años siguientes se desempeñó en la actividad privada. En el 89 el socialismo consigue su primer triunfo resonante en Rosario, de la mano de Héctor Cavallero, y Lifschitz se convierte en director de general de Vivienda. Primer eslabón de su larga trayectoria.
A fines de los 90, ya con Binner al frente del municipio, aprendería a actuar de polifuncional: fue secretario general, de Servicios Públicos y coordinador de Gabinete. En 2003, como candidato del Frente Progresista que el socialismo armó junto a radicales, demócrata progresistas y partidos menores, Lifschitz se convirtió en intendente. Cuatro años más tarde obtuvo un contundente triunfo al postularse para reelección. El 57% de los votos que obtuvo entonces fueron clave para que su mentor consiguiera el triunfo a nivel provincial y destronara al PJ después de 24 años.
Como intendente, avanzó en la recuperación urbana de terrenos ubicados junto al río y en proyectos turísticos. Además, le tocó organizar el Tercer Congreso de la Lengua Española, en diciembre de 2004, cuando el emblema del humor rosarino, Roberto Fontanarrosa, desató las risas del auditorio con su famoso discurso de “las malas palabras”. La continuidad de la gestión en salud fue lo más destacado de sus dos mandatos, como sucedería más tarde en su paso por la Gobernación, que en 2011 quiso, pero no pudo alcanzar.
Ese año se interpuso en la interna partidaria Antonio Bonfatti, con quien mantuvo una relación política tensa. Aunque en la última interna socialista, el 18 de abril (Lifschitz ya se había aislado por el Covid), ambos líderes cerraron filas y se impusieron con una lista que encabezó Mónica Fein, primera mujer en dirigir el partido nacional. Con todo, el sector de Lifschitz mantiene la mayoría.
Fein lo había sucedido en la Intendencia en 2011, cuando fue electo senador. El ingeniero tuvo revancha en 2015 para llegar finalmente a la Casa Gris, aunque no la tuvo nada fácil. A la competencia con el peronismo se sumó Cambiemos, que candidateó al cómico Miguel del Sel y estuvo a menos de 2.000 votos de desbancar al socialismo. Perotti quedó tercero.
Como gobernador mantuvo una relación salpicada de altibajos con el gobierno de Mauricio Macri. También debió enfrentar la expansión del flagelo narco, especialmente en Rosario, con su secuela de crímenes que viene asolando la ciudad desde hace años. Entre las obras inauguradas durante su gestión se destacan los hospitales de Venado Tuerto y el Iturraspe, en la capital provincial, ambos de alta complejidad.
En 2019, fue uno de los impulsores de la “tercera vía”, luego de haber peregrinado a Cariló para convencer a Roberto Lavagna de encabezar una fórmula presidencial por fuera de la grieta entre el kirchnerismo y Cambiemos. Le costó fuertes discusiones dentro de su fuerza, pero consiguió su propósito, aunque el ex ministro de Economía no fue demasiado generoso en el reparto de candidaturas con el socialismo. “Lavagna es una figura necesaria para una transición que nos saque de la incertidumbre”, repetía Lifschitz, que se perfilaba como candidato a vice de Consenso Federal, pero al final quedó relegado por otro peronista, Juan Manuel Urtubey.
Meses atrás, Lifschitz había expresado su intención de anotarse en la disputa por el Senado nacional de este año, como parte de su plan para regresar a la Gobernación en 2023. Por ese motivo, mantenía un diálogo abierto con sus aliados radicales, que le hablaban de ampliar el frente opositor.w
Impulsó la fórmula antigrieta que encabezó Lavagna en 2019. Pero no consiguió ir como vice.