Clarín

Los reveses de Cristina, el fantasma del default y faltazo de Grabois en Roma

La vice no puede avanzar con planes políticos ni judiciales. Gestión ante el Club de París.

- Ignacio Zuleta Periodista

El Gobierno prepara revancha

Viajando se fortalece el corazón (Litto) y Alberto aprovecha esta fuga hacia adelante del viaje a Europa para tomar aire después de una semana de reveses. El cristinism­o extremo ante el cual flaquea el presidente- rehace fuerzas y digiere una semana negra con Cristina a cargo del poder Ejecutivo. Un buen lugar para reflexiona­r:

1) Querían estatizar la Hidrovía y les ha ganado el ala Massa-Guerrera, que quiere nueva concesión -conclusión, se prorroga-.

2) Querían voltear el sistema de cortes de biocombust­ibles, para que el producto pague impuestos, y tuvieron que prorrogar el régimen. Ganan los gobernador­es del agro, pierden los del petróleo y Guzmán, que quiere recaudar.

3) Quieren postergar las elecciones y debieron aceptar la cláusula gatillo (o cláusula Negri, por el jefe radical que la negoció).

4) Querían a Máximo presidente del PJ de Buenos Aires. Debió haber asumido el domingo pasado, pero lo hará a fin de año, como lo decía el reglamento. Ganaron el disidente Fernando Gray y el duhaldismo residual. Corren el riesgo de dividir al peronismo en el distrito clave para el poder cristinist­a.

5) Querían achicar la presencia de Juntos por el Cambio en la Enacom y el sistema de medios RTA. Perdieron y tienen que pagar la factura que les pasará el bloque de Graciela Camaño, que insiste que son la tercera minoría en Diputados y quieren una de las tres sillas en juego que se llevaron la UCR y el PRO.

6) And last but not least, los cachetazos judiciales. Empezando por el fallo de la Corte que validó la presencial­idad escolar en la CABA, y que reivindicó la autonomía del distrito, en donde la oposición asienta su cuartel central.

Realismo ante debilidade­s del cristinism­o

Son reveses y no derrotas. Todas estas peleas tienen repechaje. Pero modera el entusiasmo de los fanáticos en el oficialism­o, llamados al orden por el realismo de esta tribu que convive a los codazos con demasiados socios: Alberto, Massa, los gobernador­es fuertes del peronismo federal. El realismo llama también a la moderación a los opositores y opinadores de la prensa militante de todos los bandos, que magnifican la fuerza y el talento del peronismo cristinist­a. Le atribuyen los movimiento­s del planeta político -rotación y traslación­pero es una fantasía de fanáticos.

Ese sector consigue poco de lo que se propone: no le sale ni la reforma judicial, ni un alivio a los procesos de ex funcionari­os, empezando por Cristina que se queja de que Alberto consiente el lawfare. Encima le moja la oreja, cuando dice, como en Ensenada: “Cristina me dice siempre 'Alberto, ¿no sentís por momentos que estás enseñándol­es a los alumnos de derecho algo que no existe?', y como en el derecho nosotros nos movemos en el mundo del deber ser, yo sigo insistiend­o en marcar lo que debe ser”.

En la lista de lo que no le sale al peronismo cristinist­a, también se anotan los traslados de jueces que entran en laberintos interminab­les, los impuestazo­s judicializ­ados, la fuerza para controlar el gabinete -no sale Basualdo, pero tampoco Guzmán-; le hizo una cama a Ginés, pero pone nuevos funcionari­os en fondos sindicales; tampoco caminó Vicentin, etc.

El llamado al realismo encarrila mejor las cosas y mitiga el veneno del fanatismo. El escéptico Cioran, a quien nunca hay que dejar de releer, califica al fanatismo de "tara capital que da al hombre el gusto por la eficacia, por la profecía y el terror, lepra lírica que contamina las almas, las somete, las tritura o las exalta…" (Breviario de podredumbr­e).

Deuda: la cuadratura del círculo

La salida del país lo coloca al Presidente también ante un viaje chivo. La música general es la de buscar apoyos para que el FMI postergue un acuerdo con la Argentina. Lo hace bajo presión interna y externa. La interna es la convicción del peronismo de que no le conviene pagar, y menos antes de las elecciones. Nadie quiere quedar en una foto pagándole al FMI. Ni ahora ni nunca. Con esa sinceridad con la que expresa algunas definicion­es, el senador José Mayans, que preside el bloque cristinist­a, admitió esta semana en la comisión de DNU: "El acuerdo con el Fondo es de cumplimien­to imposible".

La presión externa lo expone a la cuadratura del círculo. El pedido de Alberto es el de un apoyo moral más que técnico, como el que puede darle el papa Francisco. El próximo 28 de mayo vence el plazo para pagar la deuda al llamado Club de París. Para postergarl­o, este exige un previo acuerdo de la Argentina con el FMI, un imposible al decir de Mayans y sus mandantes. Si el 28 no se paga, en 60 días el país entra de nuevo en default. No es el peor de los escenarios, en un mundo en el que el virus ha convertido todos los compromiso­s en un pagadiós. Pero va a empeorar la geopolític­a criolla, de la que depende, entre otras cosas, su demanda de ayuda extraordin­aria para obtener vacunas.

Pocos han reparado -y eso que sobran explicador­es de la pandemia- que no hay empresa ni gobierno del mundo que le reciba un pagaré a la Argentina, país en default. Aceptar uno le hubiera costado la cabeza, por dar un ejemplo de moda, a un gerente de Pfizer, si comunicaba un "entró cheque... de la Argentina". Sin plata y sin geopolític­a, tampoco vas a tener vacunas. Salvo las que te regalen o vengan por canje, vaya a saber a cambio de qué. Es lo que cuestan los gestos de emancipaci­ón que se toman, desde el poder, como propaganda gratis. Se pagan caro. El alivio lo trae la convicción criolla de que en la Argentina opulenta la restricció­n económica nunca arrincona a la política.

Una foto con el Papa justifica todo

Segurament­e el rédito principal va a ser una foto con el papa Francisco. Lula dice que las encuestas sobre él, al salir del gobierno, mostraban que la mayoría del público ignoraba qué había hecho de bueno o de malo, pero que más del 50% sí recordaba sus fotos con estrellas de la política mundial. Esa foto bien vale un viaje, aunque arriesgue ventarrone­s que le bajan el precio. Vienen más de los adversario­s purpurados de Bergoglio que de los adversario­s políticos del Gobierno.

Francisco aceptó recibir a Alberto; si no, le hubiera rechazado el pedido que traficó el 29 de abril la embajadora María Fernanda Silva, de parte de la Casa de Gobierno. "Está concedida la audiencia", respondió casi en el acto (4 de mayo) el venezolano Edgar Peña Parra, segundo de Pietro Parolin en la Secretaría de Estado. Como el jueves es feriado (fiesta de Fátima), la cita será en la oficina Pablo VI, pegada

Cristina no pudo imponerse con la Hidrovía ni con los biocombust­ibles. Tampoco mejora su situación en los tribunales.

Máximo también tendrá que postergar su deseo de asumir en el PJ bonaerense. Recién lo haría a fin de año.

El senador Mayans blanqueó la presión del kirchneris­mo con el FMI. Dijo que el acuerdo es de “cumplimien­to imposible”.

El Papa recibirá al Presidente en la oficina Pablo IV. Habrá cruce de regalos y Alberto Fernández se llevará la foto.

Grabois avisó que no estará en el seminario al que irán Georgieva y Guzmán en Roma. Dijo que tenía que viajar a Colombia.

Pichetto pasó por San Luis y se llevó el apoyo de Adolfo Rodríguez Saá para el Peronismo Republican­o que está armando.

al albergo Santa Marta. Algunos miran estos detalles, como que el feriado impedirá que haya un comunicado oficial de lo que conversen Alberto y el Papa. Hasta dudan algunos de que haya foto. Sí habrá cruce de regalos. Y se dará informació­n oficial de la reunión que seguirá con Parolín y la delegación presidenci­al.

De esa cita esperan los críticos de Bergoglio algún coscorrón al Presidente por el proyecto de despenaliz­ación del aborto. Los voceros vaticanos se han cansado de transmitir que Francisco se enojó porque Alberto minimizó las broncas sobre ese tema. El Papa peronista no le mencionará el tema y hablarán del FMI. Pero Parolín sí hablará del aborto. No dejará de hacerlo porque es su trabajo.

Pero que todo eso venga si el botín es valioso: la foto con Francisco, el político argentino más importante del mundo, de hoy y todos los tiempos.

Kristalina sí, Grabois nooooooooo­ooo

Guzmán va a estar en la reunión, y el viernes en el seminario que organiza el obispo Marcelo Sánchez Sorondo con el título iluminador "Dreaming a Better Restart - Soñar un mejor volver a empezar"-. Está invitada Kristalina Georgieva, directora del FMI. De la gente importante, faltará Juan Grabois, dirigente de la CTEP, que integra el dicasterio de Desarrollo Humano Integral del Vaticano como asesor, y que ha estado en paneles anteriores. Esta vez avisó que tiene cosas más importante­s, como organizar el viaje de activistas de su fuerza a Colombia, a reforzar las propuestas de organizaci­ones sociales contra el impuestazo del presidente Iván Duque.

"Es nuestro aporte -explicó Grabois- frente al pedido de auxilio de movimiento­s sociales colombiano­s que plantean la falta de veeduría internacio­nal. Nosotros somos ciudadanos de Latinoamér­ica, porque creemos que nuestro destino es ser una gran nación de naciones". ¿Y la gestión de Alberto y Guzmán por la deuda? "Nooooooooo­o -responde- yo tengo otra visión de la situación con el FMI. La situación en Colombia está estrechame­nte relacionad­a con el accionar del FMI en la región: el 'paquetazo' y el 'impuestazo', que afecta a la clase media y los más pobres, son imposicion­es del FMI que al gobierno de Duque no le disgustan demasiado".

Viaja el domingo próximo, pero ya envió a uno de sus lugartenie­ntes en el movimiento Patria Grande, "Fede" Faggioli, el diputado "villero" que vive en un predio tomado en Quilmes. Por si quedasen dudas de este otro distanciam­iento social, Grabois castigó la tarjeta Alimentar como alienante. “Preferimos que creen trabajo; es una política estúpida”, repite. “Es una política focalizada, de cuño neoliberal, porque no consagra derechos permanente­s, masifica el asistencia­lismo”.

Reivindicó, además, las leyes logradas en la era Macri por los acuerdos con Stanley, Negri, Massot y Carrió, bendecidos por el papa Francisco y votadas por casi unanimidad en las dos cámaras del Congreso: “Tampoco es una política de Estado, ya que no está consagrada en una ley nacional como el Salario Social Complement­ario o el Registro Nacional de Barrios Populares. Estas dos políticas -que son muy inferiores en términos de recursosfu­eron sometidas a un extenso debate social y votadas prácticame­nte por unanimidad en ambas cámaras del Congreso Nacional”.

Esos acuerdos son revolucion­arios y trajeron paz a las calles en los cuatro años de Cambiemos. Interesa recordarlo, porque es lo que hoy le critica Patricia Bullrich al gobierno de Macri que ella integró. Y señala a Stanley, que hoy tiene un alto cargo junto a Horacio Rodríguez Larreta.

Fundadores del Peronismo Republican­o

También fortalecie­ron el corazón algunos viajeros de la oposición, como Miguel Pichetto y Ramón Puerta. Hicieron una aparición el sábado en Potrero de los Funes (San Luis), adonde tiene su casa Adolfo Rodríguez Saá. En gira de peronistas republican­os, les faltaba el testimonio sobre ese proyecto del expresiden­te, ubicuo como pocos en el mapa político. En un momento del largo almuerzo 6 horas- le preguntaro­n de qué lado de la vereda había estado en la interna Menem-Cafiero de 1988. "En ninguno de los dos", rió Adolfo.

Se conmovió ante otras anécdotas, como cuando el peronismo le ofreció ser presidente en diciembre de 2001. Estaba en una ronda de gobernador­es y caciques del partido, en el Club de Campo Chumamaya de Merlo. Se le acercó por atrás Puerta, le puso las manos sobre los hombros y le preguntó en voz alta: "¿Aceptarías ser presidente por 60 días?".

Respondió: "Por 60 días, 60 horas o 60 minutos, pero acepto". La cumbre, de la fue testigo el exdiputado Hugo Franco, subió a las alturas cuando Adolfo se definió como fundador del Peronismo Republican­o. Lo fundamos nosotros, recordó, los cuatro, cuando hicimos el Frente Federal y Solidario. ¿Cuatro? Claro, Adolfo, Ramón, Juan Carlos Romero y... Néstor Kirchner, que después se bajó. De aquellos lodos, estos polvos, diría Cristina, que adapta los aforismos. Todo es historia. ■

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