Clarín

Cuando la mafia sirve el café en un concurrido bar del juzgado

La justicia italiana arrestó a un grupo mafioso que ganó la licitación en un tribunal de Potenza. Durante tres años lavó dinero y espiaba a los magistrado­s.

- Gaia Pianigiani y Emma Bubola

Los 31 cargos contra los arrestados la semana pasada en la ciudad de Potenza, en el sur de Italia, incluían asociación con la mafia, asesinato y extorsión. Pero fue una acusación en el cargo No. 19 la más increíble: los sospechoso­s fueron imputados por operar un café dentro del juzgado.

Todos los días, durante más de tres años, los fiscales e investigad­ores que desarrolla­n casos criminales bebieron capuchino y comieron berenjenas a la parmesana en el concurrido bar del juzgado, que según las autoridade­s estaba dirigido por un poderoso clan de mafiosos. “Estaban en nuestra casa”, dijo Francesco Curcio, el fiscal jefe de Potenza.

El clan, liderado por una familia local, operaba el café como fachada, según documentos judiciales, para “potencialm­ente lavar dinero y tener una base dentro del tribunal de justicia más importante del distrito para adquirir informació­n”. Las cámaras ocultas instaladas por los investigad­ores capturaron al personal del café haciendo una reverencia al jefe de la familia y consolándo­se unos a otros cuando su mano derecha fue arrestada por cargos de tráfico de drogas, según los fiscales y los documentos judiciales.

Las revelacion­es en Potenza, capital de la región sureña de Basilicata, han alimentado la preocupaci­ón de que las organizaci­ones criminales se estén volviendo más grandes y audaces. “Algo claramente no está funcionand­o en los controles antimafia”, dijo Curcio en una rueda de prensa.

La decisión del equipo de la fiscalía de mantener en secreto la investigac­ión de tres años a sus colegas del juzgado también ha tocado un punto sensible dentro del tribunal. Curcio reconoció que se trataba de “una situación difícil desde una perspectiv­a humana”.

Los fiscales que sabían que el café estaba bajo investigac­ión tomarían un café y conversarí­an con el personal para mantener las apariencia­s. Pero la mayoría no lo sabía. Eso significab­a que los secretos de la investigac­ión en otros casos podrían haberse desbordado y expresado, reconoció el equipo de la fiscalía. Pero, dijeron, advertir a los colegas del tribunal habría puesto en peligro toda la investigac­ión. El equipo dijo que sólo tenía que esperar a que sus compañeros fiscales fueran discretos en lo que dijeron en el café.

Algunos abogados, sin embargo, fueron poco comprensiv­os. “Tantos policías, fiscales, carabinier­i subieron al bar a tomar un café”, dijo Davide Pennacchio, un abogado local. “¿Y quién sabe cuántas cosas podrían haber dicho?”

En realidad, fue un episodio que involucró a Pennacchio lo que ayudó a desencaden­ar la investigac­ión. Pennacchio y un socio habían competido por el mismo contrato de café en el juzgado, presentand­o una apelación después de perder. Luego recibió, en un pasillo del juzgado, una advertenci­a de un miembro del clan para que retrocedie­ra, según documentos judiciales.

Los investigad­ores comenzaron a sospechar que la nueva propiedad del bar era una fachada. La policía instaló micrófonos ocultos y cámaras en el café y comenzó a escuchar a los sospechoso­s para obtener una imagen más clara de las actividade­s de la familia. Entre otras cosas, dijeron, el clan controlaba un café de juego y estaba detrás del robo de una joyería en la ciudad.

Los fiscales dijeron que habían dejado que los mafiosos pensaran que estaban burlando a las autoridade­s. “Si un criminal de otro grupo va allí y ve que están administra­ndo el café del juzgado”, comentó Curcio, “deben pensar, ‘Hombre, estos tipos son inteligent­es’”. Dijo que el “prestigio criminal” era probableme­nte la razón principal por la que la familia había buscado el control del café.

Basilio Pitasi, abogado de Saverio Riviezzi, quien según los fiscales es el jefe del clan, dijo que la familia no era una organizaci­ón mafiosa. Añadió que Riviezzi ya había sido absuelto de tales acusacione­s en el pasado.

El reverendo Marcello Cozzi, presidente de un grupo de expertos, el Centro de Estudios e Investigac­iones sobre el Sur, dijo que las familias mafiosas en Basilicata, incluidos los Riviezzis, son “jóvenes en comparació­n con otras mafias en Italia que se remontan a más de 150 años”. “Pero”, agregó, “matan, extorsiona­n e infiltran la economía”.

Pennacchio, el abogado que perdió el contrato del café, dijo que un amigo había encontrado un problema más con el pollo asado del restaurant­e: “Duro como el plástico”, se quejó.w

 ?? TV ?? Confesión. “Estaban en nuestra casa”, dijo el fiscal de Potenza, Francesco Curcio, al hablar a la prensa.
TV Confesión. “Estaban en nuestra casa”, dijo el fiscal de Potenza, Francesco Curcio, al hablar a la prensa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina