“Los anticuerpos de Covid no implican inmunidad absoluta”
Anticuerpos contra el coronavirus, inmunidad natural y artificial, cantidad y calidad. ¿Es igual la inmunidad de vacunados y convalecientes? ¿Vale la pena hacerse un test para medir la protección que quedó tras cursar la enfermedad o vacunarse? ¿Cuánto tiempo hay que darle al cuerpo para que la genere? Jorge Quarleri, bioquímico e investigador principal del Conicet, responde las principales dudas:
-¿Los anticuerpos se pueden medir en cantidad? ¿Y la calidad?
-Cada fábrica o laboratorio utiliza un valor de corte diferente. Superar ese valor implica la detección de anticuerpos. El resultado puede variar muchísimo entre las personas. La cantidad no implica necesariamente calidad. Los anticuerpos de calidad son los que tienen efecto neutralizante y no le permiten al virus entrar en contacto con los receptores de las células. Es decir que no lo dejan meter la llave en la cerradura de la célula y así infectarla.
-¿Es posible testear si contamos con anticuerpos neutralizantes?
-Se puede y se hace en el laboratorio con fines de investigación, aunque no es algo que se esté realizando en forma particular.
--¿Por qué algunas personas generan más anticuerpos que otras?
-No está clara la razón. Lo único que sí sabemos es que en algunas personas inmunosuprimidas la respuesta inmune contra el Covid 19 es casi nula. La vacuna está igualmente indicada para este grupo por ser considerado de riesgo y porque en muchos otros casos sí ayuda a producir ciertos niveles de inmunidad.
-¿Cuál es el mejor momento para verificar la cantidad de anticuerpos?
-Recién se puede consultar superadas las tres o cuatro semanas de la primera dosis y pasados 30 días de la segunda dosis. En muchos casos, luego de la primera dosis las personas se hacen el test de anticuerpos y se sorprenden con la ausencia de inmunidad detectable. Esto no quiere decir que no cuenten con anticuerpos. La estrategia de vacunar a más personas con la primera dosis y dilatar la aplicación de la segunda apunta a garantizar una respuesta primaria, que no siempre se traduce en anticuerpos detectables pero sí en una baja concentración que también es relevante. Y, además, en la producción de cierta memoria inmunológica, que contribuye para que el cuerpo detecte con mayor rapidez al virus y genere anticuerpos en forma acelerada.
-¿Todas las vacunas generan la misma clase de anticuerpos?
-En los casos de la vacunación con AstraZeneca y Sputnik V (también ocurre con Pfizer y Moderna), en los que se aplica un inmunógeno, el cuerpo recibe la información genética para fabricar la proteína S o Spike, que es la espícula que sirve de llave para que el virus ingrese a la célula. De esta forma, se simula la
infección para enseñarle al organismo cómo tiene que reaccionar por si sucede realmente. Es decir, le va a mostrar la cara del virus para que lo reconozca con facilidad y actúe en consecuencia de ser necesario. Esa estimulación de la proteína S va a producir anticuerpos que están dirigidos solo contra ese componente. En cambio, cuando se aplican vacunas como la de Sinopharm, con el virus inactivado, se van a generar diferentes tipos de anticuerpos o inmunoglobulinas. En otras palabras, se le va a mostrar a nuestro sistema inmune no solo la cara del virus sino también el color de pelo, las orejas, las manos.
-¿Existen diferencias con los anticuerpos que genera un paciente convaleciente?
-Sí, existen diferencias entre la inmunidad artificial y la natural. Cuando la persona se contagia Covid 19, el atacante es el virus completo, lo que obliga al organismo a defenderse de todas sus partes. Y, a diferencia de lo que ocurre con la inoculación del virus o parte del virus inactivado, cuando se da la infección, el agente agresor se multiplica por lo que genera un desafío extra en el cuerpo y, a la vez, otro tipo de aprendizaje.
-¿En cuánto tiempo empiezan a bajar los niveles de anticuerpos?
Existen cinco clases de inmunoglobulinas o anticuerpos. La de mayor relevancia, por ser la más duradera y más abundante en el plasma que circula en el organismo es la G (IgG). Las investigaciones hasta ahora indican que la IgG perdura en el cuerpo por lo menos por ocho meses. También sabemos que cada 21 días disminuye a la mitad. La segunda dosis de la vacuna -o la primera en pacientes que ya tienen niveles elevados de anticuerpos por haber transitado la enfermedad funciona como refuerzo.
-Las personas con anticuerpos, ¿pueden reinfectarse?
-Los anticuerpos no implican inmunidad absoluta. Pero sí suelen derivar en cuadros leves en caso de reinfección o de contagio después de aplicada la vacuna. Si se contagian pueden transmitir el virus, por lo que es importante que se sigan cuidando.w