Demasiado rompecabezas
Con Mario Casas como punta de lanza de este drama policial, esta serie española se florea en las actuaciones.
Drama policial Protagonistas: Mario Casas, José Coronado, Alexandra Jiménez, Juana Acosta, entre otros Creador: Oriol Paulo Emisión: 8 episodios disponibles en Netflix.
La receta, analizada de antemano, garantizaba una bomba de ficción que haría arder el streaming. Tal vez eso sí lo cumplió, ya que en España -su país de origen- como en otros mercados estuvo primera en el ranking de Netflix apenas se estrenó. Pero El inocente deja la sensación de que algún ingrediente no fue medido con exactitud. Y no se llega a saborear en profundidad el plato prometido.
Subida al catálogo el viernes 30 de abril, llegó con el antecedente de una historia nacida para libro. Atrapante, la novela homónima de Harlan Coben se transformó en serie, con la mano creadora de Oriol Paulo, un catalán que sabe encontrarles nudos narrativos a las situaciones.
Y armó un dream team de nombres fuertes, encabezado por Mario Casas, uno de los actores más codiciados de España (en la Argentina lo hemos visto en series como El barco, Los hombres de Paco e Instinto), acompañado por José Coronado, Susi Sánchez, Aura Garrido, Juana Acosta, Alexandra Jiménez y la argentina Martina Gusman. Y puso toda la carne en el asador a la hora de producir exteriores de noche, tiroteos, agobio carcelario, violencia, prostitución, alta tensión.
Quién haya visto el primer episodio seguramente necesitó ver el segundo, porque la primera bajada de cortina enciende la llama de la intriga. Y quien haya visto el segundo debe haber maratoneado (al menos) hasta el tercero para entender la fórDicen mula de este esquema, que termina mordiéndose la cola.
Porque El inocente estructura sus ocho episodios contando el presente y el pasado de cada uno de sus protagonistas. El primero cuenta la vida de Mateo Vidal (Casas), que accidentalmente mata a un adolescente a la salida de un boliche. El segundo se mete con la inspectora Lorena Ortiz (Jiménez) y durante 50 minutos parece un relato aislado... hasta que la escena del final nos vuelve a llevar a Mateo.
A partir de ahí se comprende -se comprueba en el tercero- que las vidas de cada quien están cruzadas en este drama policial que tiene arranques atrapantes, narrados en primera persona. Y que, de a poco, van soltando dosis de información para ir entendiendo el entramado, que a medida que avanza la serie se va embarrando lentamente. Porque, en cada historia develada, la inocencia y la culpabilidad se van alternando e invitan a tejer todo tipo de hipótesis. Muchas. En exceso. Al punto ya del capricho. ■