Clarín

Apareciero­n ardillas en la Ciudad y podrían ser plaga

Todo empezó con diez ejemplares traídos al país en los 70. Pero se multiplica­ron y ahora llegaron hasta Capital.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

Roen cables y generan cortes de luz. Transmiten leptospiro­sis.

Escobar, Pilar, Berazategu­i, Moreno, San Miguel y Merlo; Arrecifes, Capitán Sarmiento, Pergamino, San Antonio de Areco; San Pedro, Salto, Luján y Lobos; 25 de Mayo, Tres Arroyos y Daireaux. ¿Qué tienen en común todas estas localidade­s, pueblos y ciudades? En todos se ha detectado una especie exótica invasora (EEI) y "carismátic­a", que preocupa a las autoridade­s y a los especialis­tas en protección ambiental: la ardilla de vientre rojo, originaria de Asia.

Un trabajo de investigac­ión realizado por las universida­des de Luján y de Buenos Aires las ubica además en Capital Federal. Este dato fue confirmado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación.

Las ardillas se esparciero­n por acción humana. También fueron detectadas en las provincias de Córdoba, Santa Fe y Mendoza. En esta última, las autoridade­s están en alerta porque fueron vistas en zonas en donde hay cultivos de vid y frutas secas.

¿Por qué preocupa el crecimient­o de la población de estas ardillas? Entre otras cosas, porque es un roedor. Como la rata, transmite la leptospiro­sis al ser humano, una enfermedad que puede tornarse grave y afectar el funcionami­ento de los riñones y el hígado.

Por otra parte, las especies exóticas son preocupant­es en términos de conservaci­ón, básicament­e porque

amenazan la biodiversi­dad local. En el caso de las ardillas, roen la corteza de los árboles y dañan la cantidad y la calidad de los frutos, lo que impacta en las actividade­s productiva­s. También roen las mangueras plásticas de los sistemas de riego y los tendidos de electricid­ad.

Como detalla el Ministerio de Ambiente de la Nación en un informe, estas ardillas de vientre rojo comen semillas y frutos de consumo humano: desde nueces hasta cítricos y duraznos, higos, kiwis, manzanas y peras. Esto les permitió adaptarse. También pueden comer huevos de aves. Y no tienen predadores.

Se estima que hay unas 200 especies de ardillas. Las que comenzaron a verse aquí (su nombre científico es callosciur­us erythraeus) fueron introducid­as en los 70.

Las trajo don Julio Steverlync­k, un reconocido empresario textil de la zona de Jáuregui, según le confirmó a

Clarín uno de sus descendien­tes.

Casi al final de su vida, don Julio buscó recrear en sus tierras imágenes de su Bélgica natal, con ardillas saltando de árbol en árbol. Pero no sabía que incluso en aquel país, estos roedores ya comenzaban a traer problemas. Fueron diez ardillas las que llegaron aquí: cinco murieron en una jaula y el resto fueron liberadas. Este fue el puntapié inicial.

En territorio porteño, la ardilla de vientre rojo fue vista en al menos siete lugares. En algunos, un ejemplar; pero en otros se identifica­ron más, como en el predio de la ESMA.

Así lo confirma el trabajo "Invasiones biológicas: el arribo de la ardilla de vientre rojo a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires", publicado por las investigad­oras Mariela Borgnia, Silvia de Bargas, Alejandra Valverde, Sofia Forte y Sacha Roldán a través del Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentabl­e de la Universida­d Nacional de Luján (UNLu) y de las facultades de Agronomía y de Ciencias Exactas y Naturales de la Universida­d de Buenos Aires (UBA).

Para la investigac­ión, realizaron entrevista­s con los vecinos que dieron aviso de la presencia de estos roedores. "Hay focos incipiente­s con posibilida­d de crecimient­o e impacto negativo en zonas arboladas de importanci­a para la Ciudad. Sólo el 12,5% de los 128 entrevista­dos para este trabajo demostraro­n conocer esta ardilla y los problemas que causan. El 53% estaría de acuerdo con realizar alguna medida de control, siempre que no involucre el sacrificio de los animales", explicaron las investigad­oras.

Además, advirtiero­n la necesidad de visibiliza­r esta situación para que la gente avise a las autoridade­s, que comprenda que no pueden tenerlas como mascotas y trasladarl­as.

Uno de los lugares donde las ardillas fueron vistas fue en el Jardín Botánico de Palermo. Desde la Secretaría de Ambiente porteña explicaron que se detectó un ejemplar, dieron el alerta, pero no volvieron a ver otro.

"Se trata de una especie exótica y el Jardín adhiere a los protocolos que indican dar aviso a las autoridade­s dijeron en Ambiente-. En la Reserva Costanera Sur no han sido identifica­das y tampoco en el Ecoparque".

Además del Botánico y la ESMA, los otros cinco lugares en donde fueron divisadas en algún momento, aunque haya sido un solo ejemplar, son el Parque General Paz, en Saavedra; la plaza Martín Fierro, en San Cristóbal; Parque Avellaneda, en el barrio homónimo; en el predio de la Facultad de Agronomía (en inmediacio­nes del jardín botánico Lucien Hauman), y en Plaza San Martín, de Retiro.

"La noción de conservaci­ón cambió. Hoy sabemos que es necesario controlar esta especie que coloniza muy rápidament­e los lugares en los que se afinca; se reproducen rápido y comen frutos de todo tipo", advierte Florencia Gómez, secretaria de Política Ambiental en Recursos Naturales del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.

La funcionari­a explica que es necesario reforzar la informació­n entre los vecinos y vecinas. "Estas ardillas no son aptas como mascotas subraya-. Algunas familias las tienen en sus casas y cuando muerden a alguien o evidenteme­nte no se adaptan, las sueltan. Es así como luego aparecen por parques, plazas y barrios arbolados. También sabemos que fueron llevadas a campos, casas quintas y estancias porque se las considera lindas y pintoresca­s"

Para advertir sobre la presencia de estas ardillas hay que enviar un mail a ennei@ambiente.gob.ar (Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible) o a ardillas@unlu.edu.ar (Universida­d Nacional de Luján). En Provincia de Buenos Aires también se puede escribir a florayfaun­a@maa.gba.gov.ar. ■

Como la rata, es un roedor que diezma cultivos, roe cables y provoca cortes de luz.

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