Clarín

Se agudiza la crisis en Garbarino y cierra varios locales en Rosario

- Alejandro Alfie aalfie@clairn.com

El cierre de los cuatro locales que Garbarino tiene en Rosario mostró el impacto de la crisis por la que atraviesa la principal cadena de electrodom­ésticos del país , que entró casi en cesación de pagos durante el último mes y negocia el ingreso de nuevos accionista­s para tratar de remontar la complicada situación.

El gremio de Comercio denunció atrasos en el pago de los salarios y los cierres de las cuatro sucursales rosarinas, que el viernes tenían carteles de cierre por “medidas de higiene”, pero que este lunes informaron su cierre definitivo y no se vislumbra una solución en el corto plazo.

Fuentes de la compañía reconocier­on a Clarín que “se van a mantener cerradas esas sucursales” y no podrán reabrirlas, ya que están buscando opciones para instalarse en locales más pequeños.

Una situación similar comienza a verse en otras ciudades, donde Garbarino también cerró varias sucursales.

“Es fruto de las restriccio­nes impuestas por la pandemia, desde hace un mes, al cerrar shoppings y locales comerciale­s”, señalaron fuentes cercanas a la cadena de electrodom­ésticos. Y añadieron: “Estamos reforzando los canales de comercio electrónic­o”.

Esas restriccio­nes a la venta en locales físicos impactaron de lleno en el giro financiero de Garbarino, que durante la gestión de Carlos Rosales, desde que la compró en junio del año pasado, había recompuest­o la cadena de pagos.

De los $2.240 millones que tuvo Garbarino en deuda acumulada por cheques rechazados, con la nueva gestión de Rosales canceló $324 millones, bajando la deuda acumulada pendiente de pago a $1.916 millones en marzo pasado.

Sin embargo, en abril se complicó nuevamente la cadena de pagos, como efecto de la crisis económica y la pandemia de coronaviru­s. Ese mes tuvo 438 cheques rechazados, por $671 millones. Pero como pagó $486 millones, aumentó nuevamente la deuda en $185 millones.

Y en mayo se profundizó esa situación, con 91 cheques rechazados de Garbarino, por otros $151 millones, de los cuales no se pagó ninguno, incrementá­ndose la deuda pendiente de pago total con proveedore­s hasta los $2.253 millones, según los datos de la Central de Deudores del Banco Central.

“La salida a esta situación la están dando al modificar la estructura del modelo de negocios, virando hacia el comercio electrónic­o, con sucursales más pequeñas y un capital humano reconverti­do a esa nueva necesidad, por las restriccio­nes a la venta física que impuso la pandemia”, dijeron fuentes especializ­adas en el sector.

Y agregaron que, de todos modos, también registraro­n ciertas limitacion­es en la venta por comercio electrónic­o, ya que muchos bancos y hasta el mismo Estado nacional comenzó a vender electrodom­ésticos desde sus propios sitios digitales, comprándol­es directamen­te a los fabricante­s, lo cual plantea “una competenci­a que antes no existía”.

Por eso, el dueño de Garbarino, Carlos Rosales, está analizando “ofertas” para reducir su participac­ión a una tenencia minoritari­a o directamen­te vender toda la compañía.

La principal negociació­n encarada por Rosales es con el propietari­o de Supercanal Arlink, Facundo Prado, con quien firmó hace dos semanas un contrato de confidenci­alidad por 20 días.

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