La falla de 2020 y el fallo de 2021
Pocas veces un fallo de la Corte Suprema fue esperado con tanta ansiedad como el de las clases presenciales. El asunto principal era definir si la Cuidad de Buenos Aires tiene la autonomía como para abrir las escuelas, en un contexto de pandemia. A lo que el máximo tribunal dijo que sí.
Pero además de la autonomía, de fondo está el debate sobre la regulación del derecho a la educación de los chicos. A grandes rasgos, la Ciudad había planteado que ellos son “sujetos de especial protección” y por eso debían abrirse los colegios; mientras que Nación argumentó que la medida de suspender las clases es “razonable y proporcionada” y tiene como objetivo preservar la vida y la salud de toda la población.
La Corte podría haber evitado o apenas mencionado la cuestión. Sin embargo, le dedicó buena parte de la sentencia. Lo interesante es que salió de esta disputa de forma elegante y “por arriba”, enfocándose en el tiempo que los chicos no han tenido clases.
“La Pandemia se ha extendido en el tiempo, y se ha producido un largo período de restricción de las clases presenciales de los alumnos y, probablemente, deban adoptarse nuevas decisiones al respecto”, escribieron.
Y siguieron: “En el supuesto del COVID 19, el contacto entre personas puede lograr una transmisión masiva, lo que justificó la medida de cerrar total o parcialmente escuelas en numerosos países en distintas regiones del mundo. Esta situación de excepción, que habilita la restricción, no puede producir, sin embargo, una afectación esencial del derecho. Ello ocurre cuando la medida es reiterada en el tiempo o implica una profundización irrazonable de las restricciones que impidan el acceso a la educación”. Y agregaron que, “por otra parte, quien pretenda restringir el derecho, tiene la obligación de buscar primero los modos alternativos para evitar esa restricción”.
La letra de la Corte no es muy distinta a la del acuerdo de los ministros de Educación del país que considerando los serios trastornos que vivieron los chicos en 2020definieron que la escuela iba a ser lo último en cerrarse.
Dicho de otro modo, la cuestión de la presencialidad escolar no se puede debatir -en abstracto- sin tomar en cuenta que los chicos argentinos estuvieron encerrados casi un año. Por eso, frente a la agudización de la situación sanitaria, habrá que restringir la escolaridad sólo en última instancia. Es tan sencillo como eso, no hace falta darle más vueltas.w