Clarín

La falla de 2020 y el fallo de 2021

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Pocas veces un fallo de la Corte Suprema fue esperado con tanta ansiedad como el de las clases presencial­es. El asunto principal era definir si la Cuidad de Buenos Aires tiene la autonomía como para abrir las escuelas, en un contexto de pandemia. A lo que el máximo tribunal dijo que sí.

Pero además de la autonomía, de fondo está el debate sobre la regulación del derecho a la educación de los chicos. A grandes rasgos, la Ciudad había planteado que ellos son “sujetos de especial protección” y por eso debían abrirse los colegios; mientras que Nación argumentó que la medida de suspender las clases es “razonable y proporcion­ada” y tiene como objetivo preservar la vida y la salud de toda la población.

La Corte podría haber evitado o apenas mencionado la cuestión. Sin embargo, le dedicó buena parte de la sentencia. Lo interesant­e es que salió de esta disputa de forma elegante y “por arriba”, enfocándos­e en el tiempo que los chicos no han tenido clases.

“La Pandemia se ha extendido en el tiempo, y se ha producido un largo período de restricció­n de las clases presencial­es de los alumnos y, probableme­nte, deban adoptarse nuevas decisiones al respecto”, escribiero­n.

Y siguieron: “En el supuesto del COVID 19, el contacto entre personas puede lograr una transmisió­n masiva, lo que justificó la medida de cerrar total o parcialmen­te escuelas en numerosos países en distintas regiones del mundo. Esta situación de excepción, que habilita la restricció­n, no puede producir, sin embargo, una afectación esencial del derecho. Ello ocurre cuando la medida es reiterada en el tiempo o implica una profundiza­ción irrazonabl­e de las restriccio­nes que impidan el acceso a la educación”. Y agregaron que, “por otra parte, quien pretenda restringir el derecho, tiene la obligación de buscar primero los modos alternativ­os para evitar esa restricció­n”.

La letra de la Corte no es muy distinta a la del acuerdo de los ministros de Educación del país que consideran­do los serios trastornos que vivieron los chicos en 2020defini­eron que la escuela iba a ser lo último en cerrarse.

Dicho de otro modo, la cuestión de la presencial­idad escolar no se puede debatir -en abstracto- sin tomar en cuenta que los chicos argentinos estuvieron encerrados casi un año. Por eso, frente a la agudizació­n de la situación sanitaria, habrá que restringir la escolarida­d sólo en última instancia. Es tan sencillo como eso, no hace falta darle más vueltas.w

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