Clarín

“Geriátrico de los abrazos”: podría recibir una multa de $ 2 millones

- CORRESPONS­AL Guillermo Villarreal mardelplat­a@clarin.com

La bronca es por la supuesta infracción que la acusan haber cometido, pero Anahí Soulié, fundamenta­lmente, está indignada por el descuido del que son víctimas los adultos mayores. "Hubo de todo, ¿qué no hubo? Vacaciones, actos políticos, fiestas clandestin­as, protocolo para lo que quieras, burbujas acá y allá, pero para ellos nada: son los olvidados siempre".

Soulié está al frente del hogar Reminiscen­cias, en Tandil, aquel que se hizo conocido en mayo del año pasado cuando instaló "la puerta de la libertad", como llamó una abuela al sistema que se pergeñó para que los familiares se pudieran abrazar con los suyos, internados allí.

Ahora es noticia por una polémica infracción municipal que recibieron el mes pasado por haber organizado un encuentro entre nietos y residentes previo a Pascuas. Por ahora no hay sanción, el trámite lo lleva adelante un Juzgado de Faltas, pero de haberla podría alcanzar los 2 millones de pesos.

Le imputan haber violado la ordenanza municipal 17.079, sancionada en enero de este año. "Mete a todos en la misma bolsa, a los que vulneran horarios de aislamient­o, a los restaurant­es que incumplen protocolos, a quienes organizan una fiesta clandestin­a. No hace distincion­es, y en el medio caen los geriátrico­s", explica a Clarín la abogada Leticia Pey, que representa a Reminiscen­cias.

A partir de un informe que hizo Telenoche sobre la actividad que se había organizado para que los residentes y sus nietos hicieran huevos de pascua, un anónimo denunció al área de Inspección General de la Municipali­dad de Tandil que se habían violado normativas vigentes desde el inicio de la pandemia.

Fueron tres días, explica Soulié, en los que tres grupos de diez nietos pudieron entrar al hogar. Cada encuentro se desarrolló con un espacio de 4 días entre uno y otro, y todos fueron de entre 20 y 30 minutos, no más.

Los primeros diez hicieron los huevos, el segundo grupo los moldes y el tercero los decoró. "Parecían astronauta­s. Les teníamos que decir quiénes eran porque no los reconocían con el traje quirúrgico, delantal, guantes, cofia, máscara, y fue un mimo", cuenta Soulié, que con 17 años trabajando con adultos mayores el año pasado tuvo una idea conmovedor­a.

Instaló en la puerta del geriátrico una cortina de PVC con mangas por las que los familiares y residentes pueden acercarse. Un abrazador. Son cuatro brazos y están colocados en un pliego de tela de PVC transparen­te que cubre de arriba a abajo y el ancho de las dos puertas del frente, y está cosido, sellado y fijado con listones de madera para que no pase aire.

El viernes 7 de mayo hubo una primera audiencia en el Juzgado de Faltas 2, a cargo de Vicente Oliveto.

"Desde ya -dice la abogada Pei-, la ordenanza es inconstitu­cional y eso es lo que planteamos. Vulnera derechos de la tercera edad, de familia y salud. Confiamos en el buen criterio del juez, y en caso de recibir una resolución contraria, seguiremos el camino legal que correspond­a".

"Nunca un contagio, ni de los abuelos ni del personal. Aunque si tuvimos pérdidas, diez abuelos murieron, ninguno de Covid, de otras patologías, dejan de comer, mueren de tristeza. Les podemos dar todo el amor, pero no somos su familia". ■

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