Pagaron por sus casas, pero la obra se frenó por una pelea en el Partido Socialista
Son 45 familias que no pueden acceder a sus departamentos casi terminados y que abonaron desde el pozo.
“El sol daría de tarde en el living y la cocina, que sería todo ventanal corrido. Armamos una cocina integrada muy linda. Habíamos rediseñado el departamento a nuestro gusto. Pero eso ahora no va a poder ser, porque ya estaba todo pago y esa plata desapareció”. Alan va de la ilusión a la decepción en sólo un par de frases. Habla de la que sería su nueva casa en un edificio cuya construcción quedó frenada hace tres años. Crisólogo Larralde 2491, esquina Ciudad de la Paz, Saavedra en el borde con Núñez.
Esta historia tiene todos los ingredientes de una pesadilla para cualquier comprador de vivienda en pozo, y más: conflicto legal, pandemia, falta de fondos para una obra que sus dueños solventaron al 100%. Cuestiones ajenas a los propietarios, pero que les hacen pagar alquiler aunque tengan casa propia. Entre $ 25.000 y $ 60.000 mensuales según el caso.
La primera parte de la pesadilla es legal: el edificio se construyó sobre un terreno cuya propiedad se atribuyen dos personas jurídicas distintas. Una es la Sociedad Anónima Editora La Vanguardia. La otra es el Partido Socialista (PS).
La desarrolladora CM Emprendimientos le compró el terreno a La Vanguardia y en 2013 comenzó a construir allí un edificio de 16 pisos y amenities. Sus 45 propietarios y cinco inversionistas pagaron los 55 departamentos en su totalidad.
Hasta que en 2018 el PS interpuso una acción de amparo con una medida cautelar que les prohíbe disponer del terreno tanto a esa sociedad anónima como a la desarrolladora. Según el apoderado del partido, Aldo Gallotti, “eso no impedía construir”.
Pero la obra fue desacelerándose, cuentan los propietarios, hasta poner pausa en 2020. Jamás se retomó. No faltaba tanto: ya estaba terminada la estructura de hormigón, la albañilería hasta el séptimo piso, las ventanas de los primeros niveles.
“La desarrolladora usó mal el dinero que pagamos y dejó la construcción por la mitad, habiendo cobrado la totalidad. Y cuando los propietarios quisimos sacarle la obra para terminarla, nos desayunamos con la cautelar del PS”, destaca Alan. Supieron de esa medida judicial recién en 2020, dos años después del fallo.
La cautelar no prohíbe de forma directa construir, pero sí lo hace indirectamente: no deja transferir la propiedad. Para que los dueños puedan hacerse cargo de la obra, deben esperar a que se destrabe la cuestión legal. Planean, una vez que eso ocurra, armar un fideicomiso para terminar el edificio, lo que implicará desembolsar otros 8.000 y 20.000 dólares cada uno. Injusto pero necesario.
“Podemos perder tiempo haciendo juicios, pero si no está la plata la única forma es que la constructora libere el edificio para que nosotros podamos terminarlo. Da impotencia,
Para retomar la obra los afectados deberían sumar entre 8.000 y 20.000 dólares cada uno.
pero es la única solución que vemos”, plantea Camila. Junto a su novio Gonzalo, compró un dos ambientes porque le habían prometido que en ocho meses se mudaría. Pasaron tres años.
Víctor había adquirido en el mismo edificio, pero para su hija. “Tendré que salir a pedir prestado, porque no tengo para pagar el extra que falta. Lo único que quería era darle una casa a mi hija y que no tuviera que alquilar más, pero ni eso pude”, cuenta, y se larga a llorar.
Esta historia bebe de la política argentina de hace un siglo. Para reconstruirla, sus implicados debieron hacer arqueología legal. Desde La Vanguardia sostienen que el predio es de su propiedad y que sólo le cedieron el terreno al PS en comodato en los años veinte. Lo dicen en un comunicado enviado a este diario, que no pudo acceder a una entrevista con sus representantes de esta sociedad anónima.
Desde el partido dicen que ellos crearon La Vanguardia en esa década y resaltan que en Larralde funcionó un local y biblioteca partidarios por casi 80 años. Agregan que esa y otras “decenas de propiedades” a nombre de LV en la Ciudad y todo el país son suyas. Y por eso demandan a la constructora y la sociedad anónima, a la que exigen “una compensación acorde”, como remarca Gallotti, aunque no da mayores precisiones.
“¿Por qué están a nombre de La Vanguardia? Porque en los años veinte los partidos políticos no tenían personería jurídica, por eso el PS fundó esa sociedad anónima para que editara su diario y les administrara las propiedades”, asegura Gallotti.
Mientras tanto, en el sitio Web de la constructora aún figura el desarrollo de Larralde, descripto como “una torre de categoría de 15 niveles, 12 pisos de viviendas, 2 pisos de espacios guardacoches y locales comerciales en doble altura”. Tendría SUM, pileta, deck con solarium y ducha escocesa, entre otros amenities.
“Compramos el terreno de buena fe a La Vanguardia. Un escribano hizo un estudio de título y comprobó la legitimidad de este lote en manos de esta sociedad”, sostiene el arquitecto Néstor Curland, quien junto a su colega Héctor Mazza lleva adelante CM Emprendimientos.
En el comunicado de La Vanguardia destacan en tanto que accedieron a gestiones con la constructora y “una facción política que reclama la representación de un nuevo PS”, pero que el partido, “luego de expresar su aceptación al acuerdo, no concurrió a su suscripción efectiva”.
En tanto, después de la entrevista de Gallotti con Clarín, el PS envió un comunicado en el que aseguró que “desmiente categóricamente que sea un problema de internas partidarias” y sostuvo que “se trata de una usurpación de propiedades históricas del Partido Socialista, perpetrada por un grupo de individuos que ya hace años no están más en el Partido ni responden a su directiva. Aprovechando su posición de control de la Sociedad Anónima La Vanguardia, han ofrecido dichos terrenos para construir distintos emprendimientos.
Entre tantas idas y vueltas, a los propietarios les cuesta mantener la fe. “Es terrible no saber cuándo se terminará esto -lamenta Alberto Furgiuele-. Lo único que sé es que no puedo darles a mis hijos el departamento con el que se habían ilusionado. Vivimos una angustia terrible por un capricho de otra gente”.w
El Partido denuncia que hubo una usurpación de ex dirigentes que ya no están en la organización.