Historia de una relación irreconciliable
Alguna vez Adele dijo: “Si vuelvo a ver a mi padre, el hombre que me abandonó, podría escupirle la cara”. Ese hombre, Mark Evans, acaba de morir a los 57 años sin haberse reconciliado con su famosa hija.
Evans murió a raíz de un cáncer de intestinos, según informó el diario británico The Sun. La larga enfermedad no alcanzó para acercar a padre e hija, que se pelearon definitivamente en 2011. Ese año tuvieron una fuerte pelea de la que nunca se conocieron los detalles exactos. Pero todo indica que las declaraciones indiscretas que él hizo a la prensa sensacionalista fueron la gota que terminó de romper el corazón de su hija.
En concreto, el hombre se refirió a que la tumultuosa vida amorosa que lleva la cantante, que está reflejada en las letras de varias de sus canciones, podría deberse a los sentimientos de pérdida y abandono que surgieron en ella cuando él se fue de su vida. Esa afirmación sólo hizo que Adele sintiera aun más rechazo hacia él: “No volverá a tener noticias mías”, dijo en su momento. “Volver después de diez años y decir: ‘Tal vez su problema con los hombres se reduzca a mí’. Está arruinado. ¿Cómo se atreve a hacer comentarios sobre mi vida? Hace que me hierva la sangre”.
Allegados a la cantante dicen que ella está conmocionada por la muerte de su padre. Tal vez esté lamentándose no haberse acercado al padre una vez que se enteró de que estaba gravemente enfermo. Fue en 2013 cuando Evans reveló que sufría un cáncer intestinal. En una entrevista posterior a esa declaración, afirmó que solo quería volver a reencontrarse con su hija, con la que llevaba años sin hablarse.
Dos años más tarde, admitió que había sido un “padre podrido” para ella en los años de su infancia. Y se refirió en detalle a su alcoholismo.
“Bebía dos libros de vodka y siete u ocho pintas de cerveza cada día. Fue así durante tres años, solo Dios sabe cómo sobreviví”, dijo.
Agregó que estaba “profundamente avergonzado” por la persona en la que se había convertido, y que lo único bueno que había hecho fue asegurarse de que su hija “nunca” lo viera “en ese estado”. Cuando Adele nació, en la radio sonaban Two Hearts (Phil Collins) y A Little Respect (Erasure). Hablamos de una familia de clase media de Tottenham, Londres. La inscribieron como Adele Laurie Blue Adkins. Era 5 de mayo de 1988 y la relación de sus padres ya aparentaba ser un vínculo frágil. Penny Adkins, su madre, masajista, apenas tenía 18 años al momento del parto. Su padre, galés, esperó a que Adele cumpliera dos años y las abandonó.