Sobre el conflicto entre el grupo Hamas e Israel
Una banda atemoriza en Gaza a su población y exige ser mantenida por Qatar. De no recibir el dinero, disparan cohetes contra Israel, que para colmo es quien les provee del agua potable y electricidad. Si Egipto les cierra su frontera, disparan cohetes contra Israel. Los subsidios internacionales que reciben, en lugar de aplicarlos a vacunar a la población los destinan a cohetes y túneles para capturar israelíes como rehenes y cobrar recompensa o disparar a escuelas y ciudades.
La banda, aprovechando los vientos de la costa, infla globos con helio y les atan material incendiario para quemar campos y ciudades israelíes. Los ataques de Hamas con misiles caen indiscriminadamente contra la población civil. A la inversa, el Ejército israelí pre anuncia su acción para que evacuen el edificio y preservar la vida de los civiles. Hamas anuncia que seguirán atacando “hasta la última gota de sangre palestina”. Es de presumir que la población civil de Gaza no estaría dispuesta a ser sacrificada “hasta su última gota de sangre”.
Recuerdo que cuando el Estado islámico atacó territorio de Siria e Irak se aliaron varias potencias para reprimirlos. En cambio, no cooperan en combatir a los terroristas de Hamas, sino que se permiten criticar a Israel por defenderse. Es clara la voluntad de paz de Israel que en su corta existencia como país soberano está en paz con Egipto, Jordania, EAU, Bahréin, Marruecos, Sudan y más países europeos, asiáticos y africanos de población musulmana e incluso dispuesto a acordar la paz con las autoridades de la autonomía Palestina.
Entonces, ¿la política del mundo a favor del terror o de la paz?
David Fleischer davidfleischer@fibertel.com.ar
• Hace poco más de un año, cuando el mundo se despertó a una cambiada realidad, hubo quienes vaticinaron un futuro solidario, una humanidad corregida, por el espanto de lo impredecible, hacia los más “notables” valores de pertenencia a la especie. Algunos leímos con escepticismo odas dedicadas a la piedad, los sentimientos nobles, la cooperación, a sabiendas que por más deseables que estos valores fueran para nuestra sociedad son, como todos los principios humanos, aprendidos.
Cuando una misma dura realidad golpea en simultáneo a tantas diferentes “casas”, educaciones y principios, el factor común entre tan variadas culturas, esos más “notables” valores de pertenencia a la especie humana, nos recuerda el significado de una guerra. Crueldad, intolerancia, envidia, resentimiento, odio, venganza lideran la lista de las poco loables cualidades humanas que nos han permitido el éxito como especie y la dominancia como cultura. Adversarios al fin, aunque esta vez la adversidad nos de a todos el mote de víctimas.
Repudio los ataques al Estado de Israel, y la indiferencia ante ellos de quienes hoy gobiernan Argentina.
Karina Zerillo Cazzaro zercazza@gmail.com