Clarín

El Bolsón: volvió la calma, pero sigue el temor por los ataques

La aldea hippie se convirtió en la nueva zona caliente de la violencia. En la comarca cuestionan la indiferenc­ia de Nación y piden decisión para resolver.

- Gonzalo Sánchez gsanchez@clarin.com

Ahora se siente de nuevo el pueblo manso que supo ser, el municipio no nuclear, la aldea hippie: autos van y vienen por la avenida Sarmiento, los colegiales caminan entre risas, un hombre pasa a caballo, una mujer con remera no le teme a los últimos fríos de octubre. Pero El Bolsón está de nuevo en alerta. La secuencia de incendios y de ataques contra destacamen­tos de bomberos, casas e institucio­nes públicas se detuvo apenas y nadie duda de que tarde o temprano volverán.

El discurso se repite en boca de los jóvenes, de los viejos, de los funcionari­os públicos, de los nacidos y criados y también, sobre todo, de los cientos de descendien­tes de mapuches que habitan pacíficame­nte la zona, desde siempre.

Parece haber un consenso: el Gobierno nacional, dicen, no puede seguir siendo indiferent­e con este tema. Le apuntan directamen­te a Alberto Fernández por su inercia y comprenden la desesperac­ión de Arabela Carreras, la gobernador­a solitaria de Río Negro, que por pedir ayuda terminó demonizada por los adláteres del oficialism­o.

En la Comarca Andina del Paralelo 42, como se conoce a esta zona, se instaló de manera definitiva la idea crucial: ¿son o no son mapuches los que cometen los atentados incendiari­os? Los hechos se enlazan, de algún modo, con la toma de tierras que se mantiene latente en la zona de Cuesta del Ternero, a 20 kilómetros, sobre un área de bosque quemado.

Allí, una agrupación de familias, con mujeres y niños, lideradas por Romina Jones Huala, la hermana de Facundo, el lonko preso en Chile , resiste sobre tierras de una sociedad forestal. Son más de veinte o de treinta, quizás. Algunos ocupan un campamento, otros, al parecer, se refugian en la montaña, en el interior de una quebrada. Los rodea la policía de Río Negro, agentes vestidos para la guerra, de verde militar, con pasamontañ­as y armas, y policías que parecen urbanos y sufren el frío al igual que los usurpadore­s.

Se decía que la agrupación de Cuesta del Ternero está intervenid­a por activistas provenient­es de otros lugares, que nada tienen que ver con el reclamo mapuche. No se ve a simple vista. Son los comentario­s de la gente del lugar. Ellos, encapuchad­os, se defienden, tajantes: dicen que no tienen nada que ver con los ataques de fuego, que son víctimas, acusan a este equipo de enviados de trabajar para el poder. No aceptan por ahora preguntas. La posibilida­d de un diálogo, de una entrevista, se vuelve frágil y delicada.

Pero los hechos concretos se ven. Un comunicado de la RAM, la Resistenci­a Ancestral Mapuche, se adjudicó este viernes los ataques contra maquinaria vial en Bariloche, ocurridos días atrás. En ese mismo comunicado, la organizaci­ón manifestó solidarida­d con la toma de “la comunidad Quemquemtr­u” en Cuesta del Ternero.

El otro ataque, el más notorio, el que dejó convertido en cenizas la sede del Club Andino Piltriquit­rón, todavía no se lo adjudicó nadie. Pero es un herida para toda la comunidad. Los terrorista­s golpearon en el corazón de una institució­n social, con 400 socios que pagan una cuota simbólica de 75 pesos por mes. No tienen de ninguna manera el dinero para reconstrui­r nada. "¿Por qué contra ustedes?", le preguntó Clarín a Nai Ekfesman, un montañero que llegó de Rosario para vivir al pie de los cerros.

“Solo por daño, para dar un mensaje fuerte. No sé quiénes son, pero es una injusticia. No quiero politizar el tema. Solo siento que nos lastimaron. Nosotros somos solidarios con todos. No peleamos con nadie. Este club es un lugar para todos los que aman y quieren cuidar la naturaleza. Es difícil entender por qué nos atacaron”, se lamenta. Cierra: “La gobernador­a dijo que nos iba a ayudar con fondos para la reconstruc­ción”.

La llegada de los gendarmes

Ayer arribaron a la ciudad los primeros gendarmes enviados por el Gobierno Nacional. No significa, por ahora, más que una foto. Los que conocen la zona, como Cacho Romera, el ex intendente, dicen que no hay razones para el despliegue militar. Explica que con voluntad política “esto se resuelve”. Camina junto a Clarín por delante de la misma parroquia que hace un año fue tomada por activistas mapuches en reclamo de libertad de los presos políticos de Chile.

“Acá todos saben quiénes son. Son 20. Son los mismos de siempre. Se resuelve fácil. Pero nadie toma ninguna decisión y no sabemos por qué”. En el mapa imaginario que traza Romera con sus palabras hay tres focos claros: Villa Mascardi, la toma que está por cumplir 4 años; los campos de Benetton, actualment­e escenario de tres tomas activas; y El Bolsón, la nueva zona caliente.

“En los tres lugares están las mismas personas. No hay discusión sobre eso. Estos Huala están aquí y allá. Para nosotros es historia conocida. Pero no se entiende por qué desde el Gobierno nacional los protegen”, describe y hay lugar para un pregunta final: ¿Hay grieta sobre este tema en El Bolsón? “Poca, la gente está cansada y están todos de acuerdo. Si no se resuelve pronto, lo van a resolver los mismos vecinos”. ■

Los vecinos del lugar repiten que el Gobienro nacional no puede mantenerse afuera.

 ?? ?? Vandalismo., El Club Andino Piltriquit­rón de El Bolsón, fue quemado esta semana. En el lugar dejaron carteles que reivindica­ban los conflictos de los mapuches.
Vandalismo., El Club Andino Piltriquit­rón de El Bolsón, fue quemado esta semana. En el lugar dejaron carteles que reivindica­ban los conflictos de los mapuches.

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