De La Cámpora a La Apold
No se sabe si fue una mano traviesa, parte de la “campaña sucia”, un toque de originalidad publicitaria o un mensaje subliminal atribuible a las disputas internas del peronismo que se desatarán seguramente a partir del 15/11, según sean los resultados electorales. Aprovechando la evocación del 17 de Octubre del ´’45, las zonas más transitadas de la Ciudad fueron empapeladas el fin de semana pasado, con afiches alusivos con la leyenda “Sí, lealtad siempre” y estampada con las fotos de Perón, Evita, Néstor, Cristina y, también… Máximo.
Lo más curioso de esos afiches, de costosa factura, era la leyenda bien visible de quiénes lo firmaban, una ignota agrupación La Apold, recordando al secretario de Propaganda de Perón, de los años 40 y 50. Raúl Apold, para quienes no lo recuerdan, fue un periodista y político peronista que se hizo conocido por su labor al frente de la Subsecretaría de Prensa y Difusión durante la primera y segunda presidencia de Perón, el primer publicista del relato peronista, “el inventor del peronismo” según la biografía política que le dedicó Silvia Mercado destacando su participación protagónica detrás de la escena durante esa década. La figura de Apold quedó asociada al control estatal de los medios de comunicación, la regimentación del mensaje transmitido en noticieros, la censura y la utilización de la información como propaganda. Y aunque fue también un precursor de las campañas políticas contemporáneas, a nadie se le ocurrió hasta ahora reivindicar su nombre: asociarlo al kirchnerismo sólo permite pensar en una manera de dejar en evidencia su costado más autoritario y opaco. Aunque no es descartable que haya despistados que quieran reivindicar su figura, como un precursor del “periodismo militante”.
Vaya a saber si a algún osado publicista se le ocurrió desempolvar el recuerdo de Apold para aportarle a La Cámpora herramientas de propaganda en la lucha interna que se avecina,. Lo cierto es que, broma, travesura o globo de ensayo, los afiches de La Apold tuvieron efímera visibilidad: fueron prontamente tapados o arrancados. Y un detalle peculiar: en el que aparece Perón, bajo la leyenda “Sí, Lealtad siempre”, se distingue detrás a su vicepresidente Alberto Teisaire, quien tras la caída del 55 protagonizará un célebre alegato acusatorio del régimen depuesto que lo conducirá al ostracismo y el olvido, quedando como figura emblemática de la traición. Solo falta ahora que aparezca una agrupación La Teisaire…w