Silvio Berlusconi vuelve a la escena política y busca ser presidente
Al ex premier, y actual eurodiputado, lo acaban de absolver en un juicio y retoma las riendas de la coalición de centroderecha. Quiere el máximo cargo.
Otra vez Silvio Berlusconi gana el centro del escenario. El ex caballero del trabajo que perdió el título por las condenas judiciales, regresó a Roma tras una larga ausencia y también volvió a Bruselas, porque es diputado en el Parlamento Europeo y faltaba hace dos años.
A los 86 años, el hombre que gobernó Italia durante casi una década y pelea en el centro del ring político hace veinte, tiene un último gran sueño: ser Presidente de la República.
Es muy difícil que logre conquistar el gran objetivo. Sería el máximo, porque el papel del jefe del Estado es el más prestigioso en Italia y lo glorificaría frente a tantas contestaciones por los excesos de su vida privada.
Berlusconi es un magnate riquísimo, dueño de las principales redes privadas de TV y otros mil negocios. Está de acuerdo que las dificultades son muchas y por eso no lanza abiertamente su candidatura. En enero el Parlamento será convocado para elegir al nuevo Presidente durante un período de siete años.
Las circunstancias que lo devuelven al centro del escenario político están marcadas por el desastroso fracaso de los dos partidos de extrema derecha, que comparten con Forza Italia de Berlusconi la alianza de centroderecha, en las elecciones municipales.
El partido Democrático, que guía la coalición de centroizquierda, obtuvo apenas mejorada su votación de siempre. La diferencia fue el derrumbe de Matteo Salvini, líder de la Liga, y de Giorgia Meloni, jefa de Hermanos de Italia.
En los sondeos ambos juntan el 20% cada uno del consenso popular y Berlusconi apenas y el 7%. Pero Meloni y Salvini se besan en las mejillas y se pelean.
Después de las elecciones, Berlusconi los reunió en Roma en una de sus lujosas mansiones repartidas en Italia y afuera. Llegaron con la cola entre las piernas.
Salvini está en el gobierno con un pie adentro y otro afuera. Meloni es la única opositora oficial. O sea que ambos partidos terminan combatiéndose entre sí. Berlusconi en el encuentro con Salvini y Meloni comenzó por retomar su condición de “Federatore”, el único capaz de reunir bajo su figura a las caóticas fuerzas de centro derecha.
Para peor, Salvini y Meloni están en un callejón sin salida a nivel europeo porque defienden las posiciones soberanistas, nacionalistas. Berlusconi, en cambio, está cómodo en el partido Popular Europeo, conservador democristiano, el más grande de la Unión Europea, viejo socio de los socialdemócratas y liberales.
Las tres fuerzas gobiernan la UE, con 27 países y 450 millones de habitantes”, desde 1957, cuando seis países fundaron la Unión.
Berlusconi elogió al primer ministro Mario Draghi, a quien Salvini y Meloni prefieren desviar hacia la presidencia italiana para conquistar el poder en las elecciones generales previstas para 2023.
Berlusconi demostró que tiene otros planes: cree que es él quien se merece el sillón presidencial. Por eso a una pregunta respondió que “Draghi es óptimo y por eso creo que Italia lo necesita para que siga aplicando el plan de gobierno”. O sea, nada de opciones presidenciales para el primer ministro.
Berlusconi dijo que sus conversados problemas de salud están superados y que se debieron a las consecuencias del contagio de la pandemia, que logró superar.
Saludó la decisión de los jueces que “no hay derecho a proceder”, tras la acusación de haber corrompido a un pianista que amenizaba las veladas de Bunga Bunga con chicas demasiado jóvenes, para que declarara que allí no pasaba nada.
Le quedan otros dos procesos pendientes por este mismo filón.
Al ex cavaliere le ha surgido una nueva preocupación. Tres ministros que representan a su partido Forza Italia en el gobierno de Mario Draghi, contestan la línea política de alianza con los partidos de extrema derecha. Son Renato Brunetta, Mara Carfagna y Maríastella Gelmini.
Los tres se oponen a la posición soberanista de Salvini y Meloni y sostienen la necesidad de apoyar a fondo al premier Draghi, cuya gestión es hasta ahora exitosa.
Italia crece a más del seis por ciento anual y el alto nivel profesional del
En enero el Parlamento será convocado para elegir al nuevo Presidente de Italia.
economista que cuando fue presidente del Banco Central Europeo salvó al euro sacudido por la crisis que se había iniciado en 2008, ha logrado poner orden y eficiencia en los programas para invertir los 220 mil millones de euros para salir de la crisis, que cuentan con un apoyo de 190 mil millones de euros en subsidios y créditos de la Unión Europea.
Berlusconi desdeñó el peligro de un crisis interna en su partido. Sabe que a sus ministros rebeldes y a la irritación europea contra Salvini, Meloni y los soberanistas italianos, debe responder poniendo en vereda a sus socios de extrema derecha en la línea democrática liberal de Bruselas, que es la suya.
Si no deberá despedirse de su regreso al centro del escenario y de la soñada presidencia de los italianos.