Por qué Ginóbili no fue elegido entre los 75 mejores de la NBA
La votación por los tres cuartos de siglo de la mejor liga del mundo no lo tuvo entre los seleccionados. Las razones para que así haya sucedido.
La NBA anunció en la noche del jueves pasado los últimos nombres que conformaron la lista oficial de los 75 mejores jugadores de todos los tiempos. Por estos lares, las redes sociales se inundaron de inmediato y de hecho hasta convirtieron algunos apellidos en tendencia. El reclamo, al unísono, en forma de crítica y de pregunta: ¿por qué no está Manu Ginóbili? Tal vez porque Manu Ginóbili no merecía estar.
Entre los 75 nombres, se repiten los 50 que habían sido seleccionados en 1996, cuando la liga cumplió medio siglo. Este fue el primer escollo: solo había lugar para 25 nuevos jugadores.
En realidad, aquí la votación comenzó desde cero, ¿pero acaso no tiene lógica que aquellos cracks volvieran a aparecer? Había ahora espacio para más sin necesidad de reemplazar a aquellos distinguidos de entonces.
El lugar que quedó puede resultar insuficiente. Linealmente, había espacio para un jugador por año. Solo en el draft de 2003, por citar un ejemplo, hubo cuatro basquetbolistas con méritos suficientes para ingresar en este selecto grupo: LeBron James, Chris Bosh, Dwyane Wade y Carmelo Anthony.
La mención de esa clase del draft
no es antojadiza. Además de poner de manifiesto cuánto talento puede ingresar en una sola temporada y qué tan difícil es colocar a Manu entre esos 25 nombres, está el de uno de los criticados por haber aparecido: Anthony. Su nombramiento despertó cuestionamientos que también tocaron a Russell Westbrook, James Harden, Damian Lillard o Anthony Davis, por citar algunos.
En el caso del ex ícono de New York Knicks y hoy compañero de LeBron en Los Angeles Lakers, parece que se ha olvidado que se trata de uno de los 10 máximos goleadores en la historia de la liga, uno de los anotadores más prolíficos que haya conocido este deporte, con una jerarquía ofensiva de las que se pueden contar con los dedos de las manos.
Westbrook, por su parte, convirtió en norma algo inédito: promediar un triple-doble, como supo hacer Oscar Robertson. Y lo hizo no una, no dos, sino cuatro veces (tres consecutivas). Números de otros tiempos en la actualidad y que no solo se reducen al lucimiento personal: contra el mito que se creó en torno a su figura, sus equipos ganan cerca de 7,5 de cada 10 veces que él llega a la triple decena.
Fue, como Harden, Jugador Más Valioso de una fase regular, premio que bien puede ser indicativo de quién ha sido el mejor jugador del mundo durante el año. Lillard o Davis no tienen esos registros históricos ni esas distinciones individuales, es cierto. Ninguno de ellos tiene un título. Con sus cuatro anillos, Manu podría ponerles uno a cada uno.
La ecuación, en esos casos, se resuelve de manera simple, recordando (y repitiendo) el sentido de la elección: encontrar a los mejores. Tanto el base de Portland como el interno de los Lakers entran tranquilamente en el top 10 de la actualidad. Y llevan varios años así.
¿Acaso Manu alguna vez fue el mejor basquetbolista del mundo? ¿Acaso alguna vez estuvo entre los 10 mejores de la NBA?
La respuesta a la primera pregunta es un “no” de perogrullo. Para la segunda, vale este repaso: dos veces participó del Juego de las Estrellas, ambas como suplente. Alguna vez coqueteó con el premio al Jugador Más Valioso de las finales y lo mereció tanto o más que Tim Duncan, elegido por 6 votos contra 4 del bahiense. Ocurrió en 2005, año en que también fue convocado al All Star. Fue lo más cerca del estrellato absoluto que pudo estar.
Si la elección se llamase “los 75 jugadores más significativos de la historia” o “los 75 más determinantes”, sin dudas Ginóbili debería estar. En este caso, se habla pura y exclusivamente de talento y, en menor medida, de espectáculo. Ginóbili derrochó lo primero, supo tener lo segundo, tuvo logros que probablemente ningún basquetbolista argentino vuelva a tener y, justificadamente, es por no pocos considerado el deportista más grande de la historia, en un país que tuvo a Maradona, Messi, Aymar, Sabatini, Fangio, Vilas y tantos otros.
Todos ellos fueron los mejores del mundo en lo suyo. Manu, no. Su ausencia en este ranking está justificada. Por eso también su legado es tan grande.