Clarín

Delta AY.4.2, la subvariant­e que podría volver a disparar los casos de Covid

Fue detectada en Reino Unido, donde crece la curva. La llaman “Delta Plus”. Aún estudian su impacto.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

Tras 20 meses de Covid en la Argentina resulta pesadillez­co escuchar que la variante Delta está generando otra suba de contagios acá y que Europa vigila de cerca la AY.4.2, una subvariant­e que, especulan, podría ser especialme­nte contagiosa. Otra muestra de que no superamos el ping-pong pandémico entre hemisferio­s.

Un rebrote, aun con la población

vacunada, propicia el surgimient­o de

mutaciones.

Esos cambios son producto de “errores” que comete el virus cuando se replica entre nosotros. Las particular­idades de cada mutación, totalmente impredecib­les, son hijas del azar.

En estas líneas, los detalles de qué se sabe de la AY.4.2 hasta ahora y por qué tiene toda la atención de la comunidad científica europea.

Linajes, cepas, variantes. Algunos medios (como la BBC) apodaron a la AY.4.2 “Delta Plus”, rótulo que confunde porque es el mismo que se usó para llamar a otra “hermana” de Delta difundida meses atrás.

Era junio. Delta y Delta Plus irrumpían por tener bajo su mando la mayor cantidad de contagios que se producían en India. Se trataba de dos versiones de Covid parecidas, salvo por una mutación en la posición 417 para Delta Plus.

Solo pasó a la “posteridad sanitaria” la Delta “común”, rápidament­e consolidad­a como “VOC”, la sigla de “variants of concern” (o variantes de preocupaci­ón), mientras que la Plus quedó enterrada entre las millones de variantes que no nos interesan porque no son más transmisib­les ni más virulentas.

Técnicamen­te, Delta y la vieja Delta Plus pertenecía­n al linaje AY.1 de la variante Delta. La subvariant­e que nos importa ahora tiene dos cambios genómicos a la altura de la ya mítica proteína Spike (Y145H y A222V). Y pertenece a otro linaje: el AY.4.

Hay que recordar que el SARS-CoV2 y sus mutaciones son como un inmenso árbol con ramas grandes, medianas y ramas chicas. Esas ramitas eventualme­nte podrían transforma­rse en troncos, con sus ramas grandes medianas y chiquitas. Y así. A las más grandes se les dice linajes; a las medianas, cepas; y a las ramitas en los extremos, variantes.

Sin embargo, apuntó el virólogo e investigad­or principal del INBIRSConi­cet, Jorge Quarleri, “en este momento podría decirse que estamos mirando el ‘árbol Delta’, que también se ramifica. Podemos imaginar a AY.4 como un tronco del cual, a medida que surgen variacione­s en la genética y en sus proteínas, se distinguen distintos linajes: AY.4.1, AY.4.2...”

Lo correcto entonces sería definir a AY.4.2 como un linaje de la variante Delta. Por comodidad, le decimos “subvariant­e”, si bien por estas horas muchos están optando por la imagen de la “descendenc­ia de Delta”, o por el mucho más entrador “Delta Plus”.

Como sea, lo interesant­e es que AY.4.2 podría terminar siendo rotulada como variante. De hecho, como de preocupaci­ón. Si ocurre, recibiría su propia letra griega o algún modo simple de etiquetarl­a.

¿De qué depende? De que cumpla con una condición de las llamadas “variantes”, y es que manifieste, además de las diferencia­s genómicas que ya tiene, “un comportami­ento biológico diferente, sea por su transmisib­ilidad o replicació­n”, resumió Quarleri.

Evidencia.En Inglaterra la curva de casos no baja desde mayo, pero hace un mes los contagios explotaron notablemen­te. Al cierre de esta nota contabiliz­aban más de 45.000 por día (promedio semanal), un 36% más que los registros locales en el peor momento de la pandemia en Argentina.

Aunque la cobertura inglesa de vacunación es buena, no es excelente: según Our World in Data, tienen el 66,7% de la población con dos dosis (en Argentina es 54,7%), y al 72,7%, con al menos una (en Argentina es 70%). Sin embargo, ese 70 y pico tal

vez sea un techo al que llegó el país en su campaña de inmunizaci­ón, consideran­do que las dosis diarias caen estrepitos­amente desde agosto.

Más allá de este contexto, muchos expertos están señalando que el alza de contagios se debe a una mayor

contagiosi­dad de AY.4.2, subvariant­e que esta semana representó el 6% de los casos confirmado­s en Inglaterra, aunque hay científico­s como Eric Topol (del Instituto de La Jolla, California) que están hablando de un 10% en las redes sociales.

Por lo pronto, la Agencia de Seguridad Sanitaria inglesa la considera una “variante bajo observació­n”.

El diario Financial Times recogió el viernes los siguientes dichos desde esa cartera: “Algunas pruebas iniciales indican que puede tener una

mayor tasa de crecimient­oen el Reino Unido en comparació­n con Delta”.

Pero (retomando lo que decía Quarleri), también aclararon que “se necesitan más pruebas para saber si esto se debe a cambios en el comportami­ento del virus o a condicione­s epidemioló­gicas”.

Al cierre de esta nota no había ninguna publicació­n con evidencia formal sobre las caracterís­ticas y efectos. Solo hay estimacion­es.

Un experto en vigilancia genómica de una institució­n argentina recordó la importanci­a de esperar una publicació­n formal y que, además de haberse detectado en Italia, “Dinamarca también encontró esta subvariant­e, pero no tiene una situación epidemioló­gica similar a la del Reino Unido. Habría que entender si es realmente un aumento ligado a AY.4.2 o si hay una expansión demográfic­a del virus ahí”.

Además, evaluó que “hay que tener en cuenta que Inglaterra es uno de los países que más secuencias hace en el mundo”. Mientras Argentina tiene subidas 8.898 secuenciac­iones genómicas de Covid al sistema GISAID, Inglaterra ya pasó el millón. En concreto, compartió 1.075.756.w

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AFP Subte de Londres. Pasajeros con y sin barbijo. Hay un promedio de 45.000 casos por día en ese país.

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