Clarín

Máximo Kirchner se refugia en la Provincia, con dudas sobre su futuro

Hay quienes insisten en que quiere ser gobernador. Le sugieren afincarse en la capital provincial.

- Federico Mayol fmayol@clarin.com

En La Plata, Máximo Kirchner vive de prestado. Hace rato que visita la capital provincial con mucha más frecuencia de lo que trasciende. Desde que renunció a la jefatura del bloque del Frente de Todos en la Cámara baja, un movimiento que ejecutó en paralelo a la decisión de apuntalar su rol como presidente del PJ bonaerense, la actividad en el despacho en Diputados mermó notablemen­te. Ya no lo utiliza como antes.

Ahora, La Plata es su nueva casa y el Gran Buenos Aires su territorio. Alterna, por ejemplo, entre la gobernació­n y el Senado bonaerense, separados por la Plaza San Martín, en el centro de la ciudad. El senador Emmanuel González Santalla, de Avellaneda -un camporista muy cercano-, suele ser uno de sus anfitrione­s. Hasta que dejó la Legislatur­a provincial, su amigo Facundo Tignanelli -según trascendió, buscaba refurecurr­ente gio en el Ministerio de Justicia que lidera Julio Alak- solía recibirlo.

En el entorno del jefe de La Cámpora le aconsejaro­n que deje de vivir de prestado, y que para su nueva función de presidente del PJ provincial es fundamenta­l que cuente con un espacio para animar las tertulias de la rosca bonaerense. Una oficina propia para hacer base. Se trata, en definitiva, de una señal de que su desembarco en la Provincia esta vez va en serio. Según confiaron, el diputado recibió el consejo con agrado. Y algunos dirigentes empezaron a explorar opciones, todavía sin novedades.

Había sido José Ottavis, hace ya varios años, el que insistió de manera con el planteo de que La Cámpora debía afincarse definitiva­mente como una opción de poder en Buenos Aires. El tiempo, dicen, le dio la razón. El dirigente, que supo ser de los más encumbrado­s de la organizaci­ón, ahora reparte su tiempo entre la Ciudad, la Provincia y Corrientes. Lo rescató Sergio Massa.

En la actualidad, la única propiedad del PJ de la provincia de Buenos Aires está lejos de La Plata, el epicentro de la política bonaerense. Es la casona de Gaspar Campos al 1000, en Vicente López, la zona norte del conurbano que no suele votar por el peronismo, y mucho menos por La Cámpora. Fue remodelada por la anterior conducción del PJ a cargo de Fernando Gray y Gustavo Menéndez. Los trabajos, durante la pandemia, estuvieron liderados por este último que, después de amagar con una rebelión interna contra Kirchner, terminó sumiso al poderío del jefe camporista.

El intendente de Esteban Echeverría fue el único que siguió adelante, en soledad, con su rechazo a la elección del hijo de Cristina Kirchner al frente del Justiciali­smo. Se lo avisó al diputado y a la propia ex Presidenta la última vez que habló, hace ya varios meses. Sin éxito, intentaron mediar desde Eduardo "Wado" de Pedro

hasta Andrés "El Cuervo" Larroque. Gray llegó hasta la Corte Suprema,

que tomó el planteo: espera que la presentaci­ón no duerma el sueño de los justos.

A Máximo Kirchner, ni el petit hotel de Gaspar Campos en el que vivió Juan Perón en su vuelta al país, ni la sede del PJ nacional, le sientan cómodos. El Partido Justiciali­sta bonaerense paga parte de los gastos de la sede de la calle Matheu. Parte de la plantilla de empleados que trabajan en ese lugar cobran del partido provincial.

En algún momento, se analizó la posibilida­d de comprar el edificio de al lado, en Matheu al 100. Pero se definió que la sede debía estar en la Provincia, y no en Ciudad. Después, cuando asumió Kirchner, se especuló con la chance de utilizar las oficinas del PJ de La Plata. Se descartó de cuajo.

"Es parte de la discusión de darle otra identidad al partido", explicaron fuentes vinculadas al jefe de La Cámpora.

El futuro de Kirchner es una incógnita: algunos todavía insisten en que quiere ser gobernador, a pesar de que limó asperezas con Axel Kicillof y que el gobernador está decidido a ir por la reelección con el respaldo de Cristina Kirchner.

Lo único seguro es que el jefe de La Cámpora definió refugiarse de la crisis del Frente de Todos desde la Provincia. Y que la estrategia cuenta con la complicida­d de Martín Insaurrald­e, un dirigente que está decidido a ser un actor de peso en la política bonaerense.

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Hijo vicepresid­encial. Máximo Kirchner, tras renunciar a la jefatura del bloque K para hacer oposición interna, busca hacerse fuerte en Provincia.

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