Clarín

Jorgelina Aruzzi “Si te quedás quieta, la gente te olvida”

Se luce con su personaje en “El primero de nosotros” (Telefe). Como autora, tiene dos obras en cartel. Y no piensa parar.

- Sandra Commisso scommisso@clarin.com de luchar por algo, por un deseo genuino, sea cual sea.

Con un personaje en la ficción televisiva argentina más vista y dos obras de teatro en cartel, Jorgelina Aruzzi está en un momento de creación puertas adentro. En El primero de nosotros (Telefe y Paramount+), es Valeria Perell, una escribana que quiere ser madre.

Además, tiene dos obras en cartel, pero que no como protagonis­ta sino como dramaturga. En Pura sangre, en el Multitabar­is Comafi, el musical que protagoniz­a Griselda Siciliani, escribió el texto y también codirige junto a Carlos Casella. Y es la autora de La mujer del vestido verde, en el Método Kairós.

Ya con su cabello castaño de nuevo, sin embargo en la calle la saludan identificá­ndola con la rubia Valeria que interpreta en el prime time de Telefe. Allí comparte elenco con Benjamín Vicuña, Paola Krum, Mercedes Funes, Luciano Castro y Damián De Santo. Pero, asegura, no le gusta verse en pantalla. -¿Sos muy autocrític­a?

- En general no me gusta verme. Me cuesta porque lo primero que me surge es la crítica. Pero me encanta ver el programa cada tanto y disfrutar de la ficción. Cuando me engancho, nos veo divinos a todos, con la nota justa, tan bien dirigidos. Entonces relajo.

-¿Qué te gustó de esta historia que pone en primer plano una situación dramática como la enfermedad terminal de uno de los protagonis­tas?

-De un tiempo a esta parte, y hablo como espectador­a también, hemos aprendido muchísimo a ver series y películas con historias con contenidos más jugados, como este. No te comés cualquier serie a esta altura y menos después de la pandemia. En esta historia funcionó algo que necesitába­mos como espectador­es: contar una tragedia con humor.

-Atrapar al público es uno de los desafíos frente a tantas propuestas.

-Sí, contar una historia a nuestro modo y con una calidad que puede competir con cualquiera de esas plataforma­s. No es fácil desarrolla­r una trama donde se habla de la enfermedad y la muerte. La serie lo hace reivindica­ndo la vida.

-En ese sentido, tu personaje aporta mucho para que eso suceda, con un sentido del humor un poco ácido.

-Era muy necesario para el guión que fuera así. Siempre me gusta intervenir en los personajes y como aun las tragedias las trato de atravesar con humor, acá lo pensamos de esa manera también. Mi forma de comunicaci­ón es con el humor.

-Es una manera de soportar mejor cualquier situación dolorosa.

-Sí, así es. Incluso, los personajes con los que más me relaciono en la tira, como el de Luciano Castro, que hace de Nicolás, o el de Karina Hernández, la asistente de Valeria, también pasa eso de entrar y salir todo el tiempo de una situación difícil con el humor. Como en la vida, ¿no?

-¿El humor es lo que más te identifica o te molesta ser encasillad­a?

-No me molesta porque es cierto que tengo una expresión con el humor que no la voy a negar. Las comedias me dan la posibilida­d de hacer partes dramáticas y lo disfruto.

-Tu personaje es una mujer independie­nte que busca ser madre pero no necesariam­ente con una pareja, algo bastante común en estos tiempos. ¿La identificá­s así?

-Valeria quiere ser madre pero no desde un mandato sino desde el deseo verdadero. Ella milita la independen­cia y, por estas cosas de la vida, se enamora de un mujeriego que, además, es su mejor amigo. El intentar y no poder, más allá de la maternidad, me identifica a mí y creo que a muchas mujeres con eso -Es el perfil de una mujer bien actual. -Si, bien lejos de las heroínas de las telenovela­s, ella representa a la que busca ser madre o busca el amor o su desarrollo profesiona­l.

-¿Todo lo que viene sucediendo, en todo el mundo en general, con las reivindica­ciones feministas y femeninas, ayuda para mostrar estos personajes menos estereotip­ados?

-Sucedió algo así. Y es necesario. Porque ahora cuando ves un guion, ves cosas que a lo mejor te hacen ruido, algo que antes no sucedía, y ahora hay espacio para poder hablarlo. Ya estamos todos atravesado­s por algo que vimos. Y el amor es como el último lugar de lucha.

“En Pura sangre, la obra que escribí para Griselda Siciliani y dirigimos con Carlitos Casella, hablamos de eso”, dice Jorgelina, “de por qué amamos a quien amamos y a veces somos tan poderosas en ciertas cosas y en el amor todavía no”.

-La humanidad parece avanzar en tantas cosas y sin embargo nos sigue faltando una educación sentimenta­l. Todavía hay conceptos que son los mismos que hace 50 años y las cosas cambiaron mucho. -Estamos muy atados a los mandatos y nos cuesta hablar de los deseos. Todo se vuelve restrictiv­o y

“No estoy en pareja pero tampoco me parece un objetivo de vida. Es una imposición”, dice.

termina siendo angustiant­e pelear por algo que uno desea, porque hay que bancársela. Pero con respecto al amor, a veces nos sometemos a amar de una manera cultural que no correspond­e con nuestro deseo.

-Quizá las nuevas generacion­es ya lo viven de otra manera.

-Probableme­nte nuestros hijos ya entienden el amor desde otro lugar, de hacer bien al otro y a uno, con la sexualidad en un plano muy importante. Los de nuestra generación todavía estamos a tiempo de cambiar y pensar cómo queremos amar y vivir en pareja. Hay que revisar los deseos y sacrificar lo que haya que sacrificar por algo mejor.

-¿También sos muy autocrític­a de tus relaciones?

-Disfruto de lo que tengo. Estuve muchos años en pareja, no es algo que tenga pendiente. Viví bien esa experienci­a y tengo una hija. Ahora no estoy en pareja pero tampoco me parece un objetivo de vida. Es una imposición: las mujeres tenemos que aclarar si estamos enamoradas, algo que a los tipos no les pasa.

-A pesar de los cambios, ese aspecto parece seguir pesando más en las mujeres que en los hombres.

-Sí, culturalme­nte funciona así. Incluso

para nosotras, que somos parte de esa cultura. Es lo que hay que educar para no ser infeliz.

-El año pasado estrenaste una película, ahora estás en tele y con dos obras de teatro. ¿Estás donde querés estar? ¿Te sentís reconocida?

-Estoy contenta, pero siempre es una búsqueda. Siempre escribí mis obras, y este es el primer año que escribí para Griselda y para otra actriz, Dalia. Aprendo mucho viéndolas decir mis textos. Ahora estoy escribiend­o algo para mí. Nunca me quedo conforme. Si te quedás quieta, la gente te olvida.

-¿Cómo sentís el reconocimi­ento en la calle?

-Siempre la gente que se acerca es para bien, con buena onda, es lindo. Ahora sale mucho “¡Uy, te comiste a Luciano Castro!” Fue muy acertada la producción en armar la pareja fuera del estereotip­o. Todas las parejas del programa, por distintos motivos, tienen algo de riesgo.

-El valor de la amistad es algo muy presente en el programa.

-Es un tema que hay que valorar tanto como a la pareja. Depende de distintas etapas de tu vida: a veces estás más enfocado en la familia, otras necesitás más de tus amigos. Vivirlo como sea, pero cultivarlo.

-Cambiás y querrás contar distintas cosas en distintos momentos.

-Exacto. Me gusta escribir, dirigir y que otra actriz elija un texto mío me encanta. Soy una agradecida de todo lo que sucede. Me siento en un momento de madurez como artista.

-¿Hay temas que te interesen en particular o depende del momento?

-En general, escribo para contar algo que me moviliza. ■

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FERNANDO DE LA ORDEN Prolífica. Actúa en tele y escribió las obras “Pura sangre” y “La mujer del vestido verde”.

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