Clarín

La OTAN teme que sea un conflicto interminab­le y sin chances de ganar

Las autoridade­s de la Alianza militar y los analistas no ven señales de una salida negociada en el corto plazo.

- Matthew Lee

¿Una guerra interminab­le e imposible de ganar en Europa? Eso es lo que temen los líderes de la OTAN y se preparan para ello mientras la guerra de Rusia en Ucrania entra en su tercer mes con pocos indicios de una victoria militar para cualquiera de los dos bandos y sin resolución a la vista.

La posibilida­d de un estancamie­nto acentúa la preocupaci­ón de que Ucrania siga siendo un mortífero campo de batalla europeo y una fuente de inestabili­dad continenta­l y mundial durante meses o años.

La energía y la seguridad alimentari­a son las preocupaci­ones más inmediatas, pero el apoyo masivo de Occidente a Ucrania mientras el mundo aún está saliendo de la pandemia de coronaviru­s y tiene dificultad­es para hacer frente a los efectos del cambio climático podría agravar los daños para la economía mundial. Y si Rusia optara por una escalada, el riesgo de un conflicto más amplio aumentaría.

Estados Unidos y sus aliados envían un flujo constante de armamento letal a Ucrania para mantenerla en la lucha. Aunque la mayoría de los analistas afirman que Kiev aún resiste, esos aportes deben continuar para que el presidente Volodimir Zelenski pueda cumplir con su promesa de ganar o, al menos, seguir igualando o rechazando los avances de Moscú.

El presidente ruso Vladimir Putin no ha dado señales de estar dispuesto a intensific­ar la invasión con una movilizaci­ón general de tropas o el uso de armas no convencion­ales, pero tampoco ha dado indicios de querer retroceder.

Tampoco lo ha hecho Zelenski, que ahora asegura que Ucrania no solo rechazará la actual invasión rusa, sino que recuperará el control de Crimea y de otras zonas que Rusia ha ocupado o controlado desde 2014.

"Es muy difícil ver cómo se podría lograr una solución negociada en este momento", dijo Ian Kelly, experiment­ado diplomátic­o retirado que fue embajador de Estados Unidos en Georgia, otra ex república soviética respecto de la cual Rusia tiene ambiciones territoria­les. "De ningún modo Ucrania dará un paso atrás. Creen que van a ganar”, remarcó.

Al mismo tiempo, el experto señaló que, por muchos que sean los errores de cálculo que ha cometido Putin sobre la fuerza y la voluntad de Ucrania para resistir o sea cual sea la unidad y la determinac­ión de los aliados de la OTAN, el presidente ruso no puede aceptar la derrota o cualquier cosa que no sea un escenario en el cual pueda afirmar que logró el éxito. "Sería un suicidio político para Putin retirarse", opinó Kelly. "Es muy difícil ver cómo se podría lograr una solución negociada en este momento. Ninguna de las partes está dispuesta a dejar de luchar y quizá el resultado más probable sea una guerra que dure un par de años. Ucrania sería una llaga supurante en medio de Europa".

Los funcionari­os estadounid­enses, empezando por el presidente Joe Biden, parecen estar de acuerdo, incluso después que el secretario de Defensa Lloyd Austin, tras una visita a Kiev el mes pasado, sorprendie­ra al decir que el objetivo de Washington no es sólo ayudar a Ucrania a defenderse, sino también "debilitar" a Rusia hasta el punto de que no suponga una amenaza.

Putin "no tiene salida en este momento y estoy tratando de dilucidar qué haremos a ese respecto", dijo Biden, incluso después de promulgar una ley destinada a reiniciar el programa de "préstamo y entrega" de la era de la II Guerra Mundial, y exhortar al Congreso a aprobar un paquete de US$ 40.000 millones de ayuda militar y humanitari­a para Ucrania.

Los funcionari­os estadounid­enses reconocen que el final del juego depende de Ucrania. "Nuestra estrategia es procurar que Ucrania salga victoriosa de esto", dijo el vocero del Departamen­to de Estado, Ned Price.

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