“Uno de los hombres se bajó y, sin mediar palabra, le disparó”
“El día se inició con tranquilidad y decidimos ir a la playa después de desayunar; la vista era hermosa y era nuestra luna de miel. Dos hombres atacaron a Marcelo. Venían en una pequeña embarcación, o en un jet ski, la verdad es que no lo vi bien”. El relato pertenece a Claudia Aguilera, la esposa del fiscal paraguayo Marcelo Pecci, quien contó entre lágrimas el brutal crimen que conmocionó a su país y a la región.
Pecci, uno de los fiscales más importantes de Paraguay, se casó el pasado 30 de abril con Aguilera, una reconocida periodista paraguaya. Pocas horas antes del ataque ella había anunciado a través de sus redes sociales que estaba embarazada, y lo hizo con una foto en la que se los ve a ambos abrazados junto al mar en la Isla de Barú. En un primer plano se veían escarpines de bebé.
Aguilera explicó, aún conmovida por el hecho, que “uno de los hombres se bajó y, sin mediar palabra, le disparó dos veces a Marcelo, que recibió un impacto en la cara y otro en la espalda”. “Solo tengo claro los disparos y ver a Marcelo sobre la arena. Después fuimos auxiliados por otras personas que estaban en la playa, pero él estaba muerto”.
El ataque fue en las playas del hotel Decameron de Barú, península cercana a Cartagena, y las autoridades policiales colombianas ya tienen imágenes de los sicarios que fueron tomadas por cámaras de seguridad.
Sebastian Acha, ex diputado y amigo muy cercano de Pecci, difundió un informe donde revela que hubo una amenaza previa contra el fiscal el día de su matrimonio, el 30 de abril, en Asunción. Ese día, luego de la ceremonia, el auto que escoltaba al fiscal “tuvo que operar para evitar que otro vehículo le cierre el paso al auto donde iban los novios en el trayecto de la Iglesia al Gran Hotel”, contó Acha. “No pasó a mayores, pero sí hubo un vehículo sin chapa que le cerró el paso sobre la avenida España”, agregó. Según precisó, fue un vehículo Kia Sorento color negro el que se le cruzó al auto que transportaba al fiscal. El hecho no les llamó la atención en ese momento, señaló Acha, “pero ahora puede ser importante para la investigación”. “El sabía el riesgo de su trabajo, era consciente, pero no quería renunciar a ese trabajo. Su papá se lo decía, nosotros le decíamos”, dijo Acha. “Todos conocíamos de los peligros en los que estaba Marcelo”, lamentó. Y agregó: “A él lo mataron por lo que sabía. Sabía muchas cosas. Y no sé si hay un back up de lo que él sabía”. ▪