Clarín

Hilda Lizarazu “Me gustaría tener más convocator­ia”

Acaba de lanzar un nuevo álbum, “Antigua”, con su propio sello. Pese a su trayectori­a, dice que siempre está “remándola”.

- Marcelo Fernández Bitar mbitar@clarin.com

Desde la tapa de su nuevo álbum, bautizado Antigua, Hilda Lizarazu se muestra en una vieja foto suya sacada por Alfie Baldo cuando ella tenía unos 18 años. Por la ropa, parece incluso una foto de principios de siglo. Pero más allá de la foto y el título, Hilda no es nada antigua. Más bien todo lo contrario: edita sus discos de manera independie­nte por Díscola Discos. Incluso, en este caso, solo en plataforma­s digitales. Además, se maneja a solas y sin manager, sin ninguna estructura. Independie­nte, moderna y autogestiv­a.

“Es el primer álbum -explica- que no sale en soporte físico, porque fabricar algo así es todo un tema para los autogestiv­os, pero la gente lo pide. Al principio me dolió un poco, pero hay que aceptarlo. Por eso hice algunas cosas físicas para vender en los shows, como un imán para la heladera con la tapa del disco”.

Una mañana de otoño aparece temprano en un café palermitan­o y le muestra con complicida­d a la fotógrafa una boina comprada en el País Vasco, sabiendo que es un accesorio ideal para luego hacer fotos.

“Antigua es un disco con mirada al cielo y es parte de lo que me subyuga en este momento de mi vida, como la naturaleza, que fue siempre un disparador en ese sentido”.

-Hay una letra donde decís “Toda mi vida parecen muchas vidas y tantos recuerdos”. ¿Por qué?

-Es así. Son como capítulos. Hace mucho que estoy transitand­o el mundo de la música y tengo muchas anécdotas y vivencias, con todo lo que implica lo que me pasó y me sigue pasando. Está buenísimo. Estoy valorando tanto el tiempo, que me parece que es importante que no lo malgastemo­s como arena entre las manos.

-Estás valorando la experienci­a y el hecho de dejar obra.

-Hay una tendencia en nuestro país, o una moda de los jóvenes, donde parece que sos más artista cuanto más sufrís. Como si fuera más valioso lo que deja el suicida, o que el más reventado es el mejor. Y hay que desmitific­ar eso, porque puede serlo o no. No significa que su canción sea mejor. Con la poesía pasa lo mismo, y uno los lee con más fruición, pero no quisiera pasar por esos momentos. Yo agradezco a la Argentina, a nuestra tierra, a todo lo que me pasó y lo que me pasa.

-¿Díscola, tu sello, lo llevás con orgullo o te cansa mucho?

-Lo llevo con orgullo y por momentos me cansa. Estoy al mango con Antigua. Nunca pegué afiches de mis shows, pero hice panfletito­s y ahora tengo flyers en Instagram. Es otro mundo, distinto, con pros y contras. La concepción musical está lejos de eso, pero me parece que todo sirve para difundir un disco nuevo o un show.

-Pero no estás pendiente de las redes sociales.

-Son cosas que tengo que mirar desde Díscola Discos, porque es importante, pero no es todo. Como antigua que soy, me gusta trabajar e hilvanar las canciones primero, tomarme el tiempo, y si me va bien en los “me gusta” es otro tema. Uno puede mirar cuántos seguidores tiene, pero que no le afecte el alma. Es cero poético, porque esa valoración que le das a una cifra no tiene nada que ver con una canción.

-El paso del tiempo es un valor y es experienci­a. Y jugar a decir “soy antigua” está bien.

-Creo que el concepto del presente constante apareció en la pandemia. También cambió el valor del tiempo. No lo digo como esa frase tan norteameri­cana de “el tiempo es dinero”, pero a medida que transitás el tiempo te das cuenta de que en algún momento se va a acabar. Y hay que valorar el tiempo transcurri­do.

-¿Está bien afirmar que ya hace varios años que estás en un buen momento de shows, repercusió­n y convocator­ia?

-Me gustaría tener más convocator­ia (risas), porque siempre estoy remándola. Por eso quiero promociona­r el show del sábado en Bebop, donde festejo que cumplo 18 años tocando con Federico Melioli. La primera vez fue en La Vaca Profana, con Black Amaya, Juan del Barrio y yo en viola eléctrica. ¡Me quería hacer la rockera, la PJ Harvey! Ahora ya me quedé con la acústica. -Federico sería tu primera pareja musical no personal (risas).

-Toqué con parejas pero también tuve amores musicales sin proyectos personales en conjunto. Federico es mi hermano musical. Me gusta ponerlo en ese lugar porque también es mi amigo. Hasta hicimos una gira por Europa en formato dúo durante tres meses. Es como si hubiera encontrado un equilibrio, porque siempre hay una espina si estás en pareja y hacés música y luego te separás y seguís haciendo música juntos. -El disco tiene muchos detalles interesant­es de sonido y una mezcla de orgánico y electrónic­o. -Eso es Fede, que en estos años de pandemia fue aprendiend­o a manejarse más con las máquinas y las secuencias. Le encantan las sonoridade­s electrónic­as y puede estar horas con eso. Yo soy mucho más motriz y no puedo estar cinco horas con el mouse. Así que estamos con ese sonido electropop, que es el talle que nos queda en el formato en el que decidimos estar, que es dúo.

-¿Pero son dúo en todos los shows, o solo los que son muy lejos y tienen que achicarse por costos?

-Somos dúo todo el tiempo. Se fue dando así... Fuimos trío, luego en un momento apareció Samalea y volvimos a ser cuarteto, y ahora somos dos. Fuimos transforma­ndo el sonido, y este disco es lo más fiel a lo que venimos sonando. Es un formato que están disfrutand­o mucho en el interior del país, porque estamos saliendo a tocar bastante.

-Las dos primeras son canciones de amor: Te reís y Canción para cantar de a dos.

-Siempre me costó escribir canciones de amor porque no quería ser cursi. Y en esos temas está esa ambigüedad amorosa donde puede ser para un hombre o una mujer.

-También hay mucha mención a la naturaleza, como en Benteveo.

-Sí. Está la búsqueda del lugar dentro de la naturaleza y la mención hasta del árbol del ceibo. Realmente me emocionan esas cosas.

--Xpuesta es muy electrónic­a y un poco ochentas, con una letra sobre una fotógrafa.

-Es para Andy Cherniavsk­y y por eso dice “Andy expuesta”. Es una canción hecha a medida para un documental sobre ella que todavía no salió. Es electrónic­a y ochentas pero también muy 2022.

-Y el final es Pasajera en trance, de Charly.

-Surgió el año pasado con esta evocación de los 70 años de Charly, donde tocamos muchos temas suyos. Siempre me encantó ese tema, y Federico lo abordó desde un lugar muy fiel, pero con un groove medio Morcheeba y el sonido de un sitar. Tiene un vuelo trascenden­tal, y termina con las risitas como en Te reís,

algo que me gusta porque le da una unidad al álbum. ■

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CONSTANZA NISCOVOLOS Feliz. “Hay que desmitific­ar eso de que sos más artista cuanto más sufrís”, propone.

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