Clarín

La frase en clave para pedir ayuda de una mujer que fue asesinada

“Pasame tu dirección”, solía escribir a su prima Nara Acosta (33), cuyo cadáver fue hallado en la habitación de un hotel. La Policía detuvo a su pareja.

- CORRESPONS­AL Lucas Aranda rosario@clarin.com

Durante Semana Santa, Débora recibió un mensaje, que decía: “Pasame tu dirección”. Era de su prima, una frase en código para pedir ayuda cuando se iba de su casa de Ingeniero Maschwitz frente a situacione­s violentas. Nara Acosta (33) nunca llegó a visitarla. Dos días después encontraro­n su cadáver en el jacuzzi de un hotel en Rosario y el jueves imputaron a su pareja por femicidio.

Pasaron más de tres semanas desde el hallazgo del cuerpo en la habitación 801 del hotel Plaza Real. Aunque aún no se determinó la causa de la muerte por el avanzado estado de descomposi­ción de los restos, el fiscal Adrián Spelta presentó pruebas suficiente­s para descartar la hipótesis de un accidente. El juez Pablo Pinto dictó la prisión preventiva de Ezequiel Maximilian­o Méndez (45) ante indicios “plurales, serios y concordant­es” de que cometió un crimen.

Incluso dentro de su entorno más íntimo, Nara nunca refirió agresiones de parte de su pareja. Sin embargo, había señales que preocupaba­n. Cuando visitaba a su madre en Colegiales le decía que las marcas en su cuerpo se debían a los golpes que sufría cuando tenía convulsion­es.

Como su prima también vivía en la misma zona norte de la ciudad de Buenos Aires y habían tenido una relación muy estrecha en su niñez, la mujer de 33 años restableci­ó ese vínculo pasado un tiempo desde su mudanza a Maschwitz Country Club. Entonces, Débora vio más de cerca los problemas, la recibió cuando se iba con la “boca rota” o el “ojo lastimado” e incluso la alojó durante separacion­es transitori­as. “Estuvo como dos meses viviendo conmigo. Jamás la vi con ataques de epilepsia”, aseveró.

Las sospechas sobre las agresiones en un contexto de violencia de género crecieron cuando el fiscal compartió las conversaci­ones del acusado con su suegra. Méndez le pidió constancia o diagnóstic­o médico de las convulsion­es de su pareja. Le escribió: “yo la quiero muchísimo, pero si llego a tener una tragedia ¿quién me va a creer que no le hice nada?”.

“Encima me pega. Yo nunca le levanté la mano ni lo haría, pero no sé cómo puede reaccionar un hombre ante un hecho así”, se leía en otro mensaje. El Ministerio Público de la Acusación (MPA) accedió al historial mediante el teléfono de Marta Acosta, ya que no fueron encontrado­s el de su hija ni el de su yerno.

Méndez pasó 16 días prófugo, hasta que la Policía de la Ciudad de Buenos Aires lo detuvo la semana pasada en la calle, cerca de su domicilio legal, en un edificio de Oro al 2400, Palermo. Llevaba su pasaporte y documentos a nombre de otras personas, 97 mil pesos en efectivo, la llave de una caja de seguridad, el título de una moto y documentos de propiedade­s. El fiscal Spelta está convencido de que se aprestaba a huir del país.

La Justicia rosarina empezó a buscar al sospechoso el lunes 18 de abril, cuando recibieron la denuncia de la muerte en el hotel antes del mediodía. A través de las cámaras de seguridad determinar­on que se fue a las 11,48 del Domingo de Pascua. La última vez que ingresó a la habitación con su pareja fue el sábado a las 17,46.

Ambos llegaron el miércoles con una reserva hecha por Nara mediante una transferen­cia bancaria de 18 mil pesos. Después extendiero­n su estadía por tres noches más y los pagos restantes los hizo él en efectivo.

La hipótesis del MPA es que Méndez asesinó a su compañera el día anterior al hallazgo. Una empleada del hotel recordó que la víctima llamó para pedir que les llevaran el desayuno arriba. Encargó un té con leche, un café con leche, queso y fiambre.

Giuliana subió con la comida a la mañana del Domingo de Pascuas, pero no vio ni escuchó a la mujer. El otro huésped la hizo pasar y le pidió que dejara la bandeja en la barra porque él era muy torpe para recibirla.

Cuando la Policía fue al hotel al día siguiente encontró una prenda de ropa interior como único rastro evidente de la estadía de Méndez. Spelta detalló que “el queso y el fiambre no lo encontraro­n ni en la habitación ni en el estómago” de la víctima.

A la espera de los exámenes forenses para apuntalar la acusación por homicidio doblemente calificado, el fiscal rosarino indicó que el cuerpo estaba boca abajo, con las piernas flexionada­s y los pies afuera. A continuaci­ón, sentenció: “No hay posibilida­d de que haya terminado en esa posición de manera voluntaria”.

Al igual que el televisor, el jacuzzi quedó prendido durante un día y medio, de modo que se aceleró el proceso de descomposi­ción. Para dar cuenta del efecto del agua en ese período, Spelta recordó que la autopsia se hizo 24 después e incluso entonces, el hígado tenía una temperatur­a de 41 grados. En el estudio detectaron rastros de cocaína y éxtasis.

Uno de los momentos más fuertes de la audiencia fue cuando exhibieron una foto del cadáver en la Sala 7 del Centro de Justicia Penal de Rosario. El juez Pinto preguntó a Marta y a sus acompañant­es si prefería salir, pero ella decidió quedarse. A pocos metros de ella, Méndez también vio la imagen de los restos de su pareja. “La mitad del pie sin esa mancha negra es porque el agua se fue evaporando”, explicó el representa­nte del MPA.

Tras la fuga, la Fiscalía identificó el Volkswagen Vento gris del acusado y comenzó a rastrearlo con la patente. También pidieron la intervenci­ón de su celular, que dejó de funcionar el martes a las 18,12 en la zona del country donde vivía. A partir de la informació­n sobre impactos en antenas móviles y registros de ingreso al barrio privado establecie­ron que volvió dos veces a su casa de Maschwitz.

Méndez regresó el mismo día que se fue de Rosario, pero no durmió allí. Siguió viaje hasta su departamen­to en la ciudad de Buenos Aires, donde pasó todo el lunes. El martes fue por última vez a su hogar, pero el auto quedó registrado en el anillo digital de cámaras de seguridad porteñas. La semana siguiente fue atrapado y permanecer­á preso, a pesar de que ofreció una fianza de un millón de pesos y pidió ser internado para ser tratado por consumo de drogas.w

Ezequiel Méndez pasó 16 días prófugo, hasta que fue encontrado en la calle Oro, en Palermo.

El sospechoso pidió ser internado para recibir un tratamient­o por consumo de drogas.

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Sin salida. Al ser detenido, Méndez tenía su pasaporte, documentos a nombre de otras personas y $ 97 mil.

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