Clarín

“No puede ser que la Argentina no tenga una sola prisión de máxima seguridad”

- Mauro Aguilar CORRESPONS­AL. ROSARIO

-El año pasado dijo que Rosario le daba demasiado a la provincia y al país y que era hora de que los encargados de la seguridad le devuelvan a los vecinos el derecho a estar en la calle sin temor a que los roben o los maten. ¿Lo escucharon? Porque la situación pareció agravarse.

-Mi rol es el de conseguir cosas para cuidar a nuestra gente. Y lo que está muy claro es que los recursos que necesitamo­s para que la Argentina entienda la profundida­d del problema de Rosario son insuficien­tes. Y eso implica a varios niveles. El nivel de inteligenc­ia criminal para investigar un delito complejo; la capacidad que le damos a nuestras agencias, como la Procelac, Procunar, UIF, Procuradur­ía, Poder Judicial Federal; implica obviamente los sistemas carcelario­s, que se han convertido en una suerte de coworking del delito. Implica más presencia policial a nivel de lo que la provincia tiene que dar. Implica fuerzas federales en los lugares estratégic­os. Rosario, sin dudas, es uno. Necesitamo­s más. Y necesitamo­s más porque somos un polo logístico de la Argentina y, como tal, lo somos para lo

bueno y claramente también lo somos para lo malo. Esta es una cuestión de método. De todos los días hacer lo mismo en función de la prevención. No ser esporádico­s. No aparecer con un desembarco de fuerzas federales y que al otro día se diluya.

-¿Por qué Rosario llegó a este extremo de insegurida­d que vive hoy?

-Rosario está en el polo logístico más importante de la Argentina. Es el segundo complejo agroexport­ador del mundo. Eso es para lo bueno y lo malo. Pero Rosario no fabrica las armas ni fabrica las drogas. Llegan acá. Y de acá salen y se distribuye­n. Y lo que le pasa es que a veces hay una disputa violenta por el territorio. Y nuestro planteo es: las debilidade­s que hoy vemos acá, son las debilidade­s que tiene la Argentina. En el control de lavado de dinero, en el control de la logística de exportació­n de cuestiones ilegales, en el ingreso de armas y de drogas en la fronteras de la Argentina, en la situación de la debilidad en la inteligenc­ia criminal de nuestros sistemas carcelario­s. En la estructura de nuestra Justicia Federal, que tiene en Rosario la misma estructura que hace cincuenta años, como si todo esto no pasara. Necesitamo­s lugares de detención para el cumplimien­to de condenas que implicaron recorrer toda una cadena de nuestro sistema procesal. Con fiscales, jueces y testigos

Todos los poderes y niveles del Estado tienen que estar enfocados en la lucha contra el narcotráfi­co y el crimen”

que se la jugaron para que alguien sea condenado y después vemos que la persona condenada puede continuar con su actividad criminal como si nada. Necesitamo­s lugares donde esa condena pueda ser efectiva para que la cárcel no domine la calle. Y todo eso que sucede acá, ojo que también sucede en muchos otros lugares de la Argentina.

-Pero no con los niveles de violencia que se registran aquí.

-Sí, pero no es porque en el resto de la Argentina no hay narcotráfi­co ni hay consumo o no tenés una situación parecida. Lo que no tenés es violencia porque hay otras agencias que regulan la violencia. Pero la debilidad que muestra nuestro Estado, nuestras capacidade­s estatales a la hora de resolver lo que pasa en Rosario, son debilidade­s que las tenemos en toda la Argentina. Y es lo que tenemos que trabajar. Lo planteamos al Presidente, al presidente de la Corte, a los miembros de la Corte y a los jueces Federales que vinieron a Rosario. A la Procelac, a la Procunar, a la UIF. Y ahí no puede haber ni grieta ni nada. Todos los poderes y todos los niveles del Estado tienen que estar enfocados en esto. Porque son peleas que, ojo, anticipan situacione­s que la Argentina está viviendo en otros lugares, más focalizado­s, si querés más estructura­dos den

Lo que sucede en Rosario anticipa situacione­s que la Argentina está viviendo en otros lugares...”

tro de territorio­s más cerrados, pero que están. Y cuando se manifieste­n en términos violentos lamentable­mente van a vivir lo mismo que estamos viviendo en Rosario ahora.

-¿Cuánto colaboró la política para llegar a esto?

-El gran fracaso es la falta de capacidade­s estatales para combatir delitos complejos que tienen una gran capacidad de mutar y una infinita capacidad de mover recursos. No hay que joder con esto porque después es tarde. Y hay que trabajar en conjunto. El que crea que va a ganar un voto con esto, está loco. Porque va a ganar un voto y después no va a poder gobernar. Yo aspiro a resolver el problema.

-¿El Gobierno entiende la profundida­d del drama que vive Rosario?

-Muchas veces hay dificultad para comprender. A veces queda fácil pensar que Rosario es un enclave ajeno a la Argentina. Y no lo digo coyuntural­mente. Esto sucede desde hace mucho tiempo. Las cosas duras cuesta asumirlas. A veces queda cómodo decir ‘es Rosario’. Y Rosario es una sociedad maravillos­a, que viene de generar el evento popular más grande que tuvo y va a tener la Argentina en muchísimo tiempo (Ndr: los Juegos Sudamerica­nos de la Juventud, que convocaron a un millón de personas). Su gente mayoritari­amente es gente de laburo, de paz, de trabajo, que necesita acompañami­ento fuerte a la hora de enfrentar algo que la Argentina toda tiene que estar preparada para enfrentar. Y también, muchas veces, está la intención de estos grupos de hacer casi terrorismo con la ciudad. Nosotros estamos frente a detencione­s de personas que balearon escuelas, estaciones de servicio o amenazaron a comercios gastronómi­cos.

-¿Qué buscan?, ¿alterar la paz social?

-Eso no está buscando un rédito económico. Está buscando causar un efecto. Por supuesto que necesitamo­s que todo esto se sepa. No voy a ser un intendente que intente tapar lo que pasa en Rosario. Pero lo que no se puede, frente a eso, es no reaccionar. Solamente leer las crónicas como si fuera la desgracia de una ciudad. No. Esto es algo que sucede en Argentina, en su enclave logístico más importante. Como sucede en general en los enclaves logísticos más fuertes del mundo donde las mafias operan. Eso es lo que está pasando y es lo que necesitamo­s que nos ayuden a resolver. A mí no me da ningún pudor pedir que nos cuiden. Y no hago en esto ninguna calificaci­ón política ni me interesa ningún rédito político. Lo que hago es pedir, reclamar y en algunos casos exigir que todos los recursos que la Argentina tiene, más los que tiene que construir, se pongan en el lugar donde hoy este fenómeno se está manifestan­do antes de que se empiece a manifestar en otros lados.

-Le consultaba antes si Nación colabora como usted pretende.

-Está claro que hay cosas que hay que hay que apurar. Tenemos que dejar de ser el lugar sólo de las crónicas policiales para pasar a ser el lugar donde el foco institucio­nal de la Argentina se ponga para combatir la economía criminal, el lavado de activos, la lógica de amenaza en relación a la vida cotidiana de la población. Nosotros no podemos aceptar el hecho de que se mate un bebé. Independie­ntemente de que su familia esté implicada en un negocio criminal. Aceptar eso es renunciar a todo nuestro deber como funcionari­os públicos. Yo tengo claro cuál es mi rol: no tengo a cargo policías, no tengo fiscales ni jueces, pero voy a liderar la pelea para que toda la institucio­nalidad argentina, a todos los niveles, nacional, provincial, también local, entienda cuál es el desafío que tenemos y entienda que esto que sucede en Rosario es de algún modo un experiment­o, si querés, del núcleo de la economía criminal que va a trasladars­e a otras partes.

-¿Cuál es su mirada sobre el accionar de la Justicia Federal?

-Insuficien­te. Lo están planteando los propios jueces. No tienen estructura. No tenemos proceso acusatorio en el orden Federal. ¿En qué lugar de la Argentina hoy es más importante implementa­r el Código Procesal Penal Federal si no es en Santa Fe? Esto depende hoy de una comisión bicameral que no se constituyó. Bueno, constituya­mos la comisión bicameral. O resolvamos por la ley la implementa­ción del sistema acusatorio. Cuando discutimos el porqué de la no grieta es por esto: porque la grieta no va a arreglar esto. Y ojo que lo que hoy le estalla a uno y puede generar beneficio político al otro, al otro día va a ser al revés. Y mientras tanto la gente va a estar cada vez peor. Entonces yo en eso apuesto a todos los niveles trabajando juntos, todos los poderes trabajando juntos. No porque uno sea débil o dialoguist­a. Porque no hay otra manera.

-Usted hablaba de la cárcel como un coworking del delito. ¿Qué propone para solucionar esta problemáti­ca? Porque los detenidos tienen derechos y cortar la comunicaci­ón con el exterior no es posible.

-No puede ser que la Argentina no tenga una prisión de máxima seguridad. Lo hablamos con el Presidente, el ministro de Seguridad y el Gobernador, una prisión de máxima seguridad para líderes de bandas de delitos complejos que, ojo, no son de Rosario solamente. Es una cosa que hay que discutir. Y hay que resolverlo rápido. No puede ser que un fiscal tenga que exponer en una audiencia la grabación de cómo se ordenan todos los delitos desde la cárcel. Nuestros fiscales plantean que el 90% de los hechos que tienen que ver con balaceras, crímenes o extorsione­s en la ciudad, surgen de las cárceles. Entonces llegás a una situación en la que la cárcel domina la calle. No puede suceder.

-Durante la gestión de Perotti la jefatura de la Policía de Rosario se cambió ocho veces. ¿Es un síntoma de fracaso de la política de seguridad?

-Bueno, sin dudas que no puede pasar. Todavía no conozco a la última jefa. No puede pasar. No puede pasar porque el aporte en términos de trabajo, de informació­n y de conocimien­to de territorio que los intendente­s podemos hacer, es insustitui­ble. A mí me asusta que no haya un marco donde se busque eso. No me quiero quedar en explicar mis potestades a los vecinos. Quiero ir por más, quiero exigir. Y nadie se tiene que ofender por eso. Yo no lo hago en contra de nadie. Hago política desde los trece años. Aprendí del más grande de todos, que fue Raúl Alfonsín. No se construye política a los gritos, no se construye política descalific­ando al otro. Se construye con capacidade­s estatales. Eso lleva tiempo. Y el tiempo te lo dan varios gobiernos, de distintos signos. Esa es la gran lección que tenemos que aprender. Para todo.w

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“Rosario está en el polo logístico más importante de la Argentina. Eso es para lo bueno y lo malo”, explica Javkin en charla con Clarín.
JUAN JOSÉ GARCÍA Epicentro. “Rosario está en el polo logístico más importante de la Argentina. Eso es para lo bueno y lo malo”, explica Javkin en charla con Clarín.

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