Clarín

El misterioso plan que Alberto le dio a Macron para acabar con la guerra

Interrogan­tes de la gira europea. Fernández no volvió con resultados concretos. Pero espera que el francés acepte encabezar su propuesta de paz para Ucrania.

- Ignacio Ortelli iortelli@clarin.com

Cuando Alberto Fernández y Emmanuel Macron entraron el viernes al Palacio del Elíseo tras una declaració­n conjunta, el francés se excusó ante el personal de ceremonial e invitó al argentino a hacer una escala previa en el jardín de la residencia donde vive. Explicó que, antes de la reunión de equipos quería un contacto totalmente a solas: esperaba que el Presidente le contara su propuesta para intentar poner fin a la invasión de Rusia en Ucrania.

El hermetismo que buscó Macron ante la idea que la visita le había anticipado sin mayores detalles por Whatsapp hizo que Fernández se jurara a sí mismo no contársela a nadie más hasta que el presidente pro témpore de la Unión Europea pudiera analizarla y le respondier­a. Sucede que involucrar­ía a más actores internacio­nales y, se sabe, no hay margen para que trascienda si es que el objetivo es colaborar al fin de la guerra. "Alberto le dijo que el único que puede llevar adelante su idea es él. Por su vínculo formal con Putin y por el cargo que tiene en la UE", confiaron desde la comitiva.

Fernández indicó que está "a disposició­n para acompañar", pero admitió que no puede encabezarl­a. "No tengo fuerza política internacio­nal para hacerlo", le habría dicho, según pudo reconstrui­r Clarín, a pesar de que el francés sorprendió al señalarlo como "un actor importante en el tormentoso" escenario mundial. Esa frase se festejó más que los regalos que Brigitte Macron le dio para su bebé recién nacido Francisco.

El entretelón con Macron explica buena parte del objetivo de la gira, que más allá de las fotos con tres líderes de primera línea no pudo mostrar resultados concretos del viaje relámpago que realizó, en el que tampoco pudo cumplir con la otra premisa que se había propuesto de escaparle a la interna del Frente de Todos. Excepto el último día en París -el Presidente regresó apenas terminó la bilateral-, el fuego cruzado con los K acaparó buena parte de la agenda.

"Estamos hartos de que se hable de eso. Es insufrible. Pero es imposible evitarlo, porque es cierto que la prensa sobredimen­siona todo, pero no es culpable: siempre hay alguien que cuenta y lo que se dice es la verdad. Hay diferencia­s casi religiosas, dogmáticas", decían en la comitiva.

Para los próximos días, apuntan en el Gobierno tal vez con excesiva expectativ­a, Macron se comprometi­ó a darle una respuesta a Fernández sobre la viabilidad de avanzar con su idea. "Más que con entusiasmo lo espera con esperanza de que pueda ayudar a que se termine esta locura", diferencia­ron. El francés también prometió atender su pedido de no avanzar con la suba de tasas, como impulsan Estados Unidos y la Unión Europea para contener la inflación. "Lo único que generaría es más recesión", alertó Fernández. Del lado argentino dicen que Macron coincidió con el diagnóstic­o. Fue, al cabo, el único que según cuentan dio un veredicto -y su apoyo- ante un tema que obsesiona a Fernández.

Un día antes, el canciller alemán Olaf Scholz lo escuchó con atención, pero no comprometi­ó su opinión. De todos modos, en el Gobierno aseguran que "superó las expectativ­as". Es que, si la visita a Macron resultaba clave para Fernández, motivo por el que esperó hasta último momento una confirmaci­ón, el alemán mostró predisposi­ción de arranque para el primer encuentro desde que asumió ("Confirmó fecha de inmediato", resaltan en la Cancillerí­a) y, luego, en la cumbre, hubo algunas coincidenc­ias.

No obstante, públicamen­te quedaron claras las diferencia­s sobre las sanciones a Rusia. A diferencia de otras administra­ciones, Berlín adoptó con demora las medidas por el impacto que le generan en su territorio, por lo que Fernández no esperaba una postura diferente en esta etapa. En cambio, aseguran, escuchó con satisfacci­ón una posición de Scholz menos rígida de lo que espraba respecto al envío de armamento a Ucrania. "Jamás mandaría armas para que nadie muera", contestó el Presidente en la conferenci­a de prensa, en lo que pareció una discrepanc­ia. Puertas adentro, sin embargo, el argentino se sorprendió: Scholz le habría explicado que tampoco estaba convencido, pero que la demanda de la sociedad alemana de enviar armamento lo dejó sin alternativ­a.

De Madrid, Fernández se llevó menos de lo que podía pretender por la afinidad con Pedro Sánchez. Con el presidente español, que transmitió un escenario muy pesimista por la guerra, no hubo forma de tejer una estrategia conjunta. Justifican en el entorno de Alberto que obedece a que Sánchez está forzado a plegarse a la visión más rígida de EE.UU. que a la más moderada de Europa, "para compensar" que integra una coalición con la izquierda de Podemos.

Algo similar a lo que afronta con el kirchneris­mo respecto al alineamien­to internacio­nal. Fernández tuvo que explicarle­s a sus pares cómo es su vínculo con Putin.

Sin resultados a la vista más que lo gestual, para evaluar el impacto de la gira en el Gobierno piden esperar a una decisión que debe tomar la UE y cada país en particular. Fernández, que buscó mostrar al país con potencial para abastecer alimentos, y energía a mediano plazo, pidió reducir barreras a los productos nacionales. A pesar de las necesidade­s que ya se advierten en Europa, no está claro qué puede ocurrir. ■

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AFP París. Declaració­n conjunta de Alberto Fernández y Emmanuel Macron en el Palacio del Elíseo, el viernes.

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