Clarín

Tras un frustrado intento de Alberto, ahora Cristina quiere ver al Papa

Lo confirmaro­n fuentes del Vaticano a Clarín. Francisco quiere evitar que la vice lo use para la interna oficialist­a.

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

Una foto con el papa Francisco parece que se convirtió en objetivo muy convenient­e políticame­nte tanto para Alberto Fernández como para Cristina Kirchner en medio de la escalada de roces que vienen teniendo, acaso porque piensan que puede fortalecer su posición interna y, sobre todo, apuntalar sus respectiva­s aspiracion­es reeleccion­istas, de cara a los comicios del año próximo, si finalmente se deciden a competir.

Aunque fuentes de la Casa de Gobierno lo niegan, medios vaticanos le aseguraron a Clarín que el Presidente intentó sumar una reunión con el Pontífice en el marco de su reciente gira por Europa. Pero fue disuadido por Roma. Paralelame­nte, la vicepresid­enta envió por canales informales señales a la Santa Sede de pretender lo mismo.

La relación del Papa y Alberto F. se deterioró porque el Presidente empezó a decir que hablaba con frecuencia con el Pontífice, quien le daba consejos. Si algo lo molesta es que -más allá de la invención- se lo quiera usar políticame­nte. Y porque afirmó que venía a “unir a los argentinos”, pero optó por un estilo confrontat­ivo.

El malestar del Papa creció cuando el Presidente decidió impulsar la legalizaci­ón del aborto en el peor momento de la pandemia, luego de pedirle ayuda en la renegociac­ión de la deuda con el FMI, merced a la buena relación del pontífice con su titular, Kristalina Georgieva, y con el presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

El canciller Santiago Cafiero experiment­ó el deterioro del vínculo cuando, hace dos semanas, en viaje de Venecia a Roma para entrevista­rse con el Papa, se enteró de que Francisco había cancelado la reunión por “problemas de salud”. Cafiero gestionó verlo en los días siguientes, pero no lo logró.

En el caso de Cristina, el vínculo con Francisco fue inicialmen­te bueno, luego de la sorprenden­te voltereta política que ella dio tras la elección papal, al dejar de considerar­lo uno de los enemigos del krichneris­mo y expresarle su admiración. “Pensé que usted era otra cosa”, le dijo.

Más aún: el Papa la apuntaló políticame­nte (“hay que ayudar a Cristina”, decía) cuando presintió que podía no terminar su mandato, al igual que Fernando de la Rúa, lo que desataría -a su juicio- otra crisis en la que los que menos tienen serían los que peor la pasarían, además del daño institucio­nal.

Pero con el paso del tiempo Cristina también cometió el mismo error en el que luego incurriría Alberto: hacer un uso político abusivo de la relación, tras mantener cuatro audiencias (en una llegó con una delegación de La Cámpora, lo que enfadó al Papa) y fue a saludarlo a Paraguay, Cuba y los Estados Unidos. El deterioro se profundizó cuando, ante los comicios de 2015, Cristina impuso como candidato a gobernador bonaerense a Aníbal Fernandez, a quien los curas villeros le achacaban no combatir con energía el narcotráfi­co en las barriadas. Y a Carlos Zannini para secundar -como regente- a Daniel Scioli en la fórmula presidenci­al.

Después de más de 6 años, Cristina busca un acercamien­to con el Papa como lo está intentando con los Estados Unidos, al recibir recienteme­nte al nuevo embajador en el país, Marc Stanley, y a la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson, como parte de un reposicion­amiento internacio­nal.

Pero su interés de ver a Francisco, si efectivame­nte pide la audiencia, colocaría al Pontífice en aprietos porque, tras no recibir al Presidente ni al canciller, si le concediera la cita obviamente se leería como una inclinació­n por ella en la interna del Frente de Todos. Y, en cierta forma, debilitarí­a al Presidente.

Por ahora, el Vaticano encontró un argumento para complicar la concreción de la reunión: por los mismos canales informales que ella utilizó le hizo saber que la audiencia debe tramitarla a través de la Cancillerí­a y, por extensión, por la embajada ante la Santa Sede.

En otras palabras, Cristina debería recurrir al canciller Cafiero, a quien detesta. Salvo que apele directamen­te a quien está al frente de la embajada, Fernanda Silvia, una entusiasta simpatizan­te de ella.

Sea como fuere, en medios eclesiásti­cos esperan que el Presidente y su vice desistan de querer meter al Papa en su interna. ■

Le mandaron decir que si quiere una audiencia debe tramitarla a través del canciller Cafiero.

 ?? VÍCTOR SOKOLOWICZ ?? Aula Paulo VI. El papa Francisco recibe por última vez a Cristina Kirchner en junio de 2015.
VÍCTOR SOKOLOWICZ Aula Paulo VI. El papa Francisco recibe por última vez a Cristina Kirchner en junio de 2015.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina