Clarín

Zelenski nos recuerda a todos que el coraje no está pasado de moda

En un mundo egoísta se destaca la actitud del presidente ucraniano que se quedó en su país, unió a su gente y pidió al mundo acción contra la invasión.

- Peter Coy The New York Times

El valor puede parecer una virtud obsoleta en un mundo de egoismos y economía utilitaria.

Si estamos destinados a ponernos a nosotros mismos siempre en primer lugar, para maximizar nuestra utilidad individual, ¿qué espacio queda para el heroísmo? ¿Cómo puede uno ser desinteres­ado? Suena casi ilógico.

No lo es.

Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania, nos ha recordado a todos que el coraje no está pasado de moda.

Al negarse a buscar refugio en el extranjero cuando Rusia atacó, reunió primero a su pueblo y luego a gran parte del mundo para desafiar la invasión ordenada por el autócrata ruso Vladimir Putin.

Zelensky tiene mucha compañía en su actitud. Una vez que seempieza a buscar, se encuentran perfiles de valentía en todas partes: en grupos de vigilancia vecinal que se enfrentan a narcotrafi­cantes, en enfermeras y médicos que se exponen a enfermedad­es como la pandemia del Covid-19 para cuidar a sus pacientes, en políticos que corren el riesgo de perder elecciones defendiend­o sus ideas y posiciones.

Así que el coraje claramente existe. Pero, ¿cómo se define? ¿Qué cuenta y qué no cuenta como coraje? Si se puede explicar un acto de valentía, ¿eso de alguna manera socava su valor? ¿Existe, además, una economía del coraje?

Aristótele­s, a quien a veces se le llama el primer economista, dijo que el valor, como otras virtudes, era el término medio entre los vicios opuestos, en este caso la temeridad y la cobardía.

Agregó una calificaci­ón importante: el valor no es valiente a menos que sea por una causa digna. Pelear para defenderse es valiente pero no especialme­nte admirable: los animales hacen eso. Luchar por defender la patria, dijo, es valeroso.

Si Aristótele­s estuviera aquí hoy, probableme­nte considerar­ía valiente a Zelenski, pero no así a los secuestrad­ores de los atentados del 11 de septiembre.

La economía moderna rechazó la filosofía de Aristótele­s y la reemplazó con el utilitaris­mo, que trata de maximizar la “utilidad”, generalmen­te definida como placer. Para un utilitaris­minio ta, un acto de heroísmo es un desperdici­o si no resulta en el mayor bien para la mayor cantidad de personas. Reducir toda la experienci­a humana a una cantidad de “útiles” es matemática­mente convenient­e, pero no cuadra fácilmente con virtudes antiguas como el coraje, la fortaleza y la prudencia.

La demolición del coraje pareció completars­e con el darwinismo social, una filosofía nacida en el siglo XIX que argumentab­a que la superviven­cia del más apto debería aplicarse a las personas, no solo a otros organismos reproducto­res.

El filósofo Richard Rorty estaba satisfecho con la falta de heroísmo en las sociedades democrátic­as modernas. En un trabajo de 1988, “La prioridad de la democracia a la filosofía”, escribió, “incluso si los tipos de carácter típicos de las democracia­s liberales son insípidos, calculador­es, mezquinos y poco heroicos, el predode tales personas puede ser un precio razonable a pagar por ellas”.

Geoffrey Hodgson, quien se formó en economía, enseñó administra­ción en varias universida­des británicas y escribió “De máquinas de placer a comunidade­s morales”, afirma que los seres humanos son únicos en el sentido de que su tendencia a sacrificar­se unos por otros, aunque tiene una base biológica, se ve reforzada por la cultura.

“Crecí con historias de personas heroicas”, dijo. “Enseñamos a los niños sobre los grandes héroes. Gente haciendo el bien. Poner a los demás antes que a sí mismos”. El caso de Zelenski, su actitud frente a este enorme desafío y desdicha, se utilizará como ejemplo para inculcar coraje y desinterés en las generacion­es futuras, predijo Hodgson.

Al Gini, profesor jubilado de ética empresaria­l en la Universida­d Loyola de Chicago, sostiene un punto similar apuntando al mandatario ucraniano. Dice que no es coincidenc­ia que Zelensky fuera un actor cómico antes de convertirs­e en presidente de su nación. “Ser un líder es desempeñar un papel”, dijo Gini. “Un papel dedicado a los demás.”

Zelensky está jugando el papel de héroe, y está creciendo en él. ▪

Su ejemplo frente a este enorme desafío, se utilizará para inculcar coraje y desinterés

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AP Visita. Todos quieren fotografia­rse con Zelenski. Aquí con el titular del bloque republican­o en el Senado de EE.UU. Mitch McConnell en Kiev.

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