Clarín

Ruinas humeantes de escuelas, un blanco ruso en el sureste de Ucrania

El paisaje desolador surge en Bilogorivk­a, en el corazón del Donbas. Moscú negó haberlas bombardead­o.

- Dmitry Zaks

Bajo los escombros de lo que fue la escuela de Bilogorivk­a, en el Donbas ucraniano, el sótano aún humea una semana después del bombardeo que las autoridade­s de Kiev califican como uno de los peores crímenes cometidos por el ejército ruso desde el inicio de su invasión, el 24 de febrero. El 7 de mayo, 60 civiles murieron en la escuela de este pueblo, según las autoridade­s ucranianas.

Bilogorivk­a es testigo de la feroz batalla que se libra en este rincón de la región de Lugansk, que junto con Donetsk conforma el Donbas, y que es un paso clave para que Rusia pueda consolidar sus posiciones en el sureste de Ucrania. En la aldea, casi desierta, varios edificios siguen ardiendo, las carreteras están plagadas de material militar abandonado y en las inmediacio­nes se oyen disparos de artillería.

Por primera vez en una semana, Vladimir Guerasimen­ko salió del sótano donde estaba refugiado aprovechan­do una breve tregua de los combates. Dice no creer lo que ve.

“El mundo se volteó”, afirma este hombre de 70 años al mirar los escombros de la escuela, construida en esa aldea minera por las autoridade­s soviéticas después de la segunda guerra mundial. “Los eslavos matan a los eslavos. ¿Quién sabe por qué o para qué?”, se pregunta.

Los bombardeos de escuelas -muchas de las cuales fueron transforma­das en refugios para civiles y militares ucranianos- se volvieron frecuentes en estas zonas de combate. Además de la atacada en esta localidad, también hubo varios edificios educativos bombardead­os en Mariúpol, a un costo indetermin­ado de víctimas, donde centenares de ucranianos buscaban protegerse de los ataques rusos.

Durante una reunión del Consejo de seguridad el jueves, la ONU pidió que cesaran los bombardeos contra estos establecim­ientos y denunció que se usaran para fines militares.

El embajador ruso en la ONU, Vassily Nebenzia, calificó de “absurdas” las acusacione­s según las cuales Moscú apuntaba deliberada­mente a escuelas.

En la de Bilogorivk­a, ya no hay rastro de vida ni cuerpos, incluso en la parte menos afectada del sótano. El ataque dejó un gran hoyo en medio del edificio. Lo único que queda es una cobertura térmica dorada de superviven­cia.

Según dijo el gobernador regional Sergei Gaidai al día siguiente del bombardeo, 27 personas pudieron ser rescatadas.

El ataque se produjo cuando los rusos llevan tres semanas intentando cruzar el ahora estratégic­o río Siverskyi Donets, que discurre al norte de Bilogorika. Las fuerzas ucranianas aseguran haber frenado varios avances rusos, pero estas últimas cruzaron el río más hacia el oeste como parte de su avance hacia Kramatorsk, la capital de facto de la parte del Donbas aún bajo control de Ucrania.

Sin embargo, la resistenci­a ucraniana en Bilogorivk­a les impide cercar por completo las ciudades gemelas de Severodone­tsk y Lisichansk, que ahora están casi desiertas, privadas de agua y de servicios esenciales. Son el último gran reducto de resistenci­a ucraniana en esta región de Lugansk. “Me iría, pero no hay nadie que me ayude a escapar”, dice Margarita Kovalenko, una vecina de Guerasimen­ko. “De lo que sé, ya solo quedamos cuatro en esta calle”, agrega Olga, la esposa de Guerasimen­ko. “Nosotros tres, que permanecim­os siempre en el sótano, y un joven al final de la calle”.

En Bilogorivk­a no se ven soldados rusos, aunque aún se oyen disparos desde las colinas al norte del pueblo.

Un coche lleno de soldados ucranianos se detiene tras pasar por un puesto de control abandonado. Los hombres toman sus posiciones en silencio, colocando sus armas en las puertas abiertas del coche, vigilando cualquier movimiento al otro extremo de la calle.

Guerasimen­ko, ingeniero de formación, admite que se sentiría más en seguridad si los rusos tomaran el pueblo. “Los rusos ayudaron a las regiones de Lugansk y Donetsk en los momentos más difíciles”, dice, en referencia a los últimos ocho años de conflicto ruso-ucraniano por el control de la región, un reflejo del frecuente sentimient­o prorruso en esta parte del Donbas.w

 ?? AP ?? Vigilancia. Un soldado de Ucrania patrulla un barrio destruido al norte de la ciudad de Járkov.
AP Vigilancia. Un soldado de Ucrania patrulla un barrio destruido al norte de la ciudad de Járkov.

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