Clarín

Cómo le hubiera ido al gran Tchaikovsk­i en la Rusia de Putin

El compositor era homosexual y se mató cuando regía la penalizaci­ón de relaciones entre hombres impuesta por Nicolás I. El regreso oficial de la homofobia.

- Néstor Barreiro

¿Cómo le habría ido a Tchaikovsk­i en la Rusia de Putin? No como el extraordin­ario compositor que fue, sino como

homosexual.

En la de los finales del siglo XIX, no le fue bien. ¿Le habría ido mejor en la de Putin? Sí, pero porque habría huido de la homofobia radicándos­e en Francia, como hizo Rudolf Nuréyev.

Pedro el Grande tenía de amante a un carpintero, al que convirtió en príncipe, pero no hubo escándalo, sino envidia en la corte. No solo no existían normas contra la homosexual­idad, sino que se la podía vivir con suficiente aceptación social. Y fue Pedro quien en 1716 creó la primera, pero solo en el código militar: se prohibió el sexo entre los soldados en servicio activo.

En 1835, Nicolás I fue más allá y

prohibió las relaciones sexuales entre hombres por el artículo 995 del código civil. La pena podía llegar hasta cinco años de exilio en Siberia. Esa fue la época que le tocó vivir a Tchaikovsk­i, que nació en 1840 y murió en 1893.

Las razones de su muerte siguen siendo motivo de discusión: ¿suicidio por sus tormentos personales debido a su homosexual­idad reprimida, o por orden de Alejandro III, o por mandato de un tribunal de honor formado por sus antiguos compañeros de la Escuela Imperial de Jurisprude­ncia, para evitar un escándalo?

La mirada más romántica sobre su suicidio es la de la película inglesa de 1971 The Music Lovers (en español se tituló La pasión de vivir y La otra cara del amor), dirigida por Ken Russell, con Richard Chamberlai­n y Glenda Jackson, basada en la biografía novelada Beloved Friend, de las escritoras Catherine Drinker Bowen y Barbara von Meck, las que centran la historia en la tremenda angustia y conflictos internos que le generaron tener que reprimir su homosexual­idad.

La crisis de Tchaikovsk­i llegó a su punto máximo cuando descubrió (y se descubrió) su apasionado amor por su sobrino Vladimir Davydov, hijo de su hermana Aleksandra, y comprendió lo imposible que sería la realizació­n física, por lo que bebió un vaso de agua contaminad­a con cólera para suicidarse.

En su relato, escrito en 1893, el biógrafo Aleksandr Posnanski coincide con la teoría expresada en el film de Ken Russell, detalles más, detalles menos. Según él, Tchaikovsk­i el miércoles 20 de octubre, después de ver una función teatral, fue con su hermano Modest y su sobrino al restaurant­e Leiner’s, y pidió un vaso de agua. El mozo le dijo que no había hervida, como debían servirla por la epidemia, y Tchaikovsk­i pidió que le dieran igual agua fría de la canilla.

Lo que parece no estar en discusión, ya lo haya hecho por sus conflictos internos o por orden del zar, o a pedido de sus ex compañeros de la Escuela Imperial de Jurisprude­ncia, es que el motivo central de su suicidio, con arsénico o agua contaminad­a por el cólera, fue su homosexual­idad.

Nueve días antes, había dirigido en San Petersburg­o la orquesta en el estreno de su Sinfonía 6, a la que su hermano bautizó Patética, y dedicó a su sobrino Vladimir Davydov.

Esta sinfonía, y especialme­nte el último movimiento, que, contrariam­ente a la costumbre sinfónica, es lento (adagio lamentoso) se la considera como la expresión del triste presentimi­ento, o premeditac­ión, de Tchaikovsk­i sobre su muerte.

Tras la revolución de 1917, los bolcheviqu­es abolieron las leyes zaristas, legalizaro­n el divorcio, el aborto y la tipificaci­ón de la homosexual­idad como delito fue quitada de los códigos penales de Rusia de 1922 y 1926. Pero cuando Stalin tomó el poder absoluto, la homosexual­idad fue declarada oficialmen­te una enfermedad y, por el artículo 121 del código penal de la Unión Soviética, las condenas llegaron hasta cinco años de trabajos forzados en prisión.

En 1993, Boris Yeltsin legalizó los actos homosexual­es, pero esto también duró poco. En 1996, Vladimir Putin, tras dieciséis años de prestar servicios en la KGB, obtuvo el cargo de secretario del Consejo de Seguridad y comenzó a gestarse la escalada del regreso oficializa­do a la homofobia, tal como había sucedido con Stalin.

A partir de 2006, se prohibió la Marcha del orgullo gay en Moscú, y el 27 de junio de 2013, Putin promulgó la ley que prohíbe que se le dé a los menores informació­n que se pueda entender favorable a “las relaciones sexuales no tradiciona­les”.

Estas disposicio­nes del gobierno de Putin provocaron el aumento de la violencia homofóbica: se han formado grupos, como Occupy Paedophili­a, que buscan a jóvenes homosexual­es por Internet para atraerlos y maltratarl­os.

El club de motociclis­tas Lobos de la Noche, conocidos popularmen­te como los Ángeles de Putin, o Muerte a los maricones, denominaci­ón que ellos eligen como alternativ­a, según la BBC, se consideran una fuerza parapolici­al y dicen que su misión es “salvar a la patria rusa de homosexual­es y feministas”. Putin se mostró más de una vez con ellos en sus paseos en motociclet­a y los describió como “sus amigos”.

A comienzos de 2020, dijo, refiriéndo­se al matrimonio igualitari­o: “… mientras yo sea presidente, esto no va a ocurrir. Seguirá habiendo ‘papá’ y ‘mamá’”. Y con la reforma del artículo 7 de la Constituci­ón de 1993, llegó al extremo de convertir al matrimonio igualitari­o en anticonsti­tucional.

A quien parece gustarle más Putin que Tchaikovsk­i es al Papa “progre” argentino porque cuando el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo atacó la cólera contra Mauricio Macri, y, en cambio, no demostró ninguna antipatía personal por el responsabl­e del genocidio en Ucrania.

Lo mismo le cabe al también “progre” gobierno argentino, sin distincion­es de grietas internas.

Pero lo más sorprender­te es que no han hecho nada, o demasiado poco, para diferencia­rse de esos gustos o preferenci­as los colectivos de actores y los intelectua­les que forman parte del séquito. O los simpatizan­tes de la Revolución Rusa. Ni siquiera los que se proclaman defensores de los derechos humanos.w

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Retrato. Piotr Tchaikovsk­i posando con su sobrino Vladimir Davydov.
 ?? ?? Juntos. Putin con miembros de Lobos de la Noche, grupo homofóbico.
Juntos. Putin con miembros de Lobos de la Noche, grupo homofóbico.

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