Un triple crimen, clave para hallar al sospechoso de matar a Chomnalez
Leonardo David Sena (39) tiene antecedentes. Cayó en la frontera con Brasil por un cruce de muestras de ADN.
El principal sospechoso de haber asesinado en 2014 a Lola Luna Chomnalez, la chica argentina de 15 años que veraneaba en Barra de Valizas, un playa del Departamento Rocha, en Uruguay, es Leonardo David Sena, de 39 años. Cuenta con antecedentes y, el jueves, en su indagatoria, reconoció haber estado en la escena del crimen y que robó dinero de la mochila de la chica, pero se desligó del femicidio.
Tras su declaración, Sena fue procesado con prisión preventiva por la Justicia uruguaya, que lo imputó por “Homicidio muy especialmente agravado”. A más de siete años del crimen, ocurrido en diciembre de 2014, la causa dio un vuelco que sería determinante. Según distintos medios uruguayos, un triple crimen que tuvo como víctimas a tres infantes de Marina, ejecutados en un predio naval en el Cerro de Montevideo, fue la punta del ovillo que permitió llegar a Sena.
Los asesinatos ocurrieron en la mañana del domingo 31 de mayo de 2020. Juan Manuel Escobar (31), Alex Guillenea (25) y Alan Rodríguez (22) fueron encontrados con un tiro en la cabeza cada uno. En la investigación de ese hecho se hicieron varias pruebas de ADN a varios sospechosos. Al mismo tiempo se las cotejaba con otras pruebas almacenadas en los archivos de otros asesinatos.
Así surgió que una de las muestras daba un alto nivel de coincidencia con la pieza reservada del caso Lola: unas manchas de sangre que se levantaron de la mochila y de una toalla de la adolescente. A partir de allí se dedujo que uno de los sospechosos del crimen de los marinos estaba en el árbol genealógico del ahora detenido por el homicidio de la joven.
Cuando se investigó más a fondo ese rastro se determinó que en ese hilo familiar había un hombre con antecedentes por lesiones y violación. Así llegaron a Sena, en la zona de Chuy, la frontera sudeste de Uruguay con Brasil. Se negó a una extracción de sangre, aunque se obtuvieron muestras de elementos personales, como un cepillo de dientes.
El segundo procesado en el caso cuenta con antecedentes penales por lesiones en 2003 y violación en 2009.
Según confirma el diario uruguayo El País, la secuencia genética determinó que Sena era pariente por el lado materno del detenido del que se tomó la muestra, vinculado con el caso de los marinos. La madre de Sena tuvo once hijos y lo había dado en adopción a una familia. Los padres adoptivos del procesado integran una comunidad religiosa de La Paloma.
En 2014, cuando ocurrió la muerte de Lola, Sena era un vagabundo que pasaba sus días entre La Paloma, Chuy y Castillos. Vivía de changas. Últimamente, instalado con una pareja en Chuy, trabajaba en una panadería. La fiscal Jessica Pereyra dijo que la muestra de ADN de Sena es un 99,9 coincidente con la relevada en la toalla y DNI de Lola.
Ante el juez Juan Giménez, Sena reconoció que encontró la mochila de Lola en la playa, sacó mil pesos y luego se limpió la sangre en una toalla porque se había cortado con un trozo de vidrio de una botella de cerveza. Sena negó en todo momento la existencia de otra persona en el lugar del homicidio. Quedó detenido y fue procesado, por un delito que lo puede llevar de 15 a 30 años a prisión.
El arresto de Sena fue ratificado por el director de Comunicación del Ministerio Público de Uruguay, Javier Benech, y los abogados de la familia Chomnalez, Juan Williman y Jorge Barrera. El juez Juan Manuel Jiménez Vera dictó el procesamiento.
En la investigación hay un acusado de “encubrimiento”, el cuidacoches Ariel “El Cachila” Moreira, para quien la fiscal Pereira solicitó en abril una condena a diez años de prisión: aún debe resolver el juez Vera. En este caso, el procedimiento es escrito, ya que el crimen de Lola ocurrió antes de la reforma judicial que instaló en Uruguay los juicios orales.
Por su parte, Diego Chomnalez, padre de la víctima, viajó a fines de abril a Montevideo y se reunió con el fiscal de la Corte, Juan Gómez, para interiorizarse sobre las novedades de la causa y solicitar, junto a sus abogados, que continúe la búsqueda de los otros copartícipes del crimen.
Adriana Belmonte, la mamá de Lola Chomnalez, dialogó con el canal TN y se refirió a la acusación que recae sobre “Cachila”, apuntado por encubrir el crimen. “Cachila estuvo detenido y fue dejado en libertad. El fiscal lo da en 2019 como coautor con alevosía. Después, la jueza lo define como encubridor. De todos modos, como ya dije, coautor es tan femicida, porque yo que sé si la mató o no”, subrayó. Luego habló con nostalgia y angustia acerca de su hija y reveló el hallazgo de unos textos que había dejado la adolescente.
“Pasó algo muy lindo después del femicidio. Encontramos escritos de ella y uno es hermoso porque lo titula ‘Bendiciones’. Tenía 12 años en ese momento porque estaba fechado, le encantaba escribir. En las bendiciones agradece ‘gracias por tener a mi mamá, a mi papá, por poder ir a la escuela, por tener un plato de comida, poder vacacionar’. Eso define a Lola, altamente desapegada de lo material y fresca, buena, si tenía que decir algo que no le gustaba lo decía”, concluyó.
Lola viajó a Barra de Valizas el sábado 27 de diciembre de 2014 y se alojó en la casa de su madrina, Claudia Fernández, su esposo, Hernán Tuzinkevich, y el hijo de éste. Al día siguiente, Lola desapareció cuando salió a caminar por la playa. Dos días después fue hallada asesinada por asfixia por sofocación a cuatro kilómetros de la casa, en una zona de médanos. Presentaba cortes de arma blanca en distintas partes del cuerpo.
Para la Fiscalía, la adolescente trató de escapar corriendo de sus asesinos, fue alcanzada, herida con un cuchillo y golpeada en la cabeza, antes de morir asfixiada, cuando, ante sus probables pedidos de auxilio, le apretaron la cara contra la arena.
“El Cachila” fue detenido al comienzo de la investigación y quedó libre, ya que dio negativo el cotejo de su ADN con el material genético hallado en los objetos de la víctima. Quedó imputado como “coautor” de “homicidio agravado por alevosía”, delito más grave que el de “encubrimiento”. Desde entonces, los peritos de la Policía Científica continuaron con los cotejos de ADN con cada uno de los nuevos ingresados al sistema carcelario por otras causas.
En su declaración ante la Justicia, Moreira admitió que se cruzó con la víctima en la playa el 28 de diciembre del 2014 y le ofreció “una estampita”, pero que luego ella se sintió “mareada” y que, al auxiliarla, descubrió que “no tenía pulso”. Se asustó y se fue.
Para el fiscal Jorge Vaz, quien impulsó la imputación por homicidio, “Cachila” estuvo presente “antes, durante y después” del homicidio, cuyo móvil habría sido “sexual”. Entre las pruebas valoradas para su procesamiento, resultados de peritajes psicológicos, psiquiátricos y semiológicos revelaron que el acusado tiene una personalidad con tendencia “a la mitomanía”, a “irritarse fácilmente y perder el control de sus impulsos” y un patrón de “desprecio y violación de los derechos de los demás”.w