La madriguera de la vocación

Lo que voy a contar les va a interesar. Lo repite como un mantra Rosa Montero cada vez que da una charla. Mantiene esa convicción desde que presentó su primer libro y naufragó en un mar de frases precipitadas y temblorosas. De chica, recuerda, se le doblaban las rodillas al pararse frente al pelotón del escrutinio público. Pero pronto aprendió que para poder vender lo que escribía también tenía que aprender a vociferarlo en todas las esquinas. Y empezó a entrenar duro.

Lo que voy a contar les va a interesar, insiste la periodista y escritora española aunque esta vez lo que va a contar sea una cosa de locos.

“El peligro de estar cuerda”, uno de los textos más celebrados en la Feria del Libro que terminó esta semana, aborda una pregunta que atraviesa a muchos de los que escriben. ¿Cómo y por qué llegamos hasta acá? ¿Dónde anidó el zumbido de la vocación? En su caso, la autora lo atribuye a un trauma infantil y asegura que existe una conexión estrecha entre la creación y la locura.

Desfilan entre sus páginas desde Emmanuel Carrere hasta Virginia Woolf. Para ella, estar loco es, sobre todo, estar solo. Y para algunos periodistas, ese trauma infantil del que habla Montero tal vez haya que ir a buscarlo a la madriguera de “Alicia en el País de las Maravillas”. A ese agujero oscuro en el que cae esa nena inquieta y tremendamente curiosa por seguir a un conejo. Y desde allí abajo, iluminada por la pluma del autor Lewis Carroll, Alicia empieza a hacerse preguntas. Y lo que va a contar le va a interesar a chicos de distintas generaciones, futuros escritores y periodistas que sobrevivieron en su madriguera.