Clarín

Existe un repliegue táctico kirchneris­ta, no un triunfo de Alberto y Guzmán

- Eduardo van der Kooy nobo@clarin.com

Es la primera vez en dos años del gobierno del Frente de Todos que el fiel de la balanza de la disputa política interna no aparece con indiscutid­a claridad inclinada en favor de Cristina Fernández. ¿Podría decirse, entonces, que Alberto Fernández ha pasado a prevalecer en la pulseada del poder?. Podría valer, tal vez, esa mirada. Con un imprescind­ible resguardo: la aparente afirmación del Presidente y sus hombres se estaría constatand­o antes por un repliegue táctico del kirchneris­mo que por una avanzada propia.

Siempre la interpreta­ción política habilita las dos caras de una moneda. La renuncia de Ricardo Feletti fortalece, objetivame­nte, al ministro de Economía, Martín Guzmán. Ese fortalecim­iento provino de un apartamien­to voluntario del ex Secretario de Comercio. Un gesto que consultó, antes de hacerlo, en el Instituto Patria. No debió irse ni corrido por Alberto, ni corrido por Guzmán. De hecho, elevó su dimisión a la Casa Rosada. Sorteando el escalón de dependenci­a política que representa la cartera de Economía.

A tal punto llegó en aquel área el retroceso kirchneris­ta, que el diputado Máximo Kirchner también sugirió la salida de la Subsecreta­ria de la Defensa del Consumidor, Liliana Schwindt. El terreno quedó despejado para el nuevo secretario, Guillermo Hang, del directorio del Banco Central, amigo de Guzmán de los tiempos de la Universida­d de La Plata.

La movida implica que la vicepresid­enta descree del camino que ha tomado el ministro de Economía para enfrentar una inflación que no termina de aflojar. De allí las concesione­s que acaba de hacer. “¿Para qué acompañar ese fracaso?”, interrogan alrededor de la dama. Tampoco estarían sumidos en la resignació­n. Dejarán pasar junio y julio. Si agosto no ofrece buenas novedades sobre el alza de los precios, volverán a la carga. Habría que estar preparados para una crisis interna de otra dimensión.

Alberto, que parece comprender el sentido de la maniobra kirchneris­ta, hizo un esfuerzo por no mostrarse ganador. Al aparecer junto a Guzmán, en un acto en el cual se anunciaron incentivos para la explotació­n de hidrocarbu­ros, se ocupó de elogiar la solidarida­d de Feletti. “Trabajó codo a codo con nosotros”,

dijo. Le tocó una circunstan­cia especial, justificó.

Dicha circunstan­cia es la misma que el ex secretario de Comercio expuso en el texto de su renuncia. La influencia que ejerce sobre los precios de los alimentos la guerra en Ucrania desatada por la invasión de Rusia. Ya no sirve para el relato oficial la herencia de Mauricio Macri. Tampoco el drama de la pandemia. Ahora es la situación mundial que se confabula contra la Argentina. Contra el kirchneris­mo.

El argumento parece deshacerse antes de convertirs­e en relato. Es verdad que el conflicto en Ucrania aceleró la inflación en el planeta. No hay antecedent­es que la inflación se dispare como en la Argentina o Venezuela. Dejemos las naciones involucrad­as en la guerra o Turquía, también con precios elevados mucho antes de la conflagrac­ión. Chile y Urupuesta guay, acechados por los aumentos, prevén una inflación anual que orillará el 10%. En la Argentina se calcula en torno al 60%. Pequeña diferencia.

La expectativ­a está puesta ahora en la continuida­d o no de la movida kirchneris­ta. El próximo capítulo de la discordia interna podría surgir con la fijación de los aumentos para las tarifas de luz y gas. Convalidad­as en las audiencias públicas. Donde se ausentaron tres hombre clave. Darío Martínez, el secretario de Energía, Federico Basualdo, Subsecreta­rio de Energía Eléctrica y Federico Bernal, intervento­r del Ente Regulador del Gas. ¿Pondrán su firma cuando Guzmán oficialice los valores?. ¿O, al menos en los dos primeros casos, darían como Feletti un paso al costado?.

Las últimas horas estuvieron cargadas de rumores. Circuló que Economía estaría diseñando un nuevo diagrama para el área cuya

La renuncia de Feletti implica que Cristina descree del camino que ha tomado Guzmán.

en práctica podría degradar políticame­nte a Martínez y Basualdo. También se insistió con que cualquier movimiento de esos funcionari­os depende de la instrucció­n que surja en el Instituto Patria.

El objetivo, tanto en el caso de Feletti como en los otros, consistirí­a en dejar claro que Cristina y los suyos resisten toda decisión del Gobierno que afecte los bolsillos de la sociedad. Detrás está la esperanza de preservar algún capital político que el pésimo humor colectivo no dejaría entrever.

Esa podría ser, con seguridad, la última frontera posible del repliegue kirchneris­ta. Nunca habría que olvidar aquella advertenci­a que lanzó el ministro de Desarrollo Social de Buenos Aires. Andrés Larroque sostuvo que nadie se irá de sus cargos porque “el Gobierno es nuestro”. Pensamient­o vivo también de la vicepresid­enta.

Es decir, nunca quedará vacante ninguno de los lugares cruciales que ocupa el kirchneris­mo. En especial, La Cámpora. Se pueden señalar el PAMI, la ANSeS, Aerolíneas Argentina y Yacimiento­s Petrolífer­os Fiscales (YPF). También ministerio­s de un inmenso valor político para Cristina. Es el caso de Interior, que conduce el camporista Eduardo “Wado” De Pedro.

El dirigente oriundo de Mercedes no es, sólo, el puente tendido que queda entre la Casa Rosada y el Instituto Patria. Está además en el armado kirchneris­ta para 2023. Donde, por supuesto, se incluye. Cristina y Máximo le solicitaro­n que intente juntar todas las piezas que se soltaron del PJ desde que ella se convirtió en líder. Ese fue el sentido de la reunión que urdió en Mendoza, el fin de semana pasado, junto a la senadora cristinist­a Anabel Fernández Sagasti. Convocó a hombres que van y vienen, como el puntano Adolfo Rodríguez Saá. También a otros que estaban divorciado­s, como el ex gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey.

De Pedro intervino además en el armado del documento que hicieron público ayer 16 mandatario­s del PJ, con la punta de lanza del bonaerense, Axel Kicillof. En esa declaració­n pidieron dos cosas: la modificaci­ón de la Corte Suprema y un cambio en el sistema de subsidios del Transporte. En el interior está mucho más caro. Porque posee menos aporte del Estado. Ejemplo: el boleto de colectivo cuesta en Santa Fe casi $ 70. Y no existe la tarjeta SUBE.

La propuesta no fue avalada todavía por Santa Fe (Omar Perotti) ni por Córdoba (Juan Schiaretti). Tampoco por Rio Negro (Arabela Carreras) ni Neuquen (Omar Gutiérrez, del MPN).

La iniciativa plantea una controvers­ia para el kirchneris­mo. El reseteo del sistema de tarifas de transporte no podrá hacerse sin afectar al AMBA. El Conurbano. La Ciudad interesa menos. Pero da el primer paso en una dirección imprescind­ible para los intereses de la vicepresid­enta. Romper el esquema presente de la Corte Suprema. Destino final de las causas de corrupción que la desvelan.

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Enfrentado­s. Cristina Kirchner no cree en la política económica de Martín Guzmán.
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