Una operación policial para capturar narcos deja 21 muertos en una favela de Río
La realizó la BOPE y buscaban a los líderes del temido Comando Vermelho. Dos de las víctimas son vecinos.
Una operación especial de la policía de Brasil destinada a capturar a narcotraficantes de un poderoso grupo criminal dejó este martes al menos 21 muertos en un complejo de favelas de Río de Janeiro. Se produjo justo un año después de que otra incursión similar de la ciudad acabó con la vida de 28 personas.
La Penha, en la zona norte de Río, amaneció con el sonido de los tiros, después de que agentes del temido Batallón de Operaciones Especiales (BOPE), Policía Militar, entraron en el gigantesco complejo de favelas en busca de líderes del grupo criminal Comando Vermelho, uno de los más importantes de Brasil junto con el Primer Comando de la Capital (PCC).
De acuerdo a la versión oficial, los agentes fueron recibidos a tiros por los criminales cuando llegaron al lugar. Todos los muertos son integrantes de las bandas delictivas, de acuerdo a la policía, excepto dos de ellas que son vecinas alcanzadas por balas perdidas.
El objetivo de la operación, según las autoridades, fue intentar desarticular el Comando Vermelho, una facción “con una fuerte ideología de guerra” y que es “responsable por más del 80% de los enfrentamientos armados” del estado de Río de Janeiro.
Comando Vermelho “tiene una política expansionista, una ideología de guerra, de enfrentamiento. No solo contra las fuerzas policiales, también contra otros grupos criminales”, afirmó el portavoz de la Policía Militar, Ivan Blaz.
De acuerdo con Blaz, el Comando Vermelho ha comenzado a proteger a narcotraficantes de otros estados que “dan órdenes” desde Río de Janeiro “para cometer homicidios en otras regiones” del país, y que supuestamente estarían escondidos en la Vila Cruzeiro, dentro del Complejo de la Penha.
Vila Cruzeiro fue una de las favelas de Río ocupadas a finales de 2010 por el Ejército brasileño en una gran operación para expulsar el narcotráfico, pero los grupos han ido paulatinamente recuperando el control de la región.
Durante la operación, que contó con blindados, la policía requisó un “arsenal de guerra” compuesto por 13 fusiles de asalto, 12 granadas, cuatro pistolas y una cantidad no determinada de drogas, además de 20 motos y 20 automóviles supuestamente pertenecientes a la banda. Las armas procedían de China y Europa del Este.
“Son armas que pueden matar a personas a larga distancia”, recalcó Blaz. Así ocurrió ayer con Gabriele
Ferreira de Cunha, de 41 años y vecina de la zona, quien caminaba por la parte baja de la favela cuando fue alcanzada por una bala perdida.
“Fue la pérdida de una vida inocente. No vamos a tener un gran éxito en una operación mientras tengamos muertes de un inocente. Desafortunadamente es necesario que hagamos operaciones como esa”, justificó el portavoz policial.
Frente a la puerta del hospital Getulio Vargas, muy cerca de la favela, una decena de vecinos y familiares de fallecidos, en su mayoría mujeres, buscaban desconsolados información sobre sus seres queridos.
El operativo de este martes tiene lugar un año después de que una operación similar dejó 28 muertos en la favela de Jacarezinho, entre ellos 27 civiles sospechosos y un agente, en la que fue la acción policial más letal de la historia de Río.
Organizaciones de derechos humanos denunciaron que durante el operativo en Jacarezinho, calificado de “masacre”, ocurrieron casos de ejecuciones extrajudiciales, abusos contra detenidos y destrucción de pruebas por parte de la policía.
En una primera reacción tras el tiroteo de ayer, la organización Human Rights Watch (HRW) pidió una “inmediata y exhaustiva” investigación de los hechos y denunció que los habitantes de la barriada “pasaron horas aterrorizados”. “Río necesita con urgencia una nueva política de seguridad pública que no sean las balas”, apuntó HRW. ■