Rusia inicia su cuarto mes de guerra en Ucrania, sin una victoria clara
La ofensiva se concentra ahora en la región separatista del Este, donde aún resisten los ucranianos.
Rusia cumplió este martes tres meses de guerra en Ucrania, con un saldo de miles de muertos y millones de desaplazados, pero sin poder clamar la deseada victoria en el campo de batalla y tampoco sin un claro plan de retirada, ya que las negociaciones con Kiev están congeladas.
Los enfrentamientos armados se concentran ahora en la región este, en las provincias prorrusas del Donbás, donde los combates están empantanados dado que las fuerzas militares ucranianas ofrecen una feroz resistencia con nuevo armamento occidental. A comienzos de este cuarto mes de guerra, el Kremlin sólo logró conquistar las ciudades del sureste ucraniano, pero lo hizo a un alto precio de vidas humanas.
“No perseguimos ningún plazo. Todos los objetivos fijados por el presidente Vladímir Putin se cumplirán. No puede ser de otra manera porque la verdad, incluida la verdad histórica, está de nuestra parte”, aseguró Nikolái Pátrushev, secretario del Consejo de Seguridad rusa.
En estos tres meses de invasión, miles de personas, civiles y militares, murieron sin que haya un balance preciso. Solo en Mariúpol, la ciudad martirizada con bombardeos, las autoridades calculan 20.000 muertos.
El gobierno ucraniano cifra las bajas militares rusas en 29.200 hombres, aunque fuentes militares occidentales reducen ese balance a 12.000 soldados. El Kremlin ha admitido “pérdidas importantes”, en tanto que Kiev no ha dado ninguna indicación sobre sus bajas.
En el último parte difundido por la Oficina del Alto Comisario de Naciones Unidas para los Derechos Humanos lleva a 3.942 los civiles muertos, entre ellos 260 niños, y a 4.591 los heridos desde el inicio de la invasión.
El balance, según la propia Oficina, sería mucho más dramático dado que “las informaciones procedentes de algunos lugares de intensos combates están retrasadas y muchos informes aún deben ser confirmados”.
Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, con el supuesto objetivo de prevenir un acercamiento de la ex república soviética a la OTAN. Después de un primer mes de ofensiva relámpago, la “operación militar especial” -como denomina Moscú a la invasión a Ucrania- se ha caracterizado más por los repliegues rusos del norte de Kiev y las afueras de Járkov que por victorias de renombre.
Ucrania consiguió alejar a las fuerzas invasoras de Kiev (la capital) y Járkov, pero reconoce “dificultades” para contener la ofensiva en el Donbás, que incluye las regiones de Lugansk y Donetsk, ya parcialmente controladas desde 2014 por los separatistas prorrusos. “Las próximas semanas de guerra serán difíciles”, había advertido el lunes el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
El ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, afirmó que Moscú “continuará con la operación militar especial hasta que se cumplan todos sus objetivos, poco importa la enorme ayuda occidental al régimen de Kiev ni la presión sin precedentes de las sanciones”.
Las tropas rusas centran actualmente su ataque en Lugansk, un bastión de resistencia en el este, y tratan de rodear las ciudades vecinas de Severodonetsk y Lysychansk. El Ministerio de Defensa ucraniano reportó combates encarnizados muy cerca de esas dos ciudades, en las localidades de Popasna y Bajmut.
Severodonetsk, en tanto, es bombardeada “las 24 horas del día” por los rusos, que “utilizan la táctica de tierra arrasada”, afirmó el gobernador de Lugansk, Sergei Gaidai. Después de la caída de Mariúpol (sureste), Severodonetsk supondría un valioso trofeo de guerra para Moscú en el Donbás.