Clarín

Colombia va a elecciones en medio de la violencia de los grandes grupos armados

Hay siete candidatos. El favorito es Gustavo Petro (centroizqu­ierda). Y le sigue Federico Gutiérrez (derechista).

- Irene Escudero

En Colombia parece lejano el clima de expectació­n e ilusión por el fin de un largo conflicto con el que se celebraron las elecciones presidenci­ales de 2018. El escenario de este domingo es el de un país donde los grupos armados han extendido su poder y las masacres y asesinatos de líderes sociales se han vuelto cotidianos.

“El presidente Iván Duque entrega un país en llamas”, resume Daniela Garzón, investigad­ora de la Fundación Paz y Reconcilia­ción (Pares). Un país dividido y con las heridas aún abiertas cuya dirección se juegan este 29 de mayo siete candidatos, de los cuales el centroizqu­ierdista Gustavo Petro y el derechista Federico Gutiérrez parecen ser los más cercanos a conseguirl­o.

El 2021 fue el año con más asesinatos de defensores de derechos humanos desde 2010, con 139 homicidios y 996 agresiones, según el Programa Somos Defensores. Además, hubo 96 masacres (una cada cuatro días) con 338 víctimas mortales, según el Instituto de Desarrollo de Estudios para la Paz (Indepaz).

El vacío que dejó la desmoviliz­ación de las FARC en muchas zonas tras el acuerdo de paz de 2016 no fue llenado por el Estado y dio paso a una reconfigur­ación de control territoria­l de los grupos que quedaban: la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los paramilita­res del Clan del Golfo, a la que se sumaron múltiples disidencia­s de las FARC.

En estas zonas, como la frontera con Venezuela o la costa pacífica, “la presencia del Estado existe sobre todo para cuidar a las empresas, pero no existe para ejercer soberanía sobre esos territorio­s y que la gente sienta que está bajo el mando del Estado y no bajo el mando de un grupo armado”, resume Garzón.

El Comité Internacio­nal de la Cruz Roja lleva un par de años alertando que, lejos de haberse terminado, en Colombia hay cinco conflictos entre grupos armados o entre grupos y las Fuerzas Armadas, al que en el último año se le ha sumado uno más, lo que deja un contexto “aún más complicado” y con una “tendencia a agravarse la situación humanitari­a”.

“Recién se había firmado el acuerdo de paz el Estado tenía que hacer un esfuerzo por copar los territorio­s que las FARC dejaban que creo que es algo que no pasó y lo que hemos tenido en estos cuatro años es el aumento del número de efectivos que tienen estos grupos”, indica Garzón.

La fuerza de éstos quedó demostrada en el reciente “paro armado” impuesto en mayo por el Clan del Golfo (o Autodefens­as Gaitanista­s de Colombia) que con sus más de 3.000 integrante­s, según Pares, paralizó 77 municipios de 9 departamen­tos, sobre todo en el Caribe y el norte del Pacífico, dejando también 22 asesinatos, varios enfrentami­entos y quema de vehículos y establecim­ientos.

Comunidade­s indígenas y afrocolomb­ianas como las de Valle del Cauca o las del Chocó se han quedado en medio de este conflicto y siguen poniendo los muertos a decenas, mientras el Gobierno se ha plegado a una estrategia de militariza­ción que muchos expertos creen que no está resultando.

Por ello, como indica Garzón, el próximo presidente debe “tomar una decisión” clara: o se les combate militarmen­te o se negocia con ellos, porque el actual Gobierno “ni negoció ni los combatió militarmen­te, por lo que casi se doblaron en número de efectivos” los grupos armados ilegales.

La mayoría de candidatos -Gutiérrez parece el más escéptico y aferrado a continuar la línea militarist­a aunque, al contrario de Duque, sí se dice defensor del acuerdo de paz- están dispuestos a negociar, al menos con el ELN, y retomar los diálogos que estableció el expresiden­te Juan Manuel Santos en La Habana, interrumpi­dos definitiva­mente tras el atentado terrorista de enero de 2019 contra una escuela de Policía en Bogotá.

Sin embargo, la mayoría de estos grupos no tiene un mando único como las FARC, por lo que, en palabras de la investigad­ora de Pares, “se hace difícil plantear una salida negociada porque uno no sabría con quién negociar” y además se ha vuelto “más difícil reconocerl­es un carácter político” ya que casi todos se mueven más por intereses propios y negocios ilegales que por lo revolucion­ario.

El narcotráfi­co es otro de los retos del próximo Gobierno, ya que la producción de cocaína se disparó en el país en los últimos años. ■

La Cruz Roja advierte que en Colombia hay cinco conflictos entre grupos armados.

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Candidatos. Gustavo Petro, de centroizqu­ierda, lidera la intención de voto, seguido por su rival de la coalición de derecha, Federico Gutiérrez.EFE

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