Condenaron a un cura y a un portero a 15 años de prisión
“Es una condena abultada. Pero les están dando el premio de dejarlos en la casa”, señala Ariel Fusco, abogado de cuatro de las cinco víctimas de Abuso sexual agravado. Ayer, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 2 de San Nicolás condenó a Tulio Matiussi (49) y Anselmo Ojeda (61), cura y portero de un jardín de San Pedro -dependiente del Obispado de San Nicolás-, a 15 años de prisión por cinco casos de abusos sexuales a niños y niñas, cometidos durante 2017.
Ambos gozarán de prisión domiciliaria con tobilleras electrónicas hasta que la sentencia quede firme. Recién entonces serían trasladados a la cárcel. Por su parte, la preceptora María Rubíes (54) fue absuelta por el beneficio de la duda. “Estimo que el proceso puede implicar dos años. El Tribunal cree que no existe el riesgo de fuga. Los familiares de las víctimas esperaban que se los llevaran detenidos desde la sala”, aclara Fusca. El fiscal Hernán Granda había pedido penas de 28 años de prisión para los tres.
Las víctimas concurrían al jardín de infantes “Belén”, de San Pedro. Tenían entre 3 y 5 años de edad al ser abusados. Sus testimonios (en Cámara Gesell) fueron fundamentales para imputar a los condenados, aunque los tres llegaron al juicio en libertad. Las primeras cuatro denuncias fueron presentadas en diciembre de 2017. La restante, a principios de 2018.
En esa época había tres cursos de niños por turno. Eran treinta por sala. Es decir, un total de 180 alumnos. Por eso se cree que las víctimas serían más de cinco. “Incluso los nenes en Cámara Gesell nombraron a otros compañeritos. Pero es una decisión muy compleja. Por ahí hay padres prefieren no exponer a sus hijos. Algunos nos acompañaron sin denunciar. Como hubo muchos padres que se pronunciaron a favor del jardín creemos que ahora que se probaron los abusos pueden aparecer más casos”, explica el abogado.
Ojeda y Matiussi habían sido detenidos en diciembre de 2018, tras las denuncias de cinco padres. En mayo de 2019, el sacerdote recuperó su libertad y Ojeda accedió al beneficio de la prisión domiciliaria. En cambio, Rubíes nunca pisó la cárcel. El fiscal les negó el pedido de sobreseimiento presentado por sus abogados.
Walter Serra es médico y papá de una de las víctimas. Recuerda que el primer indicativo fue en el regreso a las clases tras las vacaciones de invierno. “No, papá, no me dejes acá”, le decía y lloraba. “Eran varios chicos que tenían la misma actitud”, recuerda Serra. “Ellos rezaban y, en el mode mento de entrar, varios se ponían a llorar. A la salida lo mismo: el sacerdote y el portero les estiraban la mano para saludarlos y los nenes los esquivaban. No querían saludarlos. Éramos varios papás retando a los chicos por no querer saludarlos. No imaginábamos nada de lo que estaba ocuque rriendo”. “Belén” era considerado el mejor jardín de San Pedro y su sacerdote, Matiussi, “un tipazo”. Serra dice que tenía una relación muy afectiva con él, que le resultaba “un tipo espectacular”. Muchos papás llegaron a afirmar que los abusos debían ser abusos intrafamiliares. ■