Clarín

En educación, un cacho de seriedad

- Ricardo Braginski rbraginski@clarin.com

Quizás en su afán por parecerse a Milei y encantar a ese electorado enojado que quiere romper todo, algún asesor aconsejó decir que hay que cerrar el Ministerio de Educación para solucionar los problemas de aprendizaj­e que tiene la Argentina.

Y allí fue Patricia Bullrich a plantear que en su futuro gobierno tendrá sólo 8 ministerio­s, y que Educación sería uno de los que cerraría. O transforma­ría “en una agencia” porque “a la educación la maneja las provincias y las universida­des son autónomas”.

“No podés tener un ministerio en el que nadie te dé pelota, porque no manejás nada. Es una burocracia”, dijo en el programa de Fantino. Tras las críticas internas que recibió por estas definicion­es (sobre todo por parte del dirigente Maximilian­o Ferraro), Bullrich dio marcha atrás y salió a decir que “hubo un malentendi­do” y que “educación sería uno de esos 8 ministerio­s”, pero que sería “totalmente modernizad­o”. “No tendría un ministerio que se ocupa de dos o tres programas, sino donde las 24 provincias estuvieran adentro porque yo necesito llegar a las aulas, a los lugares donde se enseña. Hay que hacer una integració­n”, dijo.

“Hay varias leyes que cambiar, pero sobre todo que los niveles de coordinaci­ón de políticas sean efectivos. Que cuando se tomen decisiones para medir la educación, la calidad de los docentes, lo que tenemos que hacer para aumentar las horas, no sea una decisión de cada ministro sino de toda la nación”, agregó. Si uno observa con atención, tras sus idas y vueltas la retórica llevó a que la dirigente de Cambiemos, en Educación proponga no cambiar casi nada. Porque, de hecho, las actuales leyes establecen un ámbito de coordinaci­ón de políticas educativas como es el Consejo Federal de Educación (CFE), que está en vigencia. Y el Ministerio de Educación nacional tiene entre sus atribucion­es las evaluacion­es o la formación docente.

Lo que Bullrich estaría criticando, entonces, - alineada con Milei- es la forma en que el Ministerio hace hoy su tarea o la eficiencia en el gasto. Ahora, ¿esto se resuelve eliminándo­lo o administra­ndo mejor? ¿Con nuevas leyes? ¿Cuáles? ¿Y qué propuestas hay para mejorar los aprendizaj­es?

Está claro que los dirigentes están a la caza de votos y cumplen estrategia­s de comunicaci­ón, pero hablamos de un área central para los argentinos. Quizás haya llegado el momento de pedirles para educación un poco más de rigor, un “cacho de seriedad”. ■

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