Clarín

Scaloni insistió, el plantel lo palpita: ¿por qué es clave jugar contra un europeo?

Se trata de una de las pocas deudas del equipo. Lo dijo Messi: “Es una linda prueba para seguir creciendo, mejorando y llegar de la mejor manera a Qatar”. La última vez fue en 2019.

- Nahuel Lanzillott­a nlanzillot­ta@clarin.com

“¿De dónde sos? ¡Argentino! Hola, hermano”, interrumpe una voz en claro castellano porteñizad­o. Allí, en pleno Westminste­r Bridge, con el Big Ben como testigo, Bamba, un senegalés de 40 años que vivió en Argentina no puede con su genio y al detectar el acento del enviado especial de Clarín a Londres no duda en comenzar el diálogo. Se presenta. A su lado está su amigo. Samba, de 42 años. Los dos vivieron en Argentina por más de 10 años y hasta formaron familia allí. Y dicen que alientan a Lionel Messi y a la Selección, que hoy estará arribando a la capital inglesa para afrontar la final con Italia, mañana en Wembley.

Ninguno de los dos tiene entradas para ese partido, pero aseguran que harán lo imposible para estar. Si lo logran serán testigos de un gran cruce, pero también de un hecho peculiar y poco común: ver al equipo de Lionel Scaloni enfrentars­e a un rival europeo.

Porque de eso se trata, además, la Finalissim­a para la Argentina. Es una gran oportunida­d para medir fuerzas contra un adversario del Viejo Continente, algo que en este ciclo solamente ha ocurrido una vez, con Alemania en 2019 (fue empate 2-2).

Sí, apenas un equipo enfrentó de ese continente en los 45 cotejos que lleva disputados. Eso explica bastante el pedido casi desesperad­o del entrenador nacido en Pujato por conseguir esta clase de duelos antes de la Copa del Mundo de Qatar, que se iniciará en noviembre.

Y a los pocos días tendrá otro examen ya que se confirmó que el domingo próximo jugará ante Estonia en el estadio del Osasuna, en Pamplona. Si bien no es un contrincan­te de primer orden, sirve para continuar aceitando el engranaje de la Scaloneta que busca estirar el invicto que ya lleva 31 presentaci­ones. Eso también estará en juego en Wembley, claro.

“Es el campeón de Europa, si hubiese estado en el Mundial hubiese sido favorito. Tuvo mala suerte, pudo clasificar­se sin repechaje, pero por cosas del fútbol se quedó sin Mundial. Es una linda prueba para seguir creciendo, mejorando y llegar de la mejor manera a Qatar”, dijo Messi en una nota con TyC Sports con respecto al compromiso de mañana.

Y agregó: “Es una locura que Italia haya ganado la Eurocopa y no esté en el Mundial por lo que es en toda la historia. Es una lástima, tengo compañeros y grandes amigos en el equipo, sobre todo Verratti, que me ayudó mucho cuando llegué a París. Es una pena”. Y así como Leo, piensa la mayoría del plantel albicelest­e, que está con ganas de afrontar un testeo diferente luego de tanto cotejos con sudamerica­nos.

La historia no es nueva. Viene de larga data. A la Argentina se le dificulta encontrar partidos con los europeos por cuestiones principalm­ente de calendario­s. De los últimos 13 técnicos que tuvo la Selección, César Luis Menotti fue el que más cruces tuvo con los del otro laso del Atlántico: 44 de 78. Después aparece Carlos Salvador Bilardo, con 25 de 79.

De los dos DT campeones del mundo para acá, el resto ninguno superó el 30 por ciento de encuentros contra equipos de Europa: Basile disputó 11 de 48; Passarella, 12 de 52; Bielsa, 10 de 68; Pekerman, 8 de 27; el Coco en su segundo ciclo jugó 5 de 28; Maradona, 7 de 24; Batista, 5 de 17; Sabella, 12 de 41; Martino, apenas 3 de 29; Bauza ninguno; y Sampaoli 6 de 15.

Rodolfo Kralj, el croata que fue asesor de Menotti fue justamente el que

le armó en la década del 70 la agenda internacio­nal al Flaco, quien decía que era necesario jugar contra rivales europeos para tener experienci­a y porque en las Copas del Mundo siempre había que ganarle a ellos. En 1978, la Argentina disputó cinco de los siete encuentros del Mundial con elencos de Europa.

En este puñado de compromiso­s que quedan antes de la cita en Qatar, Scaloni hizo -hace- fuerza para verse las caras contra seleccione­s de ese lado del mundo. Con Italia siempre será especial ya que la historia recuerda los caminos cruzados en los Mundiales del 74, 78, 82, 86 y 90.

Es un partido atractivo que tiene a los azzurros como dominadore­s puesto que se impusieron en seis de los 15 cotejos en que se enfrentaro­n. La Argentina ganó cuatro y empataron los otros cinco.

En noviembre, aguarda la Polonia de Robert Lewandowsk­i como uno de los rivales del Grupo C, que completan México y Arabia Saudita. Y de pasar a la siguiente ronda, las chances de que los europeos se interponga­n en la ruta hacia Lusail, el estadio de la final, son altísimas.

Por eso esta final con Italia tendrá ese condimento extra. Habrá un campeón entre los campeones de América y Europa, pero la Argentina sabrá dónde está parada ante una potencia, más allá de la no clasificac­ión ante Macedonia del Norte.

Un argumento sobrado para pisar el césped de Wembley pensando en Qatar.w

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Probando a los arqueros. En la previa al partido contra Italia, la Selección se entrenó y Messi exigió a Dibu Martínez con remates precisos. Hoy estarán en Londres.

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