“A muchos artistas ucranianos, los rusos les destruyeron sus obras”
El pintor subastó tres de sus cuadros para reunir fondos que donará a los creadores que sufren la guerra.
Solidaridad a través del arte. Tres pinturas del artista argentino Eugenio Cuttica fueron subastadas a beneficio de artistas ucranianos que perdieron sus obras en la guerra entre Rusia y Ucrania.
El evento se llevó a cabo en la sede del Jockey Club de Buenos Aires, (avenida Alvear 1345) y fue organizado por la Fundación Responsabilidad Intelectual (FRI) ante una gran cantidad de empresarios que participaron de la subasta a beneficio.
Estuvieron presentes Cristiano Ratazzi, ex presidente de FIAT Argentina, Enrique Duhau, de la Administración Duhau y propietario del Palacio Duhau, el arquitecto Martín Gómez y el ex ministro de Economía y actual diputado por Republicanos Unidos, Ricardo López Murphy, entre otros. Además, presenciaron el acto diplomáticos de la embajada de Ucrania en Buenos Aires.
“Eduardo Marti, fundador de la fundación FRI, me convocó para que los argentinos pierdan el miedo de ayudar”, contó Cuttica, y agregó: “Doné los cuadros pensando en qué les gustaría tener a los empresarios en sus casas. El objetivo era ayudar”.
Si bien no trascendió el monto total de la recaudación, el dinero obtenido será enviado por el propio Cuttica a los artistas ucranianos. “Para los valores argentinos, es un monto muy alto en dólares”, aseguró el pintor.
Las pinturas de Cuttica fueron realizadas en 2014 y la más reciente, en 2022. “Son grandes porque soy de la teoría de que un cuadro, como mínimo, tiene que tener el tamaño de una puerta para poderlos atravesar”, aseguró el artista de 65 años, con 26 años de residencia en Nueva York.
“Uno de ellos es un campo de lavandas con todo lo que significa el perfume, el campo, la naturaleza. Los cordones de lavanda apunta a algo chiquito en este cuadro que es el árbol de la vida”, detalló el artista.
Las otras dos se llaman Eliana 10 y Eliana 11. Fueron realizadas en 2014 y corresponden a dos mujeres en posición de meditación. Están de pie, con los ojos cerrados, y sostienen un tablero de ajedrez en sus manos. “Significa el desdoblamiento de la división y a su vez es una metáfora de la guerra”. Cuttica, conmovido por el actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, se mostró en defensa del arte en todas sus expresiones y también a favor de los artistas ucranianos.
“A muchos de ellos les entraron los soldados rusos a sus talleres y les destruyeron delante de sus ojos toda la obra de su vida”. También dijo: “Ya estamos en la Tercera Guerra Mundial pero hay otra tecnología en esta guerra: en este caso, las armas son biológicas y climáticas, existen desde 1970 y se están utilizando ahora”.
Sobre este punto, el artista argentino expresó que “esta Tercera Guerra Mundial es una Guerra de civilizaciones entre dos tipos de capitalismos, no hay más socialismo ni comunismo. Un capitalismo de burócratas sanguinarios, carniceros oligarcas, billonarios, contra las democracias con derechos civiles capitalistas. Es una guerra entre capitalismos, eso no cambia, pero en definitiva, es una guerra entre la libertad y la exclavitud”, expresó.
“Me saco el sombrero frente a los ucranianos. Son héroes, valientes, sobre todo su presidente Volodimir Zelenski. Son precisamente lo contrario a la posverdad que nos invade culturalmente. Han puesto un stop a la relatividad de las verdades y de los valores”, reflexionó el creador de Serendipia, la muestra que lleva a cabo en el hotel Anselmo de San Telmo.
Según el pintor, “esto es una guerra entre David y Goliat y van ganando los ucranianos. Todo el mundo está tratando de ayudarlos. Me duele que en la Argentina haya poca ayuda o casi nula ayuda a Ucrania. Increíblemente, la mitad de los argentinos está con Putin, un psicópata que amenaza con armas nucleares, y la otra mitad tiene miedo. Entonces dije: tengo que hacer algo. Por eso hice este evento entre empresarios”, amplió.
Cuttica, que suele participar en actos de beneficencia y en esta ocasión donó tres cuadros de su obra, aseguró que no recibirá dinero alguno por lo recaudado. Además, contó: “La embajada de Ucrania en Buenos Aires es controversial, casi no funciona. Entonces, me ofrecí a entregar el dinero”. Y sumó: “Los diplomáticos ucranianos en Buenos Aires me dijeron ‘nosotros no donamos a artistas ucranianos. Usted nos tiene que dar el dinero y nosotros decidimos a quién se lo vamos a dar’. Les dije que no, voy a seguir adelante con esto, por eso voy a llevar el dinero a Estados Unidos, me voy a presentar en la embajada de Ucrania en Nueva York, voy a filmar la donación y me van a dar un certificado. Por haber hecho una donación humanitaria, el estado norteamericano me descuenta un 50% de mis impuestos”, concluyó. ■