YPF está ajena al boom del petróleo: hoy vale apenas US$ 3.000 millones
Durante los últimos seis meses, las acciones de las petroleras vienen en un ascenso espectacular. Las estadounidenses (como Chevron y Exxon) mejoraron su valuación bursátil en más de un 60%, mientras que las latinoamericanas (como la brasileña Petrobras o la colombiana Ecopetrol) subieron un 30%. La saudí Aramco volvió a colocarse como la empresa de mayor capitalización del mundo, superando a Apple.
La suba en el precio del petróleo, que se acerca a 120 dólares el barrilestá beneficiando a casi todas las empresas del sector. Pero la bonanza parece serle esquiva a YPF. La petrolera argentina, de mayoría accionista estatal, solo subió un 11% en los últimos meses. Y se ubica entre las de peor desempeño -en cuanto a cotizaciónentre las compañías dedicadas a la energía. En el mercado vale 2.950 millones de dólares.
Hay tres grandes factores que están afectando la cotización de YPF, según analistas consultados. El primero es su incapacidad para trasladar la suba en la cotización del petróleo al precio de los combustibles en surtidores. Los importes de las naftas de YPF subieron un 30% en pesos durante los últimos seis meses. En dólares, al tipo de cambio oficial, el aumento es del 15%. Mientras tanto, en Estados Unidos, los surtidores aumentaron un 30% en el último semestre y ya llevan más del 50% interanual. En los otros sudamericanos, la remarcación en surtidores también supera la local.
El segundo factor que afecta a la empresa, según especialistas del sector y competidores, es la inflación. Los costos de la compañía -mano de obra, proveedores, funcionamiento de estaciones- crecen al ritmo del índice de precios al Consumidor (IPC), que ya avanza en más de un 60% anual. Los analistas de la acción usan cada conferencia del management con inversores para preguntar sobre el ritmo de actualización de los importes. La respuesta de los gerentes es que tienen que ser cautos.
Las ventas de combustibles representan un 50% de los ingresos totales de YPF. Frente a cada aumento, la compañía lo hace “considerando el delicado equilibrio que hay que mantener en nuestro sector y el impacto de nuestras decisiones en los clientes y en su capacidad de afrontar los costos de los combustibles en el contexto macroeconómico local”.
Y esa definición se conecta con la percibida como la tercera gran debilidad de YPF: su cercanía al Gobierno. La empresa posee un management profesional, pero también cuadros políticos. Y allí los inversores tiene enormes dudas. No saben hasta qué punto YPF defiende sus intereses o es funcional a las políticas del Gobierno. Cada incremento es conversado con el Poder Ejecutivo para que no acelere procesos inflacionarios.
“En general, la convivencia entre ejecutivos del sector y los nombrados por el Gobierno (responden a La Cámpora) es civilizada. Pareciera que entendieron el negocio, aunque siempre serán políticos”, expresa un gobernador -que pidió no ser identificadoy un alto ejecutivo de una petrolera competidora.
YPF también está afectada por otros asuntos sin resolver. Tiene dos litigios en los Estados Unidos. Uno es por la expropiación del 51% de la compañía. Según el fondo Burford que se quedó con los derechos de la familia Eskenazi, que tuvo hasta 25% de la empresa antes de la expropiación-, YPF debió realizar una oferta pública de acciones. Al no realizar ese procedimiento, quedó expuesta a un juicio. Según Sebastián Maril, el abogado que conoce este pleito como nadie, el resarcimiento que pueden llegar a reclamar Burford y otro fondo puede ascender a US$ 20.000 millones. En 2020, YPF perdió US$ 1.000 millones. Le cuesta reponerse.w