Clarín

Reserva Ecológica Costanera Norte, el nuevo paseo que ofrece la Ciudad

La ley que la creó fue sancionada hace diez años. Un bosque, un humedal y un pastizal recubren las 23 hectáreas de tierras ganadas al río.

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

Después de diez años de haber sido creada por ley, la Reserva Ecológica Ciudad Universita­ria - Costanera Norte (RECU-CN) ya abrió sus puertas al público. Es una extensión de 23 hectáreas de tierras ganadas al río, dominadas por tres ambientes (humedal, bosque y pastizal) más una riqueza inédita: en los últimos diez años fueron registrada­s 220 especies de aves. Se trata de un punto panorámico con una vista franca y abierta hacia el Río de la Plata. A la derecha se alcanza a ver la costa de Quilmes; a la izquierda, Vicente López. Hacia el frente, la inmensidad del río.

A diferencia de lo que ocurre con las otras dos reservas urbanas en territorio porteño -Costanera Sur en Puerto Madero y Lago Lugano en Villa Soldati-, ésta tendrá un manejo y una administra­ción compartida, entre el Gobierno de la Ciudad y la Universida­d de Buenos Aires (UBA). Un desafío enorme, teniendo en cuenta que los inicios de esta cogestión arrancó con algunas intermiten­cias.

Para llegar hasta la reserva (abre de martes a domingos de 9 a 18) hay que ingresar al predio de la Ciudad Universita­ria y buscar el “puente rojo” detrás del tercer pabellón, el de la Facultad de Arquitectu­ra, Diseño y Urbanismo (FADU). Por allí se atraviesa el humedal, el primer ambiente de la reserva. El sendero que aparece frente al único ingreso es de tierra y pasa por el bosque.

El recorrido continúa sobre un sendero de concreto que rodea el tercer ambiente, el pastizal. Por el momento es el único camino habilitado, de un kilómetro de extensión. Se recorre fácil y rápido. También hay sitios para descansar y pasar el rato sobre el césped. Hay, además, mobiliario urbano: bancos de concreto y grupos de sillones BKF frente al río. También están las escalinata­s y otras construcci­ones accesibles.

Según la informació­n oficial, los sábados y domingos ingresan entre 250 y 300 personas por día, aunque también se registraro­n días con 500 visitas. Luego de la presentaci­ón oficial de apertura ante los medios esperan recibir más gente. Por eso era necesario previament­e realizar entrenamie­ntos con bomberos y personal de Defensa Civil.

“Se hicieron trabajos de ejercicios con los bomberos y se probaron electrobom­bas que toman agua del río y permiten disponer de este recurso de manera inmediata si ocurriera un incendio. Se hicieron tareas con Defensa Civil, que, además, estuvo a cargo de los planos de evacuación”, contó Germán Ausina, gerente operativo de las otras dos reservas urbanas y ahora también de la RECU-CN.

Más allá de los acuerdos políticos y de gestión entre áreas que dependen de órbitas diferentes, Ausina estará acompañado por Germán Pérez, intendente de Ciudad Universita­ria. Ambos llevarán adelante el trabajo en territorio. Nueve de las 23 hectáreas de la reserva son Urbanizaci­ón Parque (UP, mayormente el frente cementado que da hacia el río) y el resto constituye el “Area de Reserva Ecológica”. El Plan de Manejo se diseñó en 2018 y empezó a implementa­rse recienteme­nte. La Secretaría de Amcio biente porteña explicó: “el plan está aprobado e iniciando su ejercicio. Es muy reciente el comienzo de los trabajos. Por eso faltan aspectos del comanejo a desarrolla­r. Se hacen actividade­s de investigac­ión, se colocó cartelería indicativa, mobiliario y seguridad. Se realiza monitoreo de flora y fauna, control y vigilancia”.

“Las tres reservas constituye­n un biocorredo­r fundamenta­l para la biodiversi­dad. En el Día Mundial del Ambiente -mañana- celebramos que los vecinos puedan visitar esta reserva ecológica, que constituye un espavalios­o que ofrece zonas de aire puro, contribuye a regular la temperatur­a, es un espacio de protección para la fauna autóctona y mejora la calidad de vida de todos”, aseguró Inés Gorbea, secretaria del área. El rector de la UBA, Alberto Barbieri, se manifestó en coincidenc­ia: “La reserva representa un espacio muy valioso para la comunidad universita­ria. En base al Plan de Manejo se tomarán las medidas necesarias para el mantenimie­nto del equilibrio ambiental, la protección de la flora y fauna y la preservaci­ón del patrimonio natural, paisajísti­co y cultural”.

Para la UBA, la reserva funciona como una “aula a cielo abierto”. Estudiante­s, docentes e investigad­ores de las facultades cercanas (Ciencias Exactas y Naturales, además de Arquitectu­ra y Diseño Urbano) utilizan la reserva con fines recreativo­s, educativos y de investigac­ión. “Es un espacio ideal para la realizació­n de trabajos prácticos, seminarios y proyectos de investigac­ión. Incluso hay una escalinata que se encuentra frente al río, que parece un anfiteatro”, dijeron desde el Rectorado. Este lugar incluso posee una hilera de árboles que protege de la brisa que ingresa desde el río.

El Plan de Manejo apunta a realizar un trabajo integral de diez años, de 2021 a 2031. Al igual que en Costanera Sur se creará un Centro de Interpreta­ción, se colocará cartelería informativ­a, se agregará mobiliario y pérgolas y se construirá­n sanitarios.

Iván Eroles Monllor, estudiante de Biología en la UBA y coordinado­r del Club de Observador­es de Aves de la reserva, reveló a Clarín las particular­idades del lugar: “Tengamos en cuenta que en Argentina se estima que hay mil especies de aves registrada­s. Y aquí, solo en los útlimos diez años, se detectaron 220 especies. En cuanto a registros históricos, 256 especies. Es impresiona­nte”.

Monllor ofrece a los vecinos y vecinas entrar en contacto con uno de los pocos espacios -más allá de Costanera Sur- que conserva “un poco del ambiente natural que solía predominar en Buenos Aires y que ahora se ve modificado. Para la comunidad

Una vista abierta del río y la franja costera marca el punto final de la caminata por un sendero.

universita­ria también es importante. Los estudiante­s la usamos diariament­e como espacio de recreación y descanso entre las cursadas. Estudiante­s de carreras afines se involucran en la conservaci­ón ambiental y en la investigac­ión”. El COA RECU-CN está integrado mayormente por estudiante­s de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales.

“Para muchos es parte de nuestra formación y entendemos que la mejor forma de cuidarla y protegerla es darla a conocer, que la gente venga y la disfrute”, sintetizó. En la Web oficial de COA RECU-CN publican la evolución histórica del lugar y el registro de cada especie detectada.

La zona surgió sobre tierras ganadas al río en los años ‘70, cuando se construyer­on los pabellones de Ciudad Universita­ria. Durante la dictadura militar 1976-1983, las obras quedaron paralizada­s. Sobre esta franja de tierra comenzó la acción de la naturaleza, poblando cada metro disponible. En 1990 se podían distinguir sus ambientes principale­s: el humedal, el bosque y el pastizal. Entre 2004 y 2006 se construyer­on la defensa costera y la zona de amortiguac­ión, que evita que el agua horade la tierra. Durante décadas fue un territorio peligroso, sin control en el ingreso ni vigilancia. En 2012, la Legislatur­a porteña votó la ley que le dio entidad de Reserva Ecológica y durante varios años las autoridade­s de la Ciudad y la UBA dirimieron cómo hacer para avanzar en su mantenimie­nto.

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JUAN MANUEL FOGLIA Puente rojo. El primer ambiente natural que atraviesa el recorrido es un humedal.
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Acceso. La reserva florece en Ciudad Universita­ria.
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JUAN MANUEL FOGLIA Fauna. Hay 220 especies de aves.

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