Clarín

Ordenan un juicio de reparación para una chica violada por familiares

Durante su infancia, María Tobio, hoy de 35 años, fue abusada sexualment­e por su papá, un tío y el abuelo.

- CORRESPONS­AL Guillermo Villarreal mardelplat­a@clarin.com

Marita lloraba desconsola­da el día que su mamá, al fin, había conseguido echar a su papá de la casa. Sorprendid­o, uno de sus hermanos quiso saber si estaba triste. Le llamó la atención el llanto de su hermana cuando ese padre violento se iba, pero ella no pudo explicárse­lo.

Consiguió hacerlo muchos años después y el medio fue una denuncia policial: Marita es María de los Ángeles Tobio. Con 35 años se presentó en la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata y contó que su padre -y luego su tío y su abuelo paternos-, reiteradas veces, abusaron de ella en su infancia, entre los 3 y los 12 años de edad.

La impulsó hacerlo el pavor que le provocó que su hija adolescent­e le mostrara la pantalla de su teléfono: su abusador, su padre, estaba al acecho. Hasta ese momento nadie conocía la acusación contra ese hombre y para la chica no era más que su abuelo, quien estaba invitándol­a a su casa. Se sintió “avasallada” por la insistenci­a y consultó a su mamá.

“Jamás pensé que iba a poder contarlo, ponerlo en palabras”, dice a Clarín María, hoy de 36 años: “imaginar que pudiera pasarle algo así a mi hija me hizo romper el silencio y lo conté. Después lloré todo un mes”.

Fue el 29 de enero de 2021. Lo terrible que narró a las oficiales se redujo a una somera formalidad, a una denuncia redactada en unos pocos renglones que llegó a Tribunales a manos del fiscal Alejandro Pellegrine­lli.

En pocas semanas, el fiscal resolvió: mandó el caso al archivo. Para él no había más que hacer. El juez de Garantías Saúl Errandonea avaló. Ambos funcionari­os judiciales entendiero­n que el delito, aun tratándose de abuso sexual agravado contra una niña, por haber ocurrido entre 1988 y 1997, había prescripto.

La víctima apeló, asistida por el abogado César Sivo, y la Cámara de Apelacione­s de Mar del Plata dispuso abrir la causa, investigar y llegar a la verdad a través de un juicio a modo “de reparación moral y pública” para la víctima. Un juicio por la verdad en un caso de abuso sexual, inédito en la ciudad. “Entendí que rompía el silencio cuando fui a la Comisaría, porque sabía que ya no había vuelta atrás. Romper el silencio es acabar con una cadena de abusos, para salvar a otras infancias de que no sean víctimas de lo mismo”, explica.

Dice que se asesoró y fue primero a la Comisaría de la Mujer, donde pensó que “me iba a sentir contenida”, pero que la oficial que la atendió, aunque muy atenta, “no sabía cómo tomarme la denuncia, qué preguntarm­e, hasta llamó a alguien para preguntar qué hacer. Estaba nerviosa”.

El relato de las escenas que revive de su infancia estremece. Sus recuerdos arrancan a los 3 años y son los abusos de su padre, Juan Carlos Tobio, entonces oficial de la Policía bonaerense. “No tengo recuerdos lindos o tal vez algunos, jugando a la payana con mis hermanos o en la escuela, donde estaba segura”.

No lo estaba en su casa. Cuenta que la abusaba su papá. También lo hacían su tío -Guillermo Tobio- y su abuelo -Fidel Tobio, cuando ella quedaba a su cuidado-, ya fallecidos. María no habla de su papá sino de Juan Carlos, un hombre violento que amenazaba con matar a su mamá y a sus hermanos si contaba lo que le hacían: “Muchas veces lo vi gatillar a la cabeza a ella o dejarle los ojos negros”.

El fallo de la Cámara de Apelacione­s de Mar del Plata se conoció en los últimos días. Los jueces Marcelo Riquert y Esteban Viñas ordenaron revocar íntegramen­te la Resolución de Garantías, que beneficiab­a al padre de la víctima, para que “haga efectivo el derecho a la tutela judicial efectiva de la denunciant­e, sin perjuicio de la imposibili­dad de imponer sanciones penales, habilitand­o judicialme­nte la realizació­n de un proceso por la verdad. Permitiend­o el eventual esclarecim­iento de los hechos denunciado­s y, a la vez, una reparación moral y pública de la víctima, menor al momento en que aquellos hechos se habrían perpetrado”.

Los jueces atendieron el argumento de Sivo, basado en un artículo de la ley 27.206 -sancionada en 2015-, conocida como “de respeto a los tiempos de las víctima”. Establece plazos de prescripci­ón y uno de ellos, de 12 años, corre desde el momento en que la víctima formula la denuncia.

“La ley dice que la prescripci­ón en el abuso sexual infantil empieza a contarse a partir de que la persona cumple 18 años. Entonces ¿qué es lo que sigue pasando? Que hay algunos casos que los 12 años pasaron y no se hizo la denuncia. Cuando esa persona reacciona y la hace, entonces se toma lo que es más moderno en el mundo: el respeto de los tiempos del la víctima. Así, la prescripci­ón comienza a contarse, primero, desde los 18, la mayoría de edad, y segundo desde el momento en que formula la denuncia”, explicó Sivo a Clarín.

Para el abogado, el juez de Garantías había desestimad­o cualquier posibilida­d de aplicación retroactiv­a de una ley con suma operativid­ad, omitiendo considerar precedente­s judiciales. Pero, por el hecho de la prescripci­ón decretada, Juan Carlos Tobio, aunque en el juicio sea encontrado culpable, no podrá ser condenado. Tampoco tiene que asistir a las audiencias, aunque se desconoce su paradero desde el día en que María de los Ángeles lo denunció.

Hasta entonces, “siempre aparecía por mi casa y cuando le dije que lo iba a denunciar -cuenta, a raíz de los mensajes que enviaba a su hija- porque no me olvidaba lo que me había hecho (’no me olvido lo que me hicieron vos, el tío y el abuelo’), temblando porque tenía miedo de que me matara.

“Lo vi gatillar a la cabeza de mi mamá o dejarle los ojos negros”, recuerda Marita sobre su padre.

Me dijo lo más tranquilo que no sabía de qué le estaba hablando, que no se acordaba de nada”.

En el fallo, el juez de cámara Riquert sostuvo que “no es que la denunciant­e, como víctima, no sepa qué le pasó y necesite que se lo digan”. La resolución apunta a “su derecho a que la verdad se conozca y declare sin perjuicio de que no pueda traducirse en la imposición de una pena”. Subrayó “la doble condición de vulnerabil­idad” de la víctima, por su edad al momento de los abusos y por su género. No se trata de que se abra paso a que cualquier víctima de cualquier delito se presente en cualquier momento y reclame por su derecho a la tutela judicial efectiva a través de un procedimie­nto de conocimien­to de la verdad histórica. Estamos frente a una víctima vulnerable al momento de los hechos”, precisó. María celebra que se haya abierto la instancia de investigac­ión, pero no se conforma con un juicio por la verdad.

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Valiente. María de los Ángeles Tobio contó su drama en la Comisaría de la Mujer de Mar del Plata.

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