Clarín

La primera final de la NBA fue para Boston porque pensó y supo cambiar a tiempo

El entrenador argentino analiza las claves del triunfo del equipo visitante por 120-108.

- SAN FRANCISCO, EEUU. Oscar “Huevo” Sánchez Especial para Clarín

Esta final de la NBA es muy especial. Un dato asombraba en la previa: si se suman las presencias de estos jugadores de Golden State en finales, habían disputado 123 partidos en series decisivas por el título. Es apenas la tercera vez en la historia que una franquicia llega a las Finales con más de cien encuentros de experienci­a en esta fase, repartidos entre su plantel. Y lo curioso es que enfrente tuvo un adversario con jugadores que jamás habían participad­o en una serie final.

Sin embargo, la frialdad de los Celtics para no desesperar­se ante la adversidad de estar 15 puntos abajo llevó a cambiar su juego y a tener un sorprenden­te parcial de 15-0 y un último cuarto fantástico de 4016. Así Boston ganó de visitante por 120-108 y se adelantó en la final que continuará mañana, desde las 21 de la Argentina.

Los Celtics comenzaron con demasiada permisivid­ad, especialme­nte con grandes defectos técnicos, como la defensa del bloqueo directo, más la poca agresivida­d en la salida de las cortinas indirectas, que en su mayoría recibía Stephen Curry. En la primera situación de pick and roll, la defensa del bloqueador quedaba siempre atrás, como esperando que penetrara justo el mejor tirador del mundo, que sacó ventaja frenándose y lanzando. Recordemos que la estrella de Golden State tiene como su cualidad más gravitante lanzar tras el dribbling. Y en los bloqueos indirectos, Curry salió siempre sin negación al cambio. Por eso sus 21 puntos en el primer cuarto estaban justificad­os, además de que los Warriors corrieron más.

El problema pasó en que ante la poca insinuació­n de Kevon Looney y Draymond Green por mirar al aro, los defensores flotaban y por ende todo se transforma­ba siempre en un dos contra uno.

En la otra franja del campo, Boston abusó de un juego que por momentos fue anárquico. La poca movilidad ofensiva y el abuso de tiros a distancia de Jayson Tatum y Jaylen Brown favorecían a los locales.

El segundo cuarto comenzó igual, a diferencia de que los Warriors hicieron más largo su equipo. Tanto Andre Iguodala como Otto Porter Jr. producían y encontraba­n tiros lejanos al cesto. Y se vio el movimiento que ya es marca registrada de roll corto, previo pick de Green, con éste asistiendo al vuelo de sus compañeros. Parecía que Golden State lo tenía controlado atrás y adelante. Pero todo cambió.

¿Cómo lo hicieron los Celtics? Entiendo vital el cambio de hombres y de formación. El entrenador Ime Udoka puso cuatro externos y un falso pivote como el magistral Al Horford, quien juega vertical y como interno a 8 metros del aro. El pase extra y su confianza son sustentos de este espléndido momento de su carrera. Esta formación primero le dio versatilid­ad defensiva al equipo. Boston normalment­e usa un 44 por ciento de cambio en las posesiones del rival y al ser prácticame­nte todos perimetral­es, a la primera cortina directa hacía uso del cambio de asignación.

Marcus Smart lució como siempre atrás, pero si bien Tatum tuvo un juego adelante para el olvido, en defensa jugó bárbaro. Klay Thompson fue controlado siempre y Derrick White, que cada vez está mejor, lo corrió a Curry por todos lados. Todos sostenían y controlaba­n la defensa del balón y cualquiera de esos perimetral­es podía defender a los internos locales, ya que nunca pesan por su desequilib­rio individual pero sí por rebotes ofensivos (Looney) o por correr y pasar, pero sin decisión ofensiva (Green).

Además del cambio de nombres, Boston subió la defensa en los picks

y pudo correr más y mejor que los Warriors. El cambio y el desequilib­rio no fueron sólo atrás. También se vio en la concepción del juego ofensivo, donde pasó de la anarquía de la primera mitad a rotar el balón, castigar las ayudas y luego a las rotaciones. El campo se hizo más ancho con el rendidor White y Payton Pritchard en una esquina.

Golden State juega en defensa como en ataque, moviéndose y rotando, pero esta vez la formación del visitante extendía las ayudas y hacía rotaciones más lejanas que no pudieron ser controlada­s. No es casualidad que haya ganado Boston.

Lo justifico por lo que les mencioné y porque sus antecedent­es lo avalan. Son mejores de visitante que de local. Estos Celtics tienen calma, no se desesperan en parciales adversos. Siempre los tenés ahí. Y en el primer partido de esta final revirtiero­n la desventaja con un gran cambio táctico.

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