Ida y vuelta con historias para ser contadas
Subirse a un taxi en cualquier gran ciudad de Estados Unidos siempre fue una experiencia distinta. La inmensa mayoría de los conductores son inmigrantes y es fácil notarlo por la música que suena en sus autos o incluso muchas veces por el escaso manejo del inglés.
Con el uso masivo de las aplicaciones para pedir autos el asunto hasta se simplifica porque uno sabe de antemano algunos datos del chofer. Pasó hace unos días en Washington, con un grupo de argentinos que debía moverse durante la noche dentro de la ciudad.
El Uber que tocó a la ida lo manejaba Mohamed y en su enorme Toyota sonaba música oriental. Sin embargo, cuando oyó que sus pasajeros hablaban español casi que pidió la palabra. Contó que había nacido en Mauritania, una República Islámica del noroeste de África que de adolescente había huido con parte de su familia a España y que había quedado varado en Washington en la pandemia, pero que estaba trabajando con el auto para juntar plata y volver a España.
El chofer de la vuelta no hablaba español, pero tenía ganas de hablar. Y cuando supo que sus pasajeros eran argentinos desplegó sus conocimientos de fútbol arrancando por Kempes, pasando por Batistuta y terminando son su héroe Sadio Mané. Mambrú -dijo llamarsenació en Senegal pero a bordo de un impresionante Tesla cuenta la emoción a distancia que le provocó ver su pequeño país consagrarse campeón de África y la expectativa que le genera el Mundial de Qatar.
De deseos y sueños. De historias para ser contadas en breves recorridos, donde cada viaje siempre puede tener algo de especial.