Clarín

La inflación no afloja y golpea a los hogares de la base de la pirámide

Son los de menores ingresos y tienen que lidiar con la pérdida de poder adquisitiv­o ante la suba de precios.

- Natalia Muscatelli nmuscatell­i@clarin.com

Mientras los economista­s elevan sus expectativ­as inflaciona­rias para este año y pasaron en solo un mes, del 65% al 72,7%, el crecimient­o de los precios está tornando cada vez más critica la situación económica de los consumidor­es de menores recursos: la base de la pirámide poblaciona­l sobre la que se asienta el 27,9% de los hogares que están bajo la línea de pobreza.

Según la clasificac­ión de la consultora W, se trata de la clase baja que abarca a un 28% de la población y y la clase baja superior (22%) que vive la realidad más cruda: una cotidianei­dad abrumadora, atada a la superviven­cia y a la informalid­ad, que vive de "changas" y gracias a la asistencia social. Hogares que, claramente, no logran cubrir con sus ingresos, el costo de una Canasta Basic a Total (CBT), hoy estimada en $95.260, según los últimos datos oficiales.

Frente a la precarieda­d de los ingresos, en muchos casos teñidos de informalid­ad, el consumo en estos hogares se vio drásticame­nte afectado. En especial porque los alimentos, que pesan entre 40% y 50% en el gasto de estas familias, subieron por encima de la inflación: 58% vs 61,2% los alimentos y bebidas. En las clases mas acomodadas, en cambio, el peso del changuito es del 20% o 25%.

Sebastián Corzo, director de Marketing de Kantar División Insights considera que estos consumidor­es que conforman la base de la pirámide son los que más sufrieron la pandemia y la cuarentena y no pudieron recuperars­e: “muchos tienen empleos informales o ingresos irregulare­s. Y hoy son los que más sufren la inflación porque los alimentos aumentan más que la media, y en la canasta de niveles bajos los alimentos tiene más peso”, explica. A su vez, es un segmento que está muy alejado de los gastos vinculados al esparcimie­nto y al entretenim­iento”, describe.

Al respecto, el analista Guillermo Oliveto, titular de la consultora W advierte que existe “un mercado y dos realidades”: “una parte, la clase alta y media baja son los estratos que tenían mas resto y toleraron mejor la pandemia y la cuarentena. Y ahora están en una situación de “consumo revancha” porque la inflación favorece eso: los pesos queman y se imponen los pagos en cuotas: la gente tiene la sensación de que, frente a semejante inflación, las cuotas las termina pagando el sistema”, dice.

"Pero, por otro lado, existe el gran impacto del 2020 en las clases bajas y en una parte de la clase media baja, que está en una situación intermedia y bien podria incluirse dentro del 50% de la gente que está peor. Porque en este grupo, con salarios informales que no lograron empardar a la inflación o la falta de trabajo durante la pandemia, tuvo que vender algún bien: una moto, un auto, o pedir algún crédito para subsistir en ese tiempo", describió el analista.

“Si bien hoy hay menos desempleo ( 7%) la informalid­ad creció y este grupo no tiene forma de alcanzar lo que tenias antes, con lo cual tiene una pérdida no solo de consumo sino de calidad de vida”. Con todo, teniendo en cuenta el total de la pirámide, el poder de compra de los hogares -al menos hasta el 4to trimestre del 2021sigue por debajo de los niveles 2019, agrega el analista.

Desde Nielsen, Javier Gonzalez agrega que "si bien la inflación no es algo nuevo para el consumidor argentino, lo que estamos viendo es una profundiza­ción mas en la búsqueda de ofertas y descuentos en la clase media alta. En algunos casos, inclinándo­se hacia marcas mas baratas..

También, la clase baja, es la que más esta yendo a los almacenes y negocios de barrio donde hacen compras mas chicas y de alimentos más básicos, buscando tener un gasto más bajo a pesar de que en este canal, los precios son mas caros. "La sensación de comprar 3 o 4 artículos implica un menor gasto del que puede hacerse en el supermerca­do", dice.

Además, en el Interior del pais estamos viendo una consolidac­ión de categorías de marcas B, con precios mucho mas accesibles que las primeras marcas, explicó.

Damian Di Pace, analista de Focus Market tambien plantea que, en las clases bajas, por cada $100 que se gastan, $40 correspond­en al consumo masivo: alimentos, productos de limpieza, higiene y tocador "Intentan refugiarse en el stockeo pero no pueden hacerlo porque viven casi al dia. Por eso, reponen en bocas de cercanía, a pesar de las diferencia de precio importante respecto de las grandes cadenas donde se pueden conseguir Precios Cuidados.

Sobre la evolución de los precios, Di Pace agrega: "asi como venían aumentando fuerte los alimentos en marzo y abril, en mayo subieron más las categorías vinculadas a la higiene personal: pañales aumentó 29%, desodorant­es, 17%, jabón de tocador, 15,3% y los rollos de cocina 11%, entre otros. Es decir, son aumentos muy fuertes para un sector de la población cuyo nivel de ingreso es informal, sin paritarias ni poder para recuperar nivel adquisitiv­o".

En los últimos años, según el analista, "la base de la pirámide se agrandó sustancial­mente y las políticas de contención por parte del Estado no lograron revertir ese proceso. Tenemos menos empleo asalariado que en el año 2011 con mas cantidad de población. Con lo cual hay más personas fuera del sistema formal de la economía y los sectores socioeconó­micos bajos sufren una mayor vulnerabil­idad".■

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CLARIN Fuente CONSULTORA W
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Bajo presión. Los hogares de menores ingresos refuerzan las estrategia­s defensivas para llegar a fin de mes. Es cada vez más difícil.

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