La amenaza de boicot empaña el inicio de la Cumbre de las Américas en Los Ángeles
El encuentro es organizado por la Casa Blanca y comienza mañana. Pero México, entre otros países, y el bloque del Caribe afirman que no participarán en rechazo a la decisión de Biden de no invitar a las autocracias de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
El presidente de EE.UU. Joe Biden espera que la Cumbre de las Américas siente nuevas bases con América Latina y el Caribe, pero arranca este lunes sobre arenas movedizas debido a las amenazas de boicot de países como México, en plena crisis migratoria. Cuando faltan horas para su apertura en Los Ángeles, la ciudad que alberga la mayor comunidad hispana de Estados Unidos, el anfitrión sigue sin revelar la lista de gobernantes invitados, que se ha convertido en la lista de los desencuentros.
Su insinuación hace unas semanas de que no invitaría a Cuba ni a los autócratas de Venezuela, Nicolás Maduro, y Nicaragua, Daniel Ortega, a quienes considera ilegítimos desde su reelección, abrió la caja de los truenos. México, Bolivia, Guatemala, Honduras y el bloque de 14 naciones del Caribe han puesto en duda su asistencia. Según EE.UU. esos tres países no cumplen con la Carta Democrática Interamericana que, efectivamente, demanda democracia plena como condición.
No sería la primera vez que Cuba asistiera a una de estas cumbres, puesto que lo ha hecho en las últimas dos ediciones. A Biden le preocupa sobremanera una ausencia del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en esta novena reunión de los países de la región.
“Nuestra relación con México es y seguirá siendo positiva” y el presidente estadounidense “quiere personalmente” que López Obrador asista, afirmó esta semana Juan González, el principal asesor de la Casa Blanca para las Américas.
Debido al problema migratorio EE.UU. necesita a López Obrador y él “ve que la posición de desafiar a Biden le hace aparecer como un líder latinoamericano”, declaró a la AFP Michael Shifter, profesor de la universidad de Georgetown. “Todo el drama sobre quién va a participar y quién no y por qué motivos -añadedemuestra que hay una gran desconexión” y que EE.UU. “pierde influencia sobre todo en América del Sur pero también en México”, aunque existe “mucho poder blando”, de las empresas “que siguen siendo muy influyentes”. También lo es China, que se ha convertido en un socio consolidado para la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, y el de Argentina, Alberto Fernández, se unieron al llamado a extender las invitaciones a todos aunque con diferentes tonos, pero acudirán a la cita. “Hemos sido muy respetuosos con la diferentes perspectivas”, dijo Juan González.
Un elemento que pesa en la decisión de EE.UU. es el impacto negativo en el electorado de Florida, con vistas a las legislativas de noviembre, si la Casa Blanca invita a los dictadores de Venezuela, Cuba o Nicaragua.
Una visión optimista indica que la cumbre posiblemente concluya con acuerdos en temas como el crecimiento económico, la recuperación pospandemia, la lucha contra el calentamiento global y la migración. El lunes, justamente, de la apertura, en el sur de México una caravana de 11.000 migrantes venezolanos prevé poner rumbo hacia EE.UU., cuya frontera intentan cruzar cada día unos 7.000 migrantes indocumentados.
La migración puede también pasarle factura a Biden en las elecciones de noviembre, en las que podría perder el control del Congreso. Washington espera alcanzar un acuerdo para integrar a los migrantes en los países de acogida y gestionar mejor la crisis.
El desarrollo económico es otra preocupación general, pero requiere el desembolso de fondos y está por ver si EE.UU. sorprende con un anuncio. “No veo a la administración aparecer con fuertes compromisos financieros”, sino más bien “competir en igualdad de condiciones con al menos un cierto número de socios” como Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Canadá, Chile, Uruguay y Colombia, afirmó Manuel Orozco, director del Programa de Migración, Remesas y Desarrollo del Diálogo Interamericano en un encuentro virtual con la prensa, especificando que no descarta incluir a México en el bloque.
Benjamin Gedan, del Programa Latinoamericano del centro de estudios Woodrow Wilson International Center for Scholars, estima que “el barómetro real para esta cumbre será si Estados Unidos ofrece acceso significativo a nuevos mercados, préstamos y asistencia exterior para apoyar la recuperación económica y la infraestructura en la región”.
A nivel diplomático la cumbre, que concluirá el 10 de junio y que se celebra con la guerra en Ucrania como telón de fondo, permitirá a Biden reunirse con algunos presidentes. Entre ellos el brasileño Jair Bolsonaro, un aliado del expresidente estadounidense Donald Trump y con quien el actual inquilino de la Casa Blanca no se encontró en casi año y medio que lleva en el cargo. ■