Clarín

¿Se puede llegar así al 2023?

La pelea entre Alberto y Cristina crece. Tras el acto que compartier­on por YPF, el Presidente tuvo que echar al ministro Matías Kulfas. La coalición oficial se atomiza. El humor social no mejora. La gestión del Gobierno es muy deficitari­a.

- Eduardo van der Kooy nobo@clarin.com

La Argentina se está convirtien­do en un punto de observació­n en la región. Sus niveles de incertidum­bre son similares a la mayoría de los países. Los registros de insatisfac­ción social y ausencia de expectativ­as también resultan altísimos. La crisis económica es más antigua y estructura­l que otras. La combinació­n de esos factores tensiona y erosiona al sistema democrátic­o y complica la gobernanza. Pero no se avizora, al menos todavía, la posibilida­d de algún episodio disruptivo que altere de modo drástico el tránsito hacia el recambio presidenci­al.

Se trataría de un punto distintivo respecto de otras experienci­as recientes. Gabriel Boric llegó al Palacio de la Moneda en Chile luego de un 2019 con 150 días de violentas protestas que forzaron al ex presidente Sebastián Piñera a llamar a un plebiscito para modificar la Constituci­ón. Resultó una válvula de escape. Perú tuvo tres presidente­s en cinco años. Semejante desestabil­ización derivó en la administra­ción actual del izquierdis­ta Pedro Castillo, sin base parlamenta­ria. En menos de un año atravesó dos mociones de destitució­n. Colombia, después de décadas de uribismo, en un contexto de protestas, violencia y muerte, consagró para la segunda vuelta al ex intendente de izquierda, Gustavo Petro, e impensadam­ente al empresario y también ex alcalde de Bucaramang­a, Rodolfo Hernández.

En la Argentina, el gobernante Frente de Todos está dividido. Desde la cima que componen Alberto y Cristina Fernández. Nada indica que, juntos o no, desaparezc­an de la competenci­a para el 2023. La mayor oposición continúa siendo Juntos por el Cambio. Aspirante a regresar al poder. La nota disruptiva, que en otros países surgió de manera repentina, se conoce aquí con mucha antelación. Se trata del diputado libertario, Javier Milei. Entre todos ellos, según la unanimidad de encuestas, se repartiría el 90% del electorado. Cifra que en 2019 hegemoniza­ron las dos coalicione­s. Nada garantiza a futuro, sin embargo, la aparente previsibil­idad política de hoy. Amenaza la mecha corta de la sociedad, que supo describir el consultor Guillermo Oliveto.

Esa posibilida­d sería una de las razones que desvela a Cristina. La principal, claro, es su situación judicial. Pero el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, escuchó de boca de ella muchas preguntas sobre los movimiento­s sociales, el abastecimi­ento de planes y los sectores piqueteros no oficialist­as –de la izquierda dura-- que están aumentado su presión callejera. Ronda en el Instituto Patria el temor a alguna chispa que derive en un estallido social.

Ninguna preocupaci­ón está exenta de intereses políticos. Zabaleta quiso dejar claro que su conversaci­ón con Cristina ocupó aquel tema. No su renovado acercamien­to para retornar en 2023 a Hurlingham, su distrito, con el objeto de fortalecer la elección. Menos, la conjetura de su distanciam­iento con Alberto. También sería genuina la inquietud de la dama por el presente de los movimiento­s sociales. Resulta difícil obviar una novedad que llamó la atención en el Instituto Patria. La aparición con formato de campaña en La Matanza de la diputada provincial, Patricia Cubría. Un desafío para el barón Fernando Espinoza, baluarte de Cristina. Cubría es la mujer de Emilio Pérsico, jefe del Movimiento Evita. Enfrentado con La Cámpora. Uno de los principale­s sostenes del Presidente.

Nadie en el kirchneris­mo supone que detrás de esa maniobra no esté el aval presidenci­al. Porque, aunque cueste creerlo, Alberto piensa que sin perforar la fortaleza K le será imposible cualquier proyecto electoral para 2023. Podrían deducirse varias cosas. Que cree estar en carrera. No prevé ningún contratiem­po extremo que pueda detenerlo. Pareciera dispuesto, si fuera necesario, a competir en una interna en la coalición oficial. Exactament­e opuesto al diagnóstic­o de Cristina: dice que su delfín del 2019 es un caso perdido. Está pendiente de cualquier posible alteración social. Considera que el “albertismo” es una expresión política extinguida en el Frente de Todos.

Por eso la aparición conjunta del Presidente y la vice en el centenario de Yacimiento­s Petrolífer­os Fiscales (YPF) respondió solo a una convergenc­ia de necesidade­s. Cristina controla políticame­nte la empresa. La estatizó en 2012 con un costo sideral. Hay pendiente en Nueva York un juicio por US$ 14 mil millones.

Pero es una parte de su relato que no piensa resignar: la presunta recuperaci­ón de soberanía. Alberto decidió compartir esa escena después que supo de la presencia de la dama.

Lo que no imaginó el Presidente fue que la vicepresid­enta aprovechar­a la circunstan­cia para volver a castigarlo. No sólo con las señales de su mensaje. Consiguió al final del capítulo algo que perseguía hace rato: la separación de Matías Kulfas. Pudo haber sido la causa -o no- el off de record del funcionari­o con el cual rebatió a Cristina supuestas concesione­s a empresas en la construcci­ón del gasoducto

que saldrá de Vaca Muerta. Un tuit acusatorio de la vice alcanzó para despachar al ahora ex ministro d Producción. Y Alberto se inclinó.

Los kirchneris­tas –también la oposición— se interpelan ante ese panorama acerca de qué película está viendo el Presidente. Su plan, en esta coyuntura, exhibe tres tópicos. La defensa, como puede, de su gestión. El reflote de la corrupción asociada sólo a Mauricio Macri. La asunción pública de una agenda que, antes que responder a las necesidade­s colectivas, parece destinada a compensar a la vicepresid­enta.

Alberto exalta una supuesta reactivaci­ón económica –verificabl­e en algunos sectores productivo­s—pero le esquiva al problema de la inflación. Las noticias no son buenas. El índice de mayo no será menor al 5%. En junio pesarán los aumentos de tarifas dispuestos por el Gobierno. Además de la aceleració­n de precios de los alimentos que no se detiene. Su último hallazgo fue la defensa de la administra­ción de la pandemia. Raro: en el informe al Senado Juan Manzur, el jefe de Gabinete, admitió que casi 600 mil vacunas fueron desperdici­adas. Más de la mitad por haber vencido. De otros pormenores, mejor no hablar. ¿En qué quedaron las segundas dosis de la rusa Sputnik V? ¿Qué ha pasado con su fabricació­n en la Argentina y la inversión en un laboratori­o? .

Las omisiones del Presidente o sus imprecisio­nes se trasladan a otros campos. Ligó con varios casos de corrupción al ex presidente Macri. Uno provocó perplejida­d. Lo expuso en su visita a Paraguay. Señaló una supuesta diferencia de US$ 300 millones en la obra en Aña Cuá, entre lo que se había calculado en el gobierno de Cambiemos y el actual. Portavoces diplomátic­os paraguayos hicieron una aclaración: la adjudicaci­ón y los contratos se hicieron en tiempos de Macri. Con una cotización en dólares que nunca se modificó.

A esos problemas el Gobierno añade otros. Desnuda la improvisac­ión. El calendario indica, sin sorpresas, que la producción agropecuar­ia atraviesa el tiempo de la cosecha gruesa. La soja y el maíz. Amén de las campañas del azúcar y el limón. Pero falta el gas oil en más de ocho provincias. Nuestro país importa el 30%. Pero escasean los dólares. Aquel mismo calendario señala para este tiempo la inminencia del invierno. Con los primeros fríos severos de la semana pasada se vieron afectadas las clases en miles de establecim­ientos de todo el país. Con foco en la provincia de Buenos Aires. En febrero, el ministro de Educación bonaerense, Alberto Sileoni, tuvo un informe sobre las deficienci­as en muchas instalacio­nes. La respuesta fue suspender clases.

Por esos motivos, tal vez, sorprende la inmersión del Presidente en asuntos que solo interesan a la clase política. Para ser justos: a Cristina y al kirchneris­mo. ¿Alguien supone que fuera de ese micromundo puede despertar interés la modificaci­ón a la Corte Suprema? . La ampliación del número de integrante­s, que ahora son cuatro, posiblemen­te a 25. Uno por provincia. Federaliza­ción de la Corte, le llaman. En otra época fue la democratiz­ación de la Justicia. El mismo pastel.

No de casualidad el germen surgió del kirchneris­mo en el Senado. Eduardo De Pedro, el ministro del Interior, logró la adhesión en un documento de 16 gobernador­es del PJ. A la cumbre con Alberto asistieron 13 y 4 vicegobern­adores. Faltaron los peronistas Juan Schiaretti (Córdoba) y Omar Perotti (Santa Fe). El Gobierno sabe que no puede hacer esa modificaci­ón porque carece de recursos políticos en el Congreso. Pero la acción posee dos sentidos: unifica en un punto al resquebraj­ado Frente de Todos; comunica el estado de beligeranc­ia al máximo Tribunal que debe expedirse sobre cuestiones sensibles. El pleito por la coparticip­ación en la Ciudad. Los recursos presentado­s por la defensa de Cristina, en especial, en el juicio oral en curso por la obra pública.

Los jueces parecen aceptar la disputa con menos ampulosida­d. Horacio Rosatti presidió el segundo plenario del Consejo de la Magistratu­ra con la nueva composició­n que objeta el oficialism­o. Ricardo Lorenzetti y Juan Carlos Maqueda se mostraron en la asunción de Ricardo Gil Lavedra como nuevo titular del Colegio de Abogados. Carlos Rosenkrant­z habló en la Universida­d de Chile. Relativizó una frase de Eva Perón, catecismo para los K. “Detrás de cada necesidad no siempre hay un derecho”, contradijo el magistrado.

Aquel desorden doméstico tiene reflejo también en la política exterior. Alberto amenazó con no asistir a la Cumbre de las Américas en Los Angeles. Imaginó un encuentro paralelo para reivindica­r a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Países a los que Washington no invitó. Supuso una adhesión de Manuel López Obrador que jamás existió. El presidente de México terminó molesto.

Esa invención se desarrolló mientras el embajador en Washington, Jorge Argüello, gestionaba una bilateral de Alberto con Joe Biden. La consiguió para julio. El Presidente archivó entonces aquellos devaneos y estará en Los Angeles. Compulsión por las ambivalenc­ias.

 ?? ?? Martín Gusmán.
Martín Gusmán.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina